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GINEVRA NO SABÍA LO último que había pasado

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GINEVRA NO SABÍA LO último que había pasado. Ni siquiera sabía cuánto tiempo había pasado.
Lo que recordaba era que Gaia les había hablado, y luego su mente comenzó a funcionar en piloto automático, sabía que se movía, pero no lo que sucedía.

No entendía la forma en la que habían salido de aquella habitación con proyectos de Arquímedes, no entendía cómo llegaron al barco, sólo sabía que quizás los shocks eléctricos podrían haber influido en ello.

Cuando llegó al barco, Leo se puso a conducir rápidamente y Hazel junto a Frank se dedicaron a darle Néctar y Ambrosía para sanar completamente. Durmió una siesta en la que afortunadamente no soñó algo horroroso, y cuando despertó, se sintió renovada para la batalla.

Salió de su habitación a presenciar donde estaban todos, el Argo II se acercaba para aterrizar.
Ahí, Percy y Jackson luchaban contra los gemelos Otis y Efilates.
Jason asomó la cabeza por detrás de su refugio improvisado en un caballo de plástico. Efialtes yacía carbonizado y gimiendo en el piso de la arena, la arena a su alrededor estaba grabada en un halo de vidrio por el calor del fuego griego. Otis se hundía en un lago, tratando de re-formase, por sus brazos hacia abajo, parecía un charco de avena quemada.

Una multitud fantasmal que al parecer había convocado el mismísimo Baco les dio una ovación de pie mientras el Argo II se posó en el piso de la arena. Leo estaba a la cabeza, Hazel y Frank sonriendo a su lado. El entrenador Hedge bailó alrededor de la plataforma de tiro, agitando el puño en el aire y gritando: ― ¡De eso es de lo que hablaba!

Ginevra por otro lado sólo quería bajar y abrazar a su amigo Percy ya que estaba vivo.
El pelinegro se volvió a la caja del emperador―. ¿Y bien? ―le gritó a Baco―. ¿Eso fue lo suficientemente entretenido para ti, tu pequeña vino-inspiración...

―No hay necesidad de eso ―de repente, el dios estaba de pie junto a él en la arena. Se sacudió el polvo de Dorito fuera de su vestimenta morada―. He decidido que son mis socios dignos para este combate.

―¿Socios? ―gruñó Jason―. ¡Usted no hizo nada!

Baco se acercó al borde del lago. El agua se drenó al instante, dejando un montón de Otis con cabeza gacha.
Se abrió paso hasta el fondo y miró a la multitud. Levantó su tirso.

La multitud se burlaba, gritaba y señalaba con el pulgar hacia abajo.
Baco eligió la opción más entretenida. Golpeó la cabeza de Otis con su piña personal, y la pila gigante de harina de Otis se desintegró completamente.
La multitud se volvió loca. Baco salió del lago presumiendo a Efialtes, que seguía tumbado y humeando.
Una vez más, Baco alzó tirso.
―¡HAZLO! ―rugió la multitud.

―¡NO LO HAGAS! ―Efialtes se lamentó.

Baco golpeó al gigante en la nariz, y Efialtes se desmoronó en cenizas.
Los fantasmas aplaudieron y lanzaron confeti espectral mientras Baco caminó alrededor de la cancha con los brazos en alto triunfalmente, exultante en la adoración. Sonrió a los semidioses―. ¡Eso, amigos míos, es un espectáculo! Y por supuesto que hice algo. ¡Maté a dos gigantes!

PRESSURE - leo valdezDonde viven las historias. Descúbrelo ahora