Jorge terminó de mirarse en el espejo. Era la primera vez que veía a los padres y a las hermanas de Martina. Y estaba nervioso. Se arregló la corbata y terminó por bajar las escaleras. Y allí la encontró a ella. A ellas, mejor dicho. Pero sus ojos fueron directos a Martina. Un ángel. Esta vez iba de lavanda. Y le quedaba como anillo al dedo. Unas sandalias negras con plataforma en la palma. Un vestido con un escote de barco y con una falda de tubo, que llegaba por medio muslo. Sexy. Su hija, iba monísima, como siempre. Para comérsela. Con su blusita color coral y unos shorts negros. De la mano de su madre.
- Qué guapo. – lo piropeó Martina.
- Tu más. – dijo Jorge inclinando la cabeza. Esta vez, habían quedado en un restaurante italiano. Y al ser... los padres de ella, había intentado arreglarse más.
- ¿Vamos?
- Si, vamos. – Jorge suspiró. Las siguió hasta la puerta. Apagó las luces y cerró el cerrojo con llave. Se metieron en el coche los tres, Martina se encargó de atar a Naiara en su sillita. Ella se distrajo, con la barbie a la cual se le había salido la cabeza unos días antes. Martina se sentó al lado de Jorge, donde el copiloto, y le dedicó una mirada cómplice, acompañada de una limpia sonrisa. Lo besó, tranquilizándolo. Jorge intentó que los nervios lo dejaran en paz. Pero no fue posible. Nunca había tenido esta sensación, nunca. Definitivamente, había cambiado. Y le gustaba. Sonrió y arranco, adentrándose en la noche de Los Ángeles que se los tragó, el mismo manto adornado de pequeñas estrellas que yacía en el firmamento, sosteniendo el cuarto de luna llena. Perdiéndose en la gran ciudad, con aquellas dos mujeres. Con las dos personas más importantes de su jodida vida.
Alejandro vio llegar a su hija, a lo lejos. Aun que hacía como mínimo unos seis años que no la veía, la sabría distinguir entre la multitud.
- Ahí viene tu hija. – le dijo a Mariana. – Con un hombre. – suspiró. – con un hombre que me da muy mala espina. – dijo entrecerrando los ojos y analizando a Jorge.
- Cariño, recuerda que vinimos para volverla a ver, pero sobretodo. – dijo entre dientes. – para la boda.
- ¿Ese es el novio de mi hermana? – dijo Solange. - ¡está bueno!
- Cállate mocosa. – le pidió Majo. – no digas eso de tu hermana.
- Estás celosa, por que el novio de Martina le da mil y una vueltas a tu marido.-Las dos hermanas empezaron a discutir.
- Ya empezamos. – susurró Martina. – Hola. – sonrió, tímida. Hacia tanto tiempo que no los veía...
- Hola, mi vida. – Mariana se levantó para abrazar a su hija. – pero que grande, estás echa toda una mujer. – la miró, separándose. – Oh, te has adelgazado. – dijo Martina, poniéndose un dedo en los labios. – Y... hum, ¿te han crecido los pechos?
- Mamá... - detrás, escuchó la floja risa de Jorge. – por favor, no tengo doce años... no estoy haciendo el cambio...
- Pero has cambiado igual. – sonrió su madre. Una pequeña familia de pueblo, como siempre habían sido. En la mente de Martina algo se preocupaba, repitiéndose la misma frase... no están a la altura de él. Martina rezaba para que no empezaran como siempre. Como con cada novio que ella había tenido. Porque Jorge no era uno de ellos, Jorge era especial. Sus hermanas, mayor y menor, se dispusieron a abrazarla también. Su padre prosiguió a hacer lo mismo. Un hombre serio y de carácter... fuerte. Casi insoportable.
- ¿Esta es mi nieta? – Los ojos de Mariana se humedecieron. – Hola, Naiara. – sonrió ella. La niña pareció amistarse enseguida con su recién conocida abuela. Solange, la hermana menor,prosiguió a saludar a Jorge.
- Hola cuñado. – dijo coqueta. Ella se alzó. Jorge le sacaba una cabeza y media casi.
- Hola. – sonrió Jorge, y se agachó para darle dos besos.
- Martina no se ha comunicado mucho con nosotros los últimos años. – le explicó, jugando con uno de las ondas de su vestido. – Así que no se nada de ti, nos queda mucho por hablar..
- Eso creo. – dijo Jorge, frunciendo el ceño.
- ¿Cómo se llevan?
- Bastante bien, supongo. – se rió Jorge.
- Y este es... Jorge. – sonrió Martina, distrayéndolo y girándose, presentándoselo a sus padres.
- Hola suegros. – sonrió Jorge, haciendo broma. La expresión de Alejandro pareció cortante. A Jorge lo incomodó.
Hola bueno sé que estuve ausente muchos días pero es que ando enferma, tengo fiebre, mareos y esas cosas. ahora mismo ando sin voz. pero les haré un maratón de cinco capítulos, espero les guste, no olviden votar y opinar.
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Protegeme 3 - jortini (hot)
CasualeYa saben sus nombres, ya saben la misión de Jorge Blanco...proteger a Martina Stoessel y ahora a su pequeña niña Naiara. Amistad, romance, peligro, secretos y más cosas se aproximan ¿te animas a ser parte de está nueva etapa en la vida de Jorge Blan...