𝟒 - 𝐋𝐔𝐂𝐈𝐄́𝐑𝐍𝐀𝐆𝐀𝐒

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NARRADOR OMNISCIENTE.

—¿Por qué me duele todo?— cuestionó la pelirroja a la pelinegra, quien sufría por dentro al ver a su hija así

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—¿Por qué me duele todo?— cuestionó la pelirroja a la pelinegra, quien sufría por dentro al ver a su hija así.

—Estarás bien, te lo prometo— aseguró.

Ambas llegaron al bosque justo a tiempo, en cuanto Aria entró al bosque cayó al suelo, e inevitablemente se comenzaron a romper sus huesos.

—Aria, pequeña, esto va a doler muchísimo, pero debes concentrarte, sentirás tanta paz y tranquilidad después de esto, estoy segura de que valdrá la pena.

Aria la observó por un par de segundos antes de ser interrumpida por el dolor que sintió cuando otro de sus huesos comenzó a romperse.

—La primera vez siempre dura más, pero eres fuerte, y te prometo que cuando esto termine te lo explicaré todo.

Las garras en las manos de Aria comenzaban a salir, y, antes de que ella estuviera casi convertida en un lobo, logró ver que el chico de ojos azules también estaba ahí.

Y que por alguna razón, la miraban orgullosos, ambos estaban a punto de llorar.

Pero como no pudo evitarlo, al romperse todos sus huesos, se convirtió en un lindo lobo blanco con gris.

—Pequeña, corre, corre y siente la brisa recorrer tu pelaje, disfruta de ese sentimiento de libertad y despreocupación, confía en mi— suplicó Klaus, antes de iluminar por un par de segundos sus ojos y mostrarle a su querida hija su lado lobuno, brindándole al mismo tiempo confianza.

Al parecer Aria lo entendió a la perfección; antes de correr libremente los observó un par de segundos y les agradeció internamente, porque aunque no los recordaba, le habían ayudado y le habían brindado la misma confianza que unos padres.

Observó las luciérnagas que volaban al rededor de ellos y esperando que pudiera expresarlo bien, sonrió como pudo, y después corrió.

Al fin después de mucho tiempo, Aria se sintió bien, se sintió libre y sin ninguna preocupación, sin importar lo que viniera después, en ese momento se sentía segura de si misma.

Corrió por el bosque sin hacerle daño a nadie, de vez en cuando escuchaba rugidos, pero todo estuvo bien en todo momento, la luz de la luna iluminaba su camino, la brisa la tranquilizaba y las luciérnagas la acompañaban.

[...]

Cuando despertó gracias a los rayos del sol que chocaban con su rostro, un escalofrío la recorrió al recordar todo lo que había sucedido la noche anterior.

Y se preguntaba si había sido real o había sido un sueño.

Antes de levantarse del césped se dio cuenta de que estaba desnuda, sin embargo Hayley, su madre, apareció entre los árboles y le dio una larga sudadera.

𝐁𝐀𝐃 𝐑𝐄𝐏𝐔𝐓𝐀𝐓𝐈𝐎𝐍 ─  Teen WolfDonde viven las historias. Descúbrelo ahora