Pasaron por un gran salón.
- Buenos días Jorge. – saludó una voz conocida.
- ¡Ruggero! – fue Martina, la primera en saludarlo. Se lanzó a abrazar al hombre de rasgos italianos. - ¡Dios santo! ¡Cuánto tiempo! – suspiró ella, separándose y mirándolo. Jorge los miró mal.
- Si, lo sé nena. Tuve que trasladarme un tiempo a Italia, mi madre cayó enferma
- Oh, lo siento... ¿Pero está mejor?
- Murió el mes pasado. – dijo él suspirando y arreglando unos papeles. – Volví hace un par de semanas, pertenezco más aquí que allí. - Martina lo miró entristecida. A pesar de que estos hombres estuvieran entrenados también, psicológicamente... Ruggero parecía estar triste. Esos ojos oscuros no engañaban.
- Es que no puede vivir sin mí, este pedazo de maricón. – dijo Jorge, riendo y dándole un golpecito en el hombro, que animó al castaño.
- ¿Maricón? Si me van más los... - se detuvo, mirando a Martina. – lo siento, tu novio me hace decir cosas que no vienen al caso.
- No te preocupes, estoy acostumbrada a oír cosas que no vienen al caso. – dijo mirando a Jorge.
- ¿Qué quieres decir con eso? – dijo él mirando a Martina, frunciendo el ceño.
- Bueno, ¿Cómo va la organización de la boda? – dijo Ruggero, intentando cambiar de tema. - ¿todo bien?
- De maravilla. – sonrió Martina. – Pero, espera... Jorge ¿tú se lo vas diciendo a todos o qué? – sonrió, alegre.
- Eh... bueno...
- Por favor, Jorge. – dijo Ruggero. – Si ya lo sabe todo el edificio. Las agentes están bastante celosas. Siempre estás en boca de todos... veamos ahora que pasa... creo que no deberías estar aquí. – dijo Ruggero preocupado.
- ¿Por qué?
- Jorge farda de ti. Las mujeres que trabajan aquí te tienen celos. Y los hombres... bueno, tú misma verás. – dijo mirando a su alrededor. Martina se giró y vio como los ojos de muchos de ellos se clavaban en ella. Jorge alzó la voz.
- Pero bueno ¿Qué no tienen trabajo o qué? Le diré a Snade que les baje el sueldo, pandilla de pervertidos. – se quejó él. Martina se rió.
- Tan celoso...
- Mira quien fue a hablar. – se burló Jorge. – la que llama zorra a mi prima por darme los buenos días.
- ¡Pero no sabía que era tu prima! – se quejó ella.
- Excusas. – la pinchó Jorge.
- Bueno chicos... - dijo Ruggero. – yo me voy abriendo, que tengo un cumulo de trabajo atrasado...
- De acuerdo, guapo. – dijo Martina para chinchar a Jorge y le dio un beso a la mejilla, a Ruggero. Jorge le dio una palmadita a la espalda. Seguido miró a Martina.
- ¿Qué fue eso? – dijo Jorge.
- ¿El qué? – dijo ella haciéndose la tonta.
- ¿Esa confianza? - Martina lo miraba coqueta. Jorge lo dejó pasar, siempre lo hacía. – Anda ven, yo también quiero un beso. – tiró de su brazo, y apoyándose en el escritorio de Ruggero, que ya se había ido, Dios sabe dónde, Martina lo besó. Ahora llamando la atención a mucha más gente. Miradas alegres, miradas orgullosas, miradas celosas, tanto por él, como por ella.
- ¡Ei! – alguien les llamó la atención.
- ¡Snade! ¡Tío! – dijo Jorge apartando un poco a Martina de la cintura.
- ¿Pero tú qué? – dijo el cincuentón, riendo y dándole la mano. – Que esto no es un pub eh.
- Bueno... - se disculpó Jorge. – ya conoces a Martina. Al fin y al cabo...
- Te debemos a ti, la boda, todo. – sonrió Martina.
- ¿Y eso? – dijo Snade alzando las espesas cejas blancas.
- Tu me encargaste a Martina... – sonrió Jorge, mirándola enamorado. – Como misión.
- Oh, mierda, Jorge, es cierto. Tú y tus misiones. – se rió. – Por cierto, intentaré ir a la boda, pero no te enfades si no puedo, sabes cómo voy de tiempo.
- Si no vienes te corto las pelotas. – masculló Jorge.
- ¡Jorge! – lo riñó Martina.
- ¿Amor? – rió Jorge.
- ¿Amor? ¿Besitos en el trabajo? Jorge, te has vuelto todo un ñoño. Martina, ¿qué le has hecho a mi hombre? – se rió Snade. – Bueno, lo dicho, intentaré ir. A ver mi esposa que dice, ella quiere conocer también a la famosa Martina.
- ¿Famosa? – dijo ella.
- Si, Jorge habla mucho de ti. Martina aquello, Martina lo otro. Tu, la boda y la relación entre ustedes dos, es el tema diario. – rió el jefe de agencia.
- Pues vaya, la que ha liado tu hombre.- Dijo Martina mirando mal a Jorge, con lo que le gustaba a ella la discreción.
- No te preocupes, mujer, es normal. Cuando Mariana se casó, también era tema diario. Cuando Diego también tuvo boda, era tema diario. Ahora le toca a Jorge. Miró su reloj, repentinamente. - Chicos, me tengo que ir, tengo reunión. Nos vemos luego. – le dio un golpecito al hombro a Jorge y desapareció entre la multitud de la agencia.
Bueno este fue el capítulo de hoy, espero que les guste y desde hoy Ruggero estará muy presente en muchos de los capítulos. nos leemos mañana. las quiero!voten y opinen!
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Protegeme 3 - jortini (hot)
RandomYa saben sus nombres, ya saben la misión de Jorge Blanco...proteger a Martina Stoessel y ahora a su pequeña niña Naiara. Amistad, romance, peligro, secretos y más cosas se aproximan ¿te animas a ser parte de está nueva etapa en la vida de Jorge Blan...