iyCapítulo 8: Celos

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Martina sonrió, recordando esos buenos tiempos, en los que por suerte, había conocido a Jorge.

- Bueno, da igual, yo quiero acompañarte. Además, tengo mis cursos de autodefensa. El único que puede tocarme el culo eres tú. - sonrió.

- Eso ni lo dudes. Es que si te ponen la mano encima, ni autodefensa, ni mierdas. Siempre llevo mi estimada Gamo

- Que miedo. - dijo Martina riendo. Jorge alzó una ceja, terminándose su café. Martina le acarició una de las mejillas. - te quiero, mucho, mucho, mi vida. Jorge sonrió.

- ¿Vamos? Cuanto antes lleguemos a mi oficina, antes terminaré de pelearme con los que te miren.

- Hay, mi celoso. - dijo Martina dándole un beso en la frente.

- Voy a pagar y ahora vengo... y me enseñas tu oficina. - sonrió y se levantó hiendo hacia el mostrador.

- Ah no. Pago yo. - se quejó Jorge.

- No, yo.

- No. Yo. - dijo él, adelantándose.

- Señora. - dijo Martina, alcanzándole un billete de veinte dólares.

- No se lo agarre, cóbreme a mí. - dijo Jorge, sacando de su billetera uno de veinte, también. La cajera los miraba confundidos.

- No, no. - Martina lo intentó empujar, pero no podía. Así que Jorge la agarró de la cintura, dejando su billete en el mostrador y agarrando el de Martina, y se los llevó.

- ¡Quédese el cambio! - dijo llevándose a Martina fuera de Starbucks.

-Enamorados...-susurró la cajera mientras los veía irse.

- Eres malo. - dijo Martina intentando liberarse del agarre de Jorge. Abrió la puerta de su coche y la metió en el copiloto. Ella pareció molesta. Jorge se metió en el piloto y encendió el motor.

- No te enfades cariño. - se inclinó, poniendo cara de niño bueno, y besándola en la mejilla. Martina suspiró.

- Es imposible enfadarse contigo. - sonrió y puso la mano en el cambio de marchas. Como solían hacer, conducir juntos... cuando Jorge cambiaba la marcha, cuando ponía la segunda, o la tercera quizás, lo hacía junto con Martina. Su mano, siempre seguida de la de ella.

Aparcó en un callejón sin salida.

- Eh... - Martina tuvo un estremecimiento. - esto está un poco... dejado.

- Las apariencias engañan... - canturreó Jorge. Salió del coche y Martina hizo lo mismo. Él la cogió de la mano, entrelazó los dedos de la suya con los de Martina. Se acercó a una puerta con un aparato en el lateral, y marcó, dos veces seguidas 0204. La puerta hizo un pitido agudo, Jorge empujó, primero hacia a él y luego hacia adentro. - Vamos.

- Sí que es fácil, entrar, entonces. - sonrió ella.

- Am... - Jorge se rió ante su comentario. - ¿Eso piensas? - le dijo haciendo un gesto hacia la siguiente puerta de metal que había delante de sus narices.

- Oh... - suspiró ella. Encima, la vigilaban cuatro guardas bien puestos.

- Buenos días, señor Blanco. - dijo uno de ellos, mirando a Martina. Hizo un gesto interrogativo.

- Es mi esposa.

- No tiene acceso a la agencia... - dijo el otro agente, armado con un buen rifle moderno.

- Déjala pasar, va conmigo, sabe quién soy. - sonrió cínicamente. El agente suspiró y presionó rápidamente unos botones, de una maquina lateral. Las puertas se abrieron. Y todo apareció. Jorge tiró de Martina, suavemente, que se había quedado embobada. Todo era tan grande, tan increíblemente blanco, hermoso. Espacioso. Con gente ajetreando en el interior.

- Buenos días, George. - saludó una secretaria de más o menos la edad de Martina. Guapa. Demasiado. Martina la miró mal. - Buenos días señorita Stoessel.

- Buenos días Candelaria.-La sonrió a ella también. Unos metros más adelante...

- ¿Cómo sabe mi apellido, esa zorra?

- Esa zorra... - suspiró Jorge. - es mi prima. Y trabaja para la agencia, como secretaria. Y sabe tu apellido, porque le sonsaqué el tema de que me iba a casar.-Martina quedó de piedra.

- Oh... lo siento... - se disculpó Martina. Jorge rió.

- No pasa nada amor. Ya veo que no soy el único celoso.

bueno estos son los capítulos que les debía! lo siento por no haber subiido durante unos días. las veo el lunes!

Protegeme 3 - jortini (hot)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora