Su lejanía, esa frialdad que lo caracteriza y no estar en el lugar indicado cuando fue necesario, traerán dolor al empresario Jeon Jungkook.
Queda totalmente prohibida la adaptación de ésta historia sin mi consentimiento.
Amor
Enfermedad
Dolor
Cambi...
Jungkook estaba poniéndose un pijama de raso negro cuando Youngsoo llegó a la habitación. Entró y él se volteó para mirarla.
No le gustaban sus ojeras y lo delgada que estaba, sabía que algo le ocurría pero ella no quería contarle. Eso lo estaba enfureciendo cada vez más como nunca antes lo había estado, era un sentimiento nuevo que corría por su cuerpo como la pólvora.
No era una persona involucrada en los sentimientos, no era un hombre que se perdiera por cosas de amor, sin embargo aquí estaba ahora que no sabía cómo lidiar con el peso que sentía en su pecho.
—¿Ya llegaste? —le dijo sereno, intentó sonar como siempre, no quería volver a pelear y por eso tenía una batalla interior para no dejarse llevar en algo que no podría controlar después.
Bueno hubo una vez que se dejó llevar, pero por desgracia para Youngsoo no lo recordaba.
****
Pasado
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—¿Señor Jeon se encuentra bien?
—No, estoy fatal, creo que bebí demasiado, no sé cómo ha ocurrido.
Estaba con su mano puesta en la cabeza y cogido a una columna que daba a la salida del hotel de lujo, donde había sido la fiesta para recaudar fondos, que irían a una asociación de niños desvalidos.
Youngsoo era la relaciones públicas de la empresa y estaba allí como parte del grupo WhinterJK, la empresa de los Jeon.
—¿Llamo a Rufus señor?
—No...no hace falta, ya es muy tarde y yo vine en taxi porque hoy era su aniversario de bodas. Lo dejé descansar por hoy...¿Tiene usted coche Youngsoo?
—Sí señor Jeon, vine en el mío propio pero no sé si será cómodo para usted ir ahí subido, no es gran cosa.
—¿Tiene ruedas? ¿Anda? ¿Corre? —dijo con gracia y ella sonreía al verlo tan natural. Nunca lo había visto así porque a todos los trataba demasiado formal y frío, jamás abandonaba su forma solemne de actuar.
—Por supuesto, ¿Me espera aquí? No tardaré señor Jeon.
Él asintió sonriendo y ella era feliz al verlo así tan contento. Salió sin más y volvió a los pocos minutos. Paró dónde él estaba y salió para buscarlo.
—Aquí estoy señor Jeon, lo ayudaré si quiere.
Él la miró y después torció su rostro a la columna que lo había ayudado a no caer—. Ha sido un placer señora columna, si no fuera por usted mis narices y mis dientes estarían en problemas mañana —se soltó y le hizo una reverencia.
—¡Oh! Espere...—Youngsoo lo cogió cuando estaba a punto de caer, él se agarró a su cuerpo que era más pequeño que el suyo y la miró a los ojos.
