«Madrid-España»
John Conner.
El jet aterrizó en Madrid a las siete de la noche, dejándonos el tiempo suficiente para descansar en cuanto llegáramos. Los escoltas de Beltrán nos reciben en la entrada de su generosa casa. No necesitamos presentarnos, ya que al vernos de inmediato nos dan el paso.
La casa de Álvaro es... como su esposa y Georgia. Asfixiante. Tiene un jardín enorme, con muchos arbustos y flores, también una pequeña fuente de agua que puedo ver desde aquí mientras el coche avanza para buscar el aparcamiento. Georgia está ansiosa, se aferra a mi camisa con fuerza, mientras aparcamos cerca de la Fuente. Le echo un vistazo al exterior de la casa y hago una mueca.
Ventanales grandes y mucha iluminación. Puedo ver todo desde aquí.
—Extrañaba mi casa —murmura, bajando del coche.
La sigo y cierro los ojos cuando un grito me ensordece.
«Chiara»
—¡Hermana!
Ambas corren para abrazarse, gritando y sonriendo.
—Te extrañé.
—¡Y yo a ti!
Ruedo los ojos y miro la entrada de la casa, donde se encuentra un batallón de personas. De repente se me quitan las ganas de traer a Georgia y quiero largarme.
Franco y Álvaro están juntos, observando la escena. Ángela y Camila se acercan a la mocosa y le ofrecen un abrazo reconfortante, mientras que Heiner hace la misma mueca que yo. Y en un rincón cerca de los arbustos, está el hijo menor de los Beltrán, Gabriel. No tiene ni un ápice de emoción, en cambio juega con el móvil, desinteresado.
—El vuelo fue rápido, y dormí durante las dos horas. ¡Estoy famélica! —Georgia peina su cabello y continúa—. Necesito una ducha y mi cama.
Camina hasta el lugar de su papá y lo llena de besos. Él no es como su esposa, está más tranquilo y solo abraza a Georgia, dejando un beso en su mejilla.
—Te amo, papi. Te extraño mucho. Y a ti también —susurra a Franco y le da un abrazo que no es correspondido, él es como una roca.
—Ava y Santiago te estaban esperando, pero se han quedado dormidos. Por la mañana jugarás con ellos.
—¿Nadie piensa saludar a mi esposo?
—No —responden Angela y Chiara al unísono.
Como si me interesara. Estoy aquí por mi esposa, no por ellas.
Camila las ignora y se acerca para tenderme la mano, la recibo y le doy un pequeño apretón.
—Es un placer tenerlos por aquí. Gracias por venir —dice amablemente.
Asiento.
Heiner se acerca y me da un abrazo amistoso, golpeando mi espalda.
—Bienvenido, hermano.
—Ajá.
—Él es así —se disculpa Georgia.
—¿Ahora lo conoces? —pregunta Álvaro y ella borra la sonrisa.
—Iremos a la habitación. Tengo sueño.
—Aún es temprano, hija —esta vez habla Ángela—. Cenemos y hablemos un poco. ¿Te apetece comer, John?
—No.
—Vale, Georgia sí está famélica. Vamos al comedor.
Coge a su hija de la mano y se van juntas al interior de la casa. Le echo un último vistazo a Ángela y comprendo la obsesión de mi amigo. Es una mujer hermosa, a su edad es imposible no detenerse a mirarla. Ella y Georgia son dos gotas de agua.
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Dulce Enigma
RomanceDulce Enigma cuenta la historia de una estudiante de medicina y un empresario magnate. Ella decide estudiar su último año de medicina en Londres, sin saber que la estadía en ésta ciudad cambiará su vida para siempre. John Conner en un empresario mi...