Cap 49 Lazos familiares

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Familia, que no haríamos por ella.

Alexa no había perdido el tiempo, a una marcha digna de una gigante estaba huyendo con su pequeña hermanita, ya había sido atacada, esa magia solo era de las brujas pero esta era ridículamente débil, tanto que era más una ilusión que no provocó daño alguno, fue solo un poco de ruido y nadamas.

Lem al estar en los poderosos brazos de su hermana sabía que escapar era imposible, así que de una manera u otra ella había fallado.

— Si tienes planeado deshacerse de mí hazlo rápido y de una vez — Lem se resistía a creer que esta cosa fuera su hermana.

— Y defraudar a mi equipo de apoyo, nunca — Alexa pronto se vio corriendo al lado de otros gigantes quienes la animaban —

Lem ciertamente no se esperaba tanta piedad y claro no todos pensaban de la misma manera.

Justo frente a ellos lo peor que se pudieron encontrar este grupo de gigantes, Susie.

Alexa le pasó a su hermana a otros gigantes que literal la cubrieron.

— Lo peor que un gigante engreído es un puñado de gigantes que aprendieron a cooperar— Susie comentó mientras con una hermosa facilidad iba lanzando hechizos que si bien solo inmovilizaban de uno en uno a cada gigante, tal era su maestría que parecía que los lanzaba todos a la vez.

Alexa también se vio atrapada en una enorme raíz — Suéltame de una vez sabes perfectamente que no puedes lastimar a ningún gigante —

— Así es pero en ninguna parte habla sobre inmovilizar — Susie reafirmó.

— Entonces por qué me atacaste con esa llamarada — Alexa se quejó furiosa — Hay demasiados testigos para ser solo un invento —

Algunos gigantes se empezaban a liberar rompiendo sus ataduras con alguna facilidad, excepto Alexa — Vamos — La musculosa mujer seguía presionando con sus músculos —

— llamarada? ya nadie usa ese hechizo, menos contra gigantes — Susie pensó — Carajo esa niña va a provocar un lío grave —

Alexa sonrió ante un hecho tan evidente — Y si negociamos o realmente quieres que una bruja novata provoque una guerra campal —

Ahora Susie no le temía a ningún gigante, solo que además de ser gruñones y egocéntricos son muy pero muy competitivos y si iniciara cualquier lío cada uno de ellos se unirá con el único propósito de demostrar que gigante dio el primer y último golpe, cosa que cualquier ser mágico sabe y recuerda y si no preguntenle a los elefantes con astas, cierto se extinguieron por culpa de los gigantes.

— Todos saben que tu pequeña hermanita provocó muchos problemas el dia de hoy — Susie regaño.

— Vamos Susie como si ese cachorrito sin dientes pudiera hacerle algo a Mildred — Alexa proclamó muy arrogantemente — Esa vez en la gran pelea le arroje una montaña entera no le hizo ni cosquillas —

— Me encanta que al menos aprendieron algo bueno de mi — Susie comentó sonriente — ok enorme bebe llorón si te comprometes a no escapar de tu hermana tal vez sea más considerada con tu hermanita — Susie procedió a quitar la raíz que limitaba a Alexa.

— Bien tienes un trato — Alexa sonrió mientras sus demás compañeros vitoreaban.

La magia de Susie arrastro a Lem quien desapareció de las manos de uno de los gigantes y apareció frente a la bruja.

— Te acaban de salvar el pellejo, pero antes de eso — Susie invocó varias jeringas.

— ¿Qué estás haciendo? — Alexa le reclamó a Susie poniéndose a la defensiva.

— Antídoto para la licantropía, una versión defectuosa de esta solo trae líos, ahora muéstrame tu estómago Bebita llorona — Susie sonrió maliciosamente mientras ante la mirada de horror de Lem esta era piqueteada sin parar e inyectada con tan curiosa sustancia.

— No debiste dejar que te mordiera — Susie repetía mientras no dejaba de aplicar las vacunas con su magia en el vientre de Alexa.

Después de al menos 5 piquetes de ver como una enorme aguja atravesaba a Alexa.

— Vamos es todo, solo fue un piquetito — Alexa se levantó triunfante ante la mirada de su equipo.

— Ahora tu hermana — Susie comentó, niña cuántos años tienes con la licantropía.

Lem se negó a voltear e incluso se resistía ante el acoso de Susie.

— Bueno no importa — Susie dejó caer mínimo doce agujas en brazos, piernas, cuello de Lem que si no hubiera estado retenida por la magia de Susie habría escapado.

Aun así no gritó ni se inmuto ante el dolor, cosa que su enorme hermana solo admiraba levantando el pulgar.

Tras una larga y acalorada discusión llegaron a un simple acuerdo, Lem se quedaría en arresto comunitario a cuidado de su hermana, no tanto por lo que hizo sino porque tras capturar a los demás implicados y uno de ellos existía una leve posibilidad de algo mayor y Lem podría estar en peligro al ser un elemento desechable para que no viviera incomoda o señalada por los demás habitantes este sería un acuerdo privado de Susie y este grupo de gigantes claro Alexa no tenía que quedarse pero ella decidió cuidar personalmente a su hermanita.

Así Alexa tuvo que lidiar con su mayor reto en su vida, tratar de reconectar con su hermana, quien parecía más furiosa que de costumbre.

Las casas solas en esta comunidad no faltaban, así que no era difícil ubicar a estas dos juntas.

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En la noche....

Mientras Alexa roncaba en su habitación, justo al lado en el mismo cuarto, Lem miraba molesta a la luna y quería tomar esa forma de lobo y llenarse de rabia como de costumbre pero parece que ese regalo fue desechado.

Ahí estaba junto a ese monstruo lleno de músculos, una solución fácil.

Lem tomó la almohada y esperó el momento adecuado cuando su ronquido dejará sus pulmones con poco aire entonces ahogarla no sería tan complicado.

Lem estaba lista, cuando el ronquido de su hermana exhalo ese poco de aire esta se dejó caer sobre su rostro con esa almohada para tapar el flujo de aire, ella estaba confiada y segura con la mirada llena de determinación, claro haste que está sin siquiera despertar giró un momento en la cama tomando a lem como si fuera un simple peluche, esa montaña de músculos tenía atrapada a la pobre chica.

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Mientras tanto en otra de las casas.

Jim era una chica valiente e inteligente quien habría aprendido de su madre que siempre era mejor buscar lo lógico y no temer a los retos, pero en esta ocasión ahí estaba frente a ella una enana quien no dejaba de mirarla con arrogancia mientras ella se ocultaba detrás de Oscar.

Era una batalla de la pequeña Jim veía perdida pero se negaba a rendirse sin pelear, al menos tenía la oportunidad de ocultarse detrás de Oscar.

Oscar no estaba exactamente contento, frente a él Mildred quien no podía dejar de sonreír tan perturbadoramente como ese gato que está jugando con su pequeña presa y detrás de él una niña temerosa.

— Les molesta si comemos, no quiero volver a recalentar la comida — Oscar trato de estar tranquilo pues unos centímetros más abajo estaba una batalla campal y no deseaba meterse y a veces pensaba que no podría ser mas adrede de ambas.

Retomando el rumbo.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora