- Más abajo... - musitó.
- ¿Dónde?
- El coño... dios, Jorge, ¡hazlo ya! Quiero sentirte, quiero sentir tu boca, tu lengua, quiero sentir cada respiración tuya allí abajo... - se arqueó, en un envite deliciosamente tentador.
- Nena... - Jorge se quedó sin aliento tras escuchar cada y una de las palabras de Martina.- te adoro... - terminó por decir eso. Se acercó de nuevo a los bajos de Martina y abrió sus piernas. - Santo dios... estás mojadísima...- Jorge paseó el dedo índice por toda la humedad de ella. - Me gusta, me gusta... - musitó él. Su mirada oscureció. La típica nube de lujuria, apareció a su alrededor. Estaba más excitado que nunca. Aquella semana de abstinencia le había ido de maravilla. - ¿Lo hueles? - le dijo a Martina, inclinándose hacia adelante.
- ¿Mmh? - Martina se inclinó, apoyándose en los antebrazos para verlo mejor.
- La habitación está impregnada de nuestro olor... - suspiró él, mandando aire frío a la humedad de ella. Sopló, haciendo que Martina tuviera un escalofrío. - Quiero oírte gritar como nunca.- Agarró los muslos de Martina y los colocó encima de su hombro. Hundió su cara en el sexo mojado de ella Con la boca abierta, Jorge paseó su lengua por toda la hendidura de Martina. Ella gimió con ganas. Tantos días sin sentirlo... Parecía haber sido una eternidad. Los cunnilingus de Jorge eran insuperables. Sintió como succionaba su clítoris, con fuerza, como un animal, muerto de hambre, intentando saciar sus ganas de sexo. Pero eso no había hecho más que empezar. Martina se arqueó. Automáticamente agarró a Jorge del pelo y lo apretó más contra ella. Él sintió pequeños tirones que, más que dolor, solo hacían que enviar ondas de excitación hasta su polla.
- Ohhh... - jadeó ella al sentir como dos de los gruesos dedos de Jorge se metían en su interior. - ¡Mierda! ¡Sí! - Jorge se retiró un poco. Lamió de abajo a arriba. Ella se arqueó. - Me corro, me corro, ¡dios! - su respiración se agitó.
- Oh, no, nena... - dijo Jorge, jadeante. Se relamió. Él se separó. - No vas a correrte aún, porque este orgasmo nuestro va a ser el mejor hasta el momento.
- ¿Mejor que los anteriores? - dijo Martina reposando encima de la cama. - No creo que eso sea posible.
- Voy a hacerte perder la conciencia.-Jorge la agarró de las piernas y se colocó entre sus muslos. Apoyando su hinchado glande en la entrada de su coño. Martina se apartó enseguida. - ¿Nena? Ahora mismo no estoy para juegos. Ven aquí.
- No... - Martina gateó hasta él. Le agarró la enorme erección. - Ahora me toca a mí.- Jorge echó la cabeza hacia atrás.
- ¿Puedes ser más perfecta? - suspiró, viendo como Martina lo masturbaba. Martina miró a Jorge.
- Nene, vaya erección... - dijo plantándole varios besos a lo largo del tronco. - nunca la había visto... tan...
- Yo tampoco... así que aprovecha... - Jorge rió, con dificultades para respirar.
- ¿Qué aproveche? Si con la mitad de esto me basta y me sobra para disfrutar como una bendita loca...- Jorge iba a reprochar, pero sintió como Martina succionaba su necesitado pene. Se lo llevó a la boca y apretó, apretó... encerrándolo allí dentro, como si quisiera quedársela, como si quisiera que Jorge se corriera en esos momentos. Y es lo que iba a pasar si no se retiraba ya. Su pene palpitó dentro de la boca de Martina, mientras ella echaba la cabeza hacia atrás y hacia adelante. Se le marcaban las venas, y el glande estaba teñido de un color rojo tentador, muy tentador. Martina lo lamió de abajo a arriba y se centró en la punta. Jorge la miraba. Ella siempre daba unos grandes espectáculos.
- Ah, nena... ah... si... - Jorge le acarició la barbilla, mientras Martina intentó engullir lo más que pudo la gran erección de Jorge. Él abrió los ojos al sentir como su glande rozaba la campanilla de Martina. Se apartó.
- ¿Quieres ahogarte o qué? - Ella rió.
- Ven aquí, déjame intentarlo...
- No, ya basta... mira como la tienes... - dijo señalando su rígido falo. Parecía una barra de acero. - déjame a mi... meterme en ese cuerpecito tuyo...- Martina volvió a tumbarse boca arriba. - Eso es... - Jorge se colocó de rodillas sobre el pie de cama y agarró de los muslos a Martina. Se frotó contra ella. - De nuevo dime que es lo que quieres... - le pidió Jorge. Martina se mordió el labio inferior.
- Fóllame, fuerte, duro... - le pidió ella. Jorge sonrió. La envistió de una sola vez. Martina pensó que se iba a partir en dos. Gritó de placer ante la presión que le dio Jorge . Él se quedó quieto por momentos, jadeando, sintiendo como el coño de su, ahora ya si, esposa, lo apretaba y aflojaba, en dulces contracciones... que solo ella sabía hacer, así, a su manera, y así, como a él le gustaba.
- Esto... - dijo Jorge balbuceando. - esto va a matarme.
Voten y comenten. Las quiero
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Protegeme 3 - jortini (hot)
RandomYa saben sus nombres, ya saben la misión de Jorge Blanco...proteger a Martina Stoessel y ahora a su pequeña niña Naiara. Amistad, romance, peligro, secretos y más cosas se aproximan ¿te animas a ser parte de está nueva etapa en la vida de Jorge Blan...