Dulce Enigma

Capítulo 30

Nota antes de leer: Para las que estén interesadas en una nueva lectura, en mi perfil está disponible "Union y Odio" una historia de fantasía, monarquía y enemies to lovers.
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Georgia.

Con los años he aprendido de mis escoltas, de mi papá, Heiner y Franco. He visto la habilidad que tienen para controlar situaciones cómo estas. No suelen perder la calma, tampoco se adelantan a los hechos. Aunque, en las últimas horas, a pesar de que Jasper no me ha dado la cara hasta ahora, ni ha intentado hablarme, yo me muestro tranquila y no pongo resistencia en ningún momento. Sin embargo, los nervios están ahí, matándome por dentro. Victoria es lo primero que aparece en mi cabeza, no puedo hacer una tontería. Si intento cualquier movimiento, estoy en riesgo que Jasper me lastime y eso no es muy inteligente de mi parte. Desde el momento en que me amenazó con un arma en el restaurante, fui obediente en todo lo demás. Abordé un coche donde me ató y me obligó hacer silencio, siempre le obedecí. Ahora estoy en una habitación, es más como un sótano, parece cómodo, pero la angustia no me permite examinarlo ni pensar en otra cosa que no sea el bienestar de mi hija. John probablemente debe estar preocupado, buscándome y yo no tengo ni puta idea donde estoy.

Miro a Jasper directamente a los ojos, él me sostiene la mirada y no tiene culpa por ninguna parte. Es tenebrosa y no vacila, parece que está seguro de lo que está haciendo, de esta locura. Debí sospechar de él desde un principio, fui una idiota, pero Jasper fue inteligente, habilidoso. Nunca se acercó de más a mí y cuando lo hacía era para temas de trabajo, de la universidad. Yo... pensé que él tenía alguna conexión con mi compañera y nunca fue así. Siempre estuvo detrás de mí, me vigilaba y eso es perturbador.

Ahora mismo me ha desatado, porque cuando hemos llegado aquí, me ató ambas manos, los pies y con una mordaza que me cohibía hablar. Él tampoco lo hacía, no me ha dicho una sola palabra desde el momento en que salimos del restaurante. Lo he visto pensativo, distraído, pero seguro y enojado.

Mis manos duelen, y siento que todo me atosiga, incluida la ropa. Aquí abajo hace calor y la temperatura es una mierda. También los nervios me traicionan poco a poco, y ocultarlos es más difícil de lo que parece. Me ahogo con cada minuto, siento que son eternos. Froto mis manos para calmar mi ansiedad que hasta ahora se hace más presente, atrayendo la atención de Jasper, quien intenta verse fuerte, pero algo dentro de él lo delata y termina acercándose. Se ve preocupado ahora mismo cuando se sienta junto a mí en la cama. No dejo de frotar mis manos, mis dedos y hasta la sortija que mi esposo me obsequió hace poco tiempo, hacerlo me recuerda a él y me da un hilo de esperanza. John va a encontrarme, eso es seguro. Pero cada vez estoy más agobiada con este encierro y la presencia de Jasper.

—¿Por qué haces esto? Me lastimas.

—No te he lastimado, Georgia.

Acaricia mi mejilla, deslizando los dedos hasta tomar un mechón de mi desordenado cabello. Juguetea con él y lo peina hasta dejarlo tras mi oreja.

—¿Por qué? ¿Por qué me has traído aquí?

—No lo entiendes —aprieta mi hombro y decido que no es buena idea enfrentarlo—. Te amo, Georgia. Lo he hecho desde siempre y nunca fuiste capaz de mirarme como lo haces con ese maldito empresario. Siempre te quise, hice todo para estar contigo y mira —señala mi vientre—. Ahora tendrás un bebé, de él.

—Jasper...

Cierro los ojos, incapaz de seguir viéndole la cara a este demente. Una lágrima se desliza por mi mejilla.