Cap. 58 Distorcion

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Una pérdida anunciada es más difícil de sobrellevar de lo que se tenía contemplado.

El fallecimiento de Ramona conmocionó a la comunidad pero por poco tiempo, que no era un secreto, cuando el campamento desapareció ella decidió salir del mundo congelado para ayudar en persona a pesar de las consecuencias que esto traería, la edad y enfermedades que antes se mantenían a raya en el tiempo congelado afectaba con mayor fuerza a la ya muy pero muy anciana Ramona, incluso ella misma había pronosticado en que año seria su partida.

A causa de esto la mayoría lo supo afrontar con más facilidad, lo sobrellevaron con relativa facilidad claro con una excepción.

Susie quien se había encerrado en su cuarto, según Betsy a quien era la única a quien permitía entrar no había parado de llorar por más de una semana, solo el cansancio la orillaba al sueño, Betsy también se vio afectada pero por el momento su mayor preocupación era solo Susie.

Varios intentaron animarla pero en su condición actual ella solo respondía de una forma muy violenta así que la mayoría dejó de intentarlo, dando un particular odio a su propia hermana a quien no la recibía ni para hablar.

Tal motivo dejaba a Mildred en una posición algo molesta, ya que indirectamente era culpada por tal descenso aunque ella no tuviera nada que ver.

Dicha ira se veía reflejada en casa, ella estaba molesta más de lo normal.

Esta se molestaba con Oscar, se molestaba con Jim. Si bien solo Oscar trataba de razonar, Jim se alejaba más de Mildred y se molestaba de gran manera.

Una noche fue un punto de quiebre para esta improvisada familia, Mildred había llegado alcoholizada, en el camino a casa había destrozado botes de basura, carteles y unos cuantos árbol con su magia, tenía culpa, odio a sí misma y coraje y por primera vez comprendió un poco el malestar que siempre había manifestado Betsy desde que sus mentes se separaron.

— Maldita magia,... yo.. por qué me pasa esto — Mildred se quejaba mientras trataba de llegar a casa.

Justo en la entrada Jim estaba terminando de tender la ropa — oye espera, no vas a ensuciar de nuevo — Jim se había hartado comprendía que se había peleado con su hermana pero no era excusa para tratarlos de esa manera — Creo que ya es suficiente —

— Ja y... qué vas hacer para detenerme — Mildred solo miro como Jim le quitaba la botella de whisky que arrojó directo a la basura — Hey... tu pequeño pigmeo eso no se vale —

— Eso te enseñara enana borracha — Jim comentó burlonamente — No entiendo como mi mamá me dejó a cargo de alguien tan irresponsable —

El coraje de Mildred era innegable — Erizo?... todo este lío es culpa de ella, por qué crees que se fue de este maldito pueblo —

Mildred quería seguir arremetiendo contra la niña, pero solo eso bastó para que saliera corriendo a los brazos de Oscar.

— Donde esta — Mildred tenía la esperanza de encontrar su botella y la encontró, no se había derramado demasiada, ésta se asomó por la puerta y Jim estaba llorando mientras Oscar trataba de consolarla, a ella no le importaba decidió salir de ahí.

La noche era larga, su botella estaba por terminarse y una banca en el parque era su única compañía, Mildred maldecía su propia mala suerte, Mildred odiaba su vida, ella solo quería ayudar, que todo este lío se compusiera, acaso era demasiado pedir, ella sacrifico tanto por migajas.

— Tal vez nunca valió la pena — Mildred se recostó plácidamente en esa banca en un parque solitario mirando las estrellas que están sobre ella.

— Realmente fue la decisión correcta — Mildred pensó mientras el sueño le ganaba.

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Cuando Mildred se percató y quiso abrir los ojos noto algo diferente y extrañamente familiar, no era resaca era algo peor, familiar, asfixiante, esa misma sensación que había experimentado por años.

Ella estaba flotando en algún líquido transparente, esto primero la alteró y entró en pánico, tras varios minutos queriendo salir o usar su magia entró en desesperación, trato de arañar las paredes de su prisión, estaba Oscuro lo que dificulta aún más las cosas ella no lograba comprender qué estaba pasando.

Tras algunos angustiantes minutos ella comenzó a notar un pequeño brillo que se filtraba, ella estaba en una cueva, mas en especifico un cristal enorme, Mildred conocía este cristal, ella reconoció esta cueva.

— Noo, no de nuevo — Mildred grito en su mente pues no podía hablar con ese líquido en sus pulmones, arañó las paredes de su prisión, trató de patearla, de morder los bordes, de golpearlo con la cabeza con lo que fuera.

Finalmente Mildred agobiada con el cansancio comenzó a llorar, ella estaba atrapada nuevamente en ese viejo cristal, imposible de detectar y de ver a menos que así lo decida su prisión.

Mildred estaba ahora más preocupada, la última vez tuvo que dormirse a sí misma para evitar caer en la locura, pero esta vez no deseaba hacerlo, no por ahora.

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El sol brillaba por la ventana Oscar aun con sueño y tratando de limpiarse las lagañas trato de levantarse como en cada mañana hasta que algo salió mal en su rutina diaria, el suelo no estaba donde debería y sin demasiada gracia hasta el suelo terminó cayendo.

— Aauuu!! — Se quejo mentalmente — Apuesto que es cosa de Mildred —

Oscar trató de levantarse pero de inmediato noto sus manos más pequeñas, no solo su mano, su cuerpo y voz no eran las mismas, volteo a todas partes, no reconoció su cuarto, este era extrañamente familiar pero no lo recordaba.

Miro un espejo de cuerpo completo y de inmediato noto el cambio, era joven de nuevo y mas pequeño — Mierda — Comento Oscar — Mildred, mas te vale que no sea un juego de rol sexual tenemos a una niña de casi de la misma edad viviendo con nosotros —

Una cosa que Oscar aprendió muy pronto cuando se enteró que existía la magia, es que Mildred es una bruja y una muy poderosa y que suele portarse de alguna manera extravagante, ya había sido convertido en un gato, en un ave e incluso una chica, esa noche Mildred se había puesto muy intensa con sus juegos.

Si bien estaba pasando por un momento complicado con su hermana él había decidido darle su espacio, por el carácter personal y claro su actitud vengativa, mejor tomar algo de distancia y claramente esta era alguna represalia muy fuerte.

Oscar se miró en el espejo, literal se desnudo y miró por todas partes no quería encontrar algo extraño, al verificar que todo estaba en orden y solo era un niño de doce o trece.

— Definitivamente es un juego sexual de Mildred — Se quejo Oscar

Oscar decidió continuar con este show, noto al salir que estaba en un segundo piso, bajó las escaleras y noto que alguien estaba cocinando, ademas olia bien, el miro el comedor asi que decidio sentarse y esperar — Que pensaste ahora pequeña traviesa — Oscar tenía puesta aún su pijama, asi que se acomodo un poco mas relajado, se desabrocho los botones de su camisa, quería que se viera un poco mas de el, si Oscar estaba listo con una sonrisa de par en par.

Se escuchó la voz de una mujer alegre saliendo de la cocina, de espaldas mientras cargaba los platos de desayuno — Cariño se ve que tienes hambre, nunca te habías levantado tan temprano —

Oscar observó de inmediato una mujer alta, con un enorme trasero — Mildred perdono tus berrinches de estos días — Oscar pensó para sí mismo.

Cuando esta mujer terminó de voltear Oscar término pálido de la impresión.

— Oscar te encuentras bien parece que viste a un fantasma — Sue la madre de Oscar lo miró aterrada.

— No!!! a la mierda!! — Oscar se levantó de la silla y salió de ahí, no sin levantarle el dedo medio a esa mujer — vete a la mierda con tus chingaderas, no meteras a mi madre en tus jueguitos —

Sue quedó conmocionada por la respuesta, tanto que dejó caer la comida.

Oscar salió de la casa, y como si fuera un mal sueño reconoció el lugar.

Retomando el rumbo.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora