Capítulo 34: Mercedes y Ruggero.

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Las nueve de la noche. Martina no había bajado para hacer la cena.

- Cariño... - dijo Jorge, tocando a su puerta. - Baja a cenar, anda...

- No. - dijo desde dentro de su cuarto.

- Pero si Ruggero es como de la familia, ¿Por qué te avergüenzas?

- Por que me vio desnuda ¿quizás? Y delante de ti. Y su comentario... ¡Y tu! ¡No le dijiste nada!

- Ya le dije un par de cosas. Pero él no tiene la culpa. - rió Jorge. -Tini.... baja a cenar.- La puerta se abrió lentamente. Martina llevaba puesto un pijama de color azul cielo y el pelo alborotado, aun mojado. Sin una gota de maquillaje y con las mejillas encendidas. Adorable.- Te besaría. - dijo Jorge en la forma verbal del condicional.-Si pudiera y no tuviera que perder la jodida apuesta.

- Entonces hazlo. - sonrió Martina, olvidándose de la vergüenza. - puedes acabar esto.

- Oh no. Si hay alguien que lo acabará, esa vas a ser tú.

- ¿Quién lo dice? ¿El rey del sexo?

- ¿Quién lo dice? - la repitió Jorge. - ¿La diosa del Kamasutra?.- Y los dos se pusieron a reír. Ya que no podían besarse.... La puerta sonó por enésima vez, aquella noche de lunes.

- No se molesten. - dijo Ruggero que se había quedado a cenar, en una 'autoinvitación' a la casa Blanco. - ya abro yo

- Dios. - Ruggero se quedó embobado, mirando los intensos y verdes ojos de Mercedes.- Hola... bonita.

- Mmhh... ¿Y tu quien eres? - dijo la rubia pasando adentro de la casa. -creo que aquí viven Jorge y Martina, y no un chulo playa de Inglaterra.

- Oh nena, no soy un chulo de playa. - dijo cerrando la puerta y apoyándose en el marco de la entrada. Repasando el curvilíneo cuerpo de la joven. - Y menos, Inglaterra. Soy italiano, guapa.

- No piropees tanto. - le espetó ella. - Y bueno, aún peor. Un italiano... vamos,
un chamuyero o un asteroide.

- Qué casualidad, Martina dijo lo mismo de Jorge la primera vez que lo vio. Y mira donde están ahora. - alzó la barbilla, hacia la pareja que bajaba por las escaleras.

- Bueno... veo que ya se conocieron. - sonrió Martina- Mechi, este es Ruggero. - miró a su amiga. - Y Rugg....

- Encantado, Mecha. - se burló.

- Mechi. No Mecha. - se quejó Mercedes. - es mejor el verano que el otoño ¿no crees? Oh bueno, olvidaba que los italianos tienden a ser aburridos.

- ¿Sí? No creerías lo mismo si te metiera en mi cama.

- Apuesto a que ni se te levanta.- Mercedes se rió, Martina también no pudo evitarlo.

- Bueno. - concluyó Ruggero. - quizás no contigo.

- ¿Qué no? - dijo Mercedes señalándose. - he visto esa mirada voraz en muchos. Solo eres un baboso más. Ruggero fue a reprochar. Pero de repente, Bruno, apareció. Abrazó la pierna de su padre.

- Papi...

- ¿Qué pasa, cariño? - lo levantó y le besó la mejilla. Captó la atención de Mercedes. - ¿Te encuentras mal? ¿Quieres que nos vayamos a casita? - Ruggero se fue hacia el comedor de nuevo, con Bruno en brazos. Mercedes, estupefacta, miró hacia a Martina.

- ¿Es padre?

- Si, y necesita ayuda. - suspiró Martina.- Es muy buen hombre, pero a veces zopenco. - miró a Jorge

- A mí no me compares con Ruggero.

- Es que amor... a veces se parecen tanto- Y mientras, Mercedes, seguía perdida en la imagen tierna... en la imagen paterna de Ruggero. Y en aquellos ojos negros.

- ¿Mechi? - repitió Martina- ¿Mechi? - pasó una mano por delante de su amiga.

- Eh... ¿Qué?

- ¿Qué querías, vida?.- Mercedes miró a Martina.

-No me acuerdo. - se rió. - Erm... yo...

- Tu... - canturreó Martina- lo que pasa es que Ruggero te ha gustado. - siguió diciendo en un tono gracioso. - Oye, ¿sabes qué? Tengo una idea. - ladeó la cabeza.- ahora toma nota tú. Deja al chico del chat y vete con uno que te haga feliz. - señaló a Ruggero con la barbilla. - al menos lo pasarás bien una o dos noches.

- O de por vida.- Dijo Jorge.

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Protegeme 3 - jortini (hot)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora