Capitulo 1: un comienzo erótico

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Leyó una vez más el significado del nombre de su hija. A pesar de que ya habían pasado tres años y medio, le seguía fascinando, como el primer día en que la tuvo entre sus brazos. Recordó aquella temporada, con Stephie, y todos esos problemas. Se abstuvo de seguir recordándolos, dibujando una amarga sonrisa en su cara.

Naiara: significa querer. Naiara: significa deseada. Naiara: significa serena, entre todas las flores. Era perfecto, como ella, como su hija. La pequeña se agarró a la pierna de su madre.

- Mamá... - sollozó.

- ¿Qué pasa, mi vida? - dijo Martina, cogiendo a su niña en brazos y alejándose de la pantalla del ordenador.

- ¿Cuándo volverá papá? - dijo jugando con algún mechón de Martina.

- Pues... - justo en ese momento la puerta se cerró. - creo que ya está aquí.

Jorge entró, hacia el comedor. Parecía enfadado. Dejó su mochila al suelo y se dejó caer en el sofá.

- ¿Qué pasa, Jorge?

- Snade. Tuve una reunión con él.

- ¿Y...? - Martina balanceó un poco a Naiara, dejándola al lado de Jorge, en el sofá.

- Alexander está en Nueva York. - susurró. - demasiado cerca para evitar lo que planea...

- Oh. - Martina se sentó en el respaldo y acarició la mejilla de Jorge.

- No te preocupes papi, todo se arregla. - dijo Naiara, quitándole la palabra a Martina.

- Mi vida... - Jorge la agarró y le besó la frente - si, lo sé, lo sé. ¿Esto de dónde lo aprendiste? ¿De tu madre, cierto? - miró a Martina y sonrió. - No quiero que te pase nada, mi amor, eso es todo.

- Está bien Jorge, no creo que pase nada. Aun que al menos, no es una ex novia furiosa. - se burló Martina. - pero bueno, se ve que todos quieren matarme.

Jorge se levantó, vacilante. Apoyó su frente con la de Martina, teniendo a Naiara entremedio de ellos dos. La pequeña se zafó del abrazo de Jorge y saltó al suelo. Ambos sonrieron, viendo como se iba hacia su habitación de juegos. Jorge besó los labios de Martina.

- Por encima de mi cadáver. ¿Me oyes? Y menos aún cuando faltan dos meses para que nos casemos. - la agarró de la cintura y se la llevó hacia su propia habitación matrimonial.

- Ah... - un jadeó se escapó de la boca de Martina, más en forma de suspiro, por los movimientos en círculos que daba ella misma encima de Jorge. Él la agarraba de los muslos.

- Oh... así... linda... bien, bien...- siseó de placer, mientras el coño resbaladizo de Martina seguía deslizándose, arriba y abajo, por todo el falo duro de Jorge. - mmh...-La rapidez de la cabalgata de Martina aumentó, llegando a un extremo de desesperación por montarlo, por más, por el máximo placer. Por el que solo él podía darle. Jorge la apretó más contra él, arqueando sus propias caderas, metiéndose más -dentro de lo que cabía- en Martina.

- Si, si, si... - gimoteó Martina. De repente, un llanto.

- Mamá...-Martina suspiró, parando su marcha.

- No. - imploró Jorge. - termina, por favor... - le pidió, agarrándola del culo.

- Jorge, tu hija me llama, algo le ha pasado.

- Es un momento, dos minutos, nos corremos y vas...

- Jorge...- Él terminó apartando las manos de su trasero. Martina se levantó, se colocó bien las bragas, aún así, estaba empapada. Y se subió los pantis. Jorge lo observaba todo, aún tendido en la cama, con una erección de oro y con la vista aún empañada del placer. Se levantó a duras penas, cuando Martina terminó de salir por la puerta de su habitación. Dentro de cinco minutos Martina volvió a aparecer.

- A un muñeco se le había salido la cabeza. - bufó. - ¿Jorge?

Escuchó unos golpes secos, en la habitación de al lado. Entró en esa especie de mini gimnasio que Jorge había montado un año atrás, especialmente, para mantenerse en forma. Lo vio golpeando un saco de boxeo. Con sus pantalones cortos Adidas, sin camiseta. Esa tela que se ceñía bien a su culo... y a su paquete, aun que dejando algo a la imaginación. Pero como ella lo había visto todo... rió para sí misma. Se fijó en los tensos músculos de Jorge, en su espalda, en sus brazos, marcados. Era... era guapísimo. Se apoyó en el marco de la puerta. No, guapísimo no.

- Precioso. - masculló. Jorge se giró y le dedicó una sonrisa, sin dejar de golpear con energía el saco de boxeo.

- ¿Entrenas? - le dijo haciéndole una señal con la cabeza.

- ¿En que sentido? - dijo Martina, alzando una ceja, divertida.

Este es el primer capítulo! Espero que les haya gustado...voten y opinen que tal. Las quiero.

Protegeme 3 - jortini (hot)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora