Protegeme 3 - jortini (hot)

Capítulo 32: crema.

- ¿Cómo estás, mi vida? - dijo acariciándole el pelo.Naiara estaba tapada hasta la barbilla con una manta amollada. Sonrió y se tapó hasta la cabeza.- Veo que mejor. - sonrió Martina y le empezó a hacer cosquillas. Naiara reía con gracia y gusto.

- Ya, ya, mamá. - dijo con la respiración acelerada. Se destapó, el pelo le quedó de una forma algo graciosa. Martina rió y se lo puso bien.

- Ahora estás animada ¿eh? ¿Quieres comer algo? - Naiara negó con lacabeza-¿Un poco de pollo? ¿Fruta? Hay fresas, mi vida.-

Mmhh... ¿y el spray?

- Sí, hay crema ¿quieres?

- Siiiii. - se levantó corriendo.

- Eh, eh, ponte las zapatillas, no sea que te constipes más.- Naiara hizo morros y se fue a buscar sus zapatillas. Coloco sus piececitos dentro de estas. Bajó dando pequeños saltitos por las escaleras, hasta que llegó al comedor. Martina salió de la habitación. Escuchó unos golpes que venían del gimnasio de Jorge. Abrió la puerta. Lo vio golpeando con fuerza su saco de boxeo.Aquellos músculos que se tensaban, la espalda brillaba, tentando a Martina de pasar su lengua por su salada piel. El pelo alborotado también resbalaba con algunas gotitas de sudor. Un pantalón corto de chándal que atraía la atención de Martina observando su bien puesto culo. Más abajo sus fuertes piernas. Tuvieron un cruce de miradas suyo. Esos ojos llenos de energía, penetrantes hasta el alma. Una mirada que literalmente, podía matar a cualquiera. Jorgd agarró el saco de boxeo y hizo que se parara de balancear. Se sentó en una de las maquinas de pesas.

- ¿Qué me ves? - le sonrió él.

- Que eres hermoso, te mire por donde te mire.- Jorge suspiró. Agachó la mirada y se tiró el pelo hacia atrás. Martina yacía a seis metros de él, apoyada en el marco de la puerta.

- Te daría un buen beso pero es que si no pierdo la apuesta, nena.- Martina rió.

- Voy abajo, no sé lo que estará haciendo la pequeña.

- ¿Naiara está despierta?

- Si.

- Vamos a ver como está. - sonrió, agarró una toalla del estante que había cerca de allí y la colocó en sus hombros.

Crema, crema, crema y más crema. Martina entreabrió la boca.

- Naiara, ¿que-has-hecho? - tartamudeó Martina - ¿Naiara?¿Y dónde estaba Naiara?- La ronca risa de Jorge la quitó de sus pensamientos. Martina se giró.- No te rías, tú me ayudarás a limpiar todo esto.

- No me rio por eso. Mira. - señaló a Naiara, sentada en el sofá.

¿Quien vive en la piña debajo del mar?

- ¡Bob esponja!- Martina fue hacia a Naiara. Ella estaba igual que la cocina entera. Llena de crema. Su pelo, la nariz. Los labios. Fresas en un bol, crema por todos lados. Su pijama, las zapatillas. Martina no sabía ni que en un pote de spray cabía toda esa crema.

- Vamos a la ducha, anda... - suspiró Martina.

- ¿Puedo venir yo también? - dijo Jorge tirando la toalla hacia a un lado.

- ¡No! - dijeron las dos a la vez. Naiara miró a su madre y se rió.

Voten y comenten.