Capítulo 16: Eres...espectacular

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- ¿No me jodas? ¿Hasta con un chándal?

Jorge hizo una expresión graciosa.

- Sudada y con unos shorts... y camisa... hum... - rodó los ojos. – sí, sí, definitivamente, si. -Ella le desabrochó la camisa, hasta quitársela. Recorrió el cuerpo de él con las manos, hasta llegar a la hebilla. Jorge la ayudó, quitándose los zapatos y los pantalones.

- Tengo frio. – musitó ella. Eso bastó para que Jorge apartara las sabanas y se metieran los dos dentro.

- Humm... así mejor... - dijo tapándolos a los dos. El calor emanaba de ambos cuerpos. Jorge la levantó un poco para quitarle el sujetador. - A pesar de llevar más de cuatro años contigo, me sigue fascinando verte desnuda... - dijo observándola. – eres... eres... espectacular.-Jorge le quitó las bragas de un tirón. Antes de volver a la altura de Martina le dejó un pequeño beso en el Monte de Venus. Martina buscó el borde de sus calzoncillos y los bajó.

- Y dicen que el deseo entre una pareja se termina a los dos años de estar juntos... - musitó Martina, mirando a Jorge a los ojos. Él se echó a reír.

- Pues te puedo asegurar que el nuestro no se apagará nunca.

- ¿Ni a los ochenta?

- Ni a los ochenta, ni a los noventa. Llegaremos a los cien y seguiremos haciendo el amor como salvajes. - Martina se rió a carcajadas. Jorge adoraba ese sonido... adoraba verla reir, simplemente, verla sonreír. Verla feliz, feliz a su lado.

- Nos dará un paro cardiaco.

- Pues que nos lo de. Al menos, nos agarrará mientras nos queremos... - Martina lo miró, emotiva de nuevo. – Oh, veo que hoy estás sensible.

- Es que tú me pones sensible. -Jorge no dijo nada más, solo la besó. Mientras buscaba la ya conocida entrada a su cuerpo, mientras la penetraba, tan suavemente que la respuesta de ella fue un dulce gemido de su boca, contra la de Jorge. Él se movió, despacio, despacio, lentamente. Arriba, abajo. Las piernas de Martina se entrelazaron con las de él. Los brazos se juntaron, terminando en un par de manos entrelazadas. Las bocas seguían moviéndose en ese juego erótico, en ese baile del amor. Y acompañando pequeños mordiscos, más lametones. Jorge se movía suave, consecutivamente, dentro de ella. Como la primera vez. Y lo adoraba. Tanto, que le hizo perder la noción del espacio-tiempo. Llegar al séptimo cielo no era fácil. Pero con Jorge, todo era posible. Y ellos dos ya habían sobrevolado hasta el duodécimo


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Protegeme 3 - jortini (hot)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora