Capítulo 37: La boda 2/3

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- Ya voy. – chilló Ruggero.

- Eso, tu grita más.- Ruggero  negó con la cabeza y fue hacia la entrada de su enorme casa. 

- Jorge, es tu madre. 

- ¿Trae a los niños? 

- Ajá.-Jorge se colocó un pantalón de pijama y fue a la entrada, a encontrarse con Cecilia. 

- Hey, mamá. – le besó la mejilla. Cecilia  le devolvió el beso, pero sus fosas nasales captaron otra cosa. 

- Niño, ¿has bebido?

 - Eh... - Jorge suspiró. – si... ayer en la despedida de soltero...- Cecilia le agarró la cara, apretando sus mejillas, de forma que Jorge parecía un pez. 

- ¿Cuántas veces te he dicho que tienes que controlar el exceso de alcohol? ¿Y tus hermanos? Seguro que están más frescos que una rosa. ¿Y tú? Mírate, el novio, y estás más pálido que la nieve. 

- Masdhma... - Cecilia soltó la cara de Jorge y lo miró mal. – Lo siento. – fue lo único que supo decir Jorge. – Pero ya sabes... 

- No, no hay excusas Jorge. – puso los brazos cruzados. Naiara rió, viendo como su abuela metía bronca a su propio padre. Cecilia terminó por aflojar la expresión de su cara y sonrió, agarrándo a Naiara en brazos. - ¿Quieres que me los lleve? – dijo mirando alternativamente a Nai y a Bruno.- Jorge observó el vestidito blanco que llevaba Naiara. Realmente estaba hermosa... y le recordaba a Martina. Tanto, tanto... era guapa. Una niña guapísima. Su abuela los había vestido y peinado.

 - Mhh... ¿pero qué hora es? – dijo Jorge, buscando algún reloj.

 - Ahora mismo...Las campanadas de la iglesia sonaron. Las doce tocadas. 

- ¡Mierda! 

- Jorge Blanco, esa boca. – le reprochó su madre. 

- Mierda. – Cecilia lo miró mal de nuevo. – es que ¡son las doce! 

- ¿No me digas? – dijo ella alzando una ceja. - ¿Y a qué esperas, hombre?Dentro de media hora debes estar en el altar y no estás ni duchado. Hay dio, que hijo me ha salido. – rió su madre. 

- No hace gracia, no hace gracia. – suspiró. – mamá, si me haces el gran favor... 

- Tranquilo, yo me ocupo de Bruno y Naiara.- Ruggero apareció por la puerta. Vestido de traje negro. 

- No se preocupe señora Guereña, yo puedo encargarme de los niños, ya estoy arreglado. – miró a Jorge. – no como otros. 

- Es que ¡si me hubieras despertado! 

- ¿Perdona? Esa es tu obligación. Anda corre, que ahora te quedan veinticinco minutos.- Jorge se metió para dentro, despojándose del pantalón del pijama y de los bóxers, mientras se repetía a si mismo que Martina le cortaría las pelotas en rodajas si llegaba tarde al día más importante de su vida. 

- ¿Dónde está? – Los ojos de Martina se empezaron a humedecer. Las manos le temblaron. Pensó que no podría ni sujetar el ramo. - ¿Alguien sabe donde está Jorge? – preguntó desesperada entre algunos de los seiscientos invitados. Nadie sabía dónde estaba. Tampoco encontraba a Ruggero. Ni a Naiara. Martina se volvió a meter dentro de la capilla, mientras los invitados se colocaban en los asientos de la iglesia.

 - Martina, ¿Qué has hecho? – la maquilladora la hizo sentar de nuevo para retocarla, por enésima vez. – tranquila... - le dijo. – si lloras y te pones nerviosa,aparecerán marcas y se te correrá el rímel. 

- Me da igual. Yo solo quiero saber donde está Jorge..-Mercedes la agarró de la mano.

 - Hey, seguro que tiene una buena excusa, no te precipites.

 - Mer. - Martina miró a su amiga, mientras la peluquera le pasaba una vez más la plancha por la melena castaña. – te juro que si Jorge no aparece ahora mismo le dejo un año sin... - iba a decir una grosería, pero se detuvo. – sin fornicar.Eso. 

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Protegeme 3 - jortini (hot)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora