Protegeme 3 - jortini (hot)

Capítulo 2: Amor

Naiara se rió y negó con la cabeza, bajando de la cama.

- Eh, ¿Dónde vas? – dijo Jorge siguiéndola. Naiara apareció con un cepillo y una goma rosa, con un osito en uno de sus laterales.

- La trenza... - sonrió ella dándole el cepillo. Jorge suspiró y la agarró con un brazo de nuevo, llevándola hacia su cuarto. Observó la habitación, espaciosa. Y cuando él y Martina la habían decorado, pensando en su pequeña. Las paredes, de un color lila claro que contrastaban con los cuadros que habían escogido juntos. Igual que la cama, con unas sabanas de Hello Kitty. Jorge en su momento pensó que eran cursilerías, pero cambió de opinión, al ver... al ver como Martina lo escogía todo con pura ilusión. Era una mujer sorprendente, única, inmejorable. Suya.

- ¿Papá? – dijo Naiara, pasándole la mano por una de sus mejillas.

- Eh, si... es que estaba...

- Ya, pensando en tus cosas. – se rió la pequeña.

- Por tener cuatro años, sabes demasiado, ñaja. – Jorge la solía llamar así, para molestarla. Ya que era la abreviatura de pequeñaja y a Naiara no le gustaban ni una cosa ni otra. Su hija le enseñó la lengua. Jorge se rió y la acostó en la cama. De espaldas a él. Se sentó, encima de su pierna doblada, buscando una postura cómodo y dejó la goma del pelo a un lado. Cepilló la melena de Nai.

- Ya tienes el pelo muy largo. – sonrió Jorge, desenredando la melena, de un color chocolate oscuro, como el suyo, pero largo y ondulado, como el de Martina.

- Mamá también. – rió echándose para atrás y así quedando apoyada en la rodilla de Jorge.

- Te pareces a ella... - sonrió y volvió a ponerla bien. –ponte bien sino no te hago la trenza ¿eh?

- Papá... - Naiara jugueteó con una de sus Barbies.

- ¿Cariño?

- ¿Por qué dices que me parezco a mamá?

- Porque eres igual de hermosa que ella.

Jorge terminó de entrelazar los mechones de pelo y colocó la goma, al final de la trenza. - Vamos, mi niña, a dormir. – dio una palmadita en su pequeño trasero, Naiara se rio y corrió a esconderse debajo de las sabanas. Luego asomó sus grandes y oscuros ojos para ver a Jorge. Él se rió y le dio un beso en la frente. - Buenas noches, mi amor.

- Buenas noches papá. – Dijo Nai, poniéndose de lado. – Deja la puerta con una raya de luz. – sonrió.

- ¿Cómo?

- Mamá sabe. – dijo inclinándose de nuevo. – con una raya de luz. – Jorge entendió, quería decir que la dejara entreabierta. Aún así, le parecía hermoso, todo lo que Naiara estaba aprendiendo... por su madre.

Jorge se tumbó detrás de Martina.

- Aquí está el cazador... - susurró él, dándole pequeños besitos en el brazo. Y subiendo su mano para acariciar la cintura de su amada. Martina sonrió.

- ¿Cazador? – preguntó aún medio dormida. Cuando se dio cuenta de que Naiara no estaba a su lado, preguntó: - ¿Y Nai? – se giró de cara a Jorge.

- La puse yo a dormir. No sé como haces esto todos los días.

- Costumbre, supongo. Además, es divertido. – sonrió, acariciando el pecho de Jorge.

- Claro, si le pones mi nombre a un personaje del cuento... - dijo haciendo una mueca divertida. Martina se rió.

- Se me escapó una vez que ese cazador me recordaba a ti. Desde entonces, Naiara, lo llama Jorge. – sonrió. - ¿te molesta?

- Mmh... para nada. – dijo él besando su cuello. – pero ahora el cazador no vino a proteger a Caperucita... - susurró. Los pezones de Martina se pusieron erectos. La fina seda color perla del camisón, quedó endurecida a causa de lo que había allí abajo.

- ¿Y a que vino? – preguntó ella, sin ser consecuente de que sus caderas ya se habían arqueado un par de veces, por culpa de los besos de Jorge.

- A hacerle el amor... - contestó él mirándola, dejando que sus manos viajaran por el mar de curvas de ella. La poca y tenue luz de la lámpara transformaba el ambiente. Martina sonrió y besó sus labios. Jorge metió sus manos por debajo de su camisón acarició uno de sus pechos. – A hacerle el amor... como solo ellos dos lo saben hacer.

Espero que les haya gustado, no olviden votar y opinar que les pareció el capítulo, se las quiere. nos leemos mañana!