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AL DÍA SIGUIENTE LA rubia despertó con un gran dolor en todo el cuerpo, pero más en la cabeza

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AL DÍA SIGUIENTE LA rubia despertó con un gran dolor en todo el cuerpo, pero más en la cabeza.
Tenía la ropa que Córito le había dado y se preparaba para salir. Quizás podría pedirle indicaciones a mortales o algo por el estilo, pero no podía simplemente quedarse ahí a vivir para morir.

Con su antigua playera había hecho una muy ingeniosa (y de bajo presupuesto) mochila donde había hecho flechas, llevado mucha agua, comida, y los pedazos de su arco roto.
Aún le costaba dejar de quejarse al caminar por el dolor y más aún dejar de cojear, pero era lo que debía hacer simplemente.

Salió de la casa y se dio cuenta que Córito se aproximaba con frutas en las manos.
—¡Ginn! Pero... ¿Qué haces? Deberías estar descansando... Aunque has descansado como por tres días, aún así debes guardar reposo, sufriste grandes heridas cuando caíste acá.

—¿Tres días? No tengo tiempo para eso, debo volver.

—¿Volver a dónde?

—No... No es de tu incumbencia —dijo ella, aunque su mente reflejaba un: "No lo sé".

—Bien, imagino que si no es de mi incumbencia te puedo dejar marchar con la conciencia limpia, sin importar si un monstruo te come o algo así.

—Exacto, muchas gracias por tu ayuda ayer, pero debo partir.

Dicho esto, Ginevra Paris comenzó a caminar (aún cojeando) hacia un grupo de personas comerciantes. Ella tenía intención de preguntarles alguna dirección, pero al verla, estas personas la abordaron ofreciéndole productos.
"Gracias, pero no estoy interesada, no tengo dinero" les decía ella, aunque seguían con la insistencia.

—Hay muy pocas personas que aquí hablen tu idioma, Ginn.

—Ah, maravilloso. No podía caer en un crucero fantástico, tenía que ser el único lugar del mundo donde nadie hable mi idioma.

—Hey, podría ser peor... Podrías haber caído en una isla desierta y no tendrías a alguna persona en general —le sonrió él—. Vamos, dime lo que quieres hacer y te ayudaré.

"No confío en su amable sonrisa y bello rostro. Ninguna ninfa alguna vez nos ha tratado bien y menos sus hijos." Pensó ella.

—¿Tienes algún arma de oro imperial?

—Una daga, pero es la que--

—¿La ocuparás más que esta desolada semidiosa en un lugar extraño?

—Nah —se la entregó él. Si estaba planeando algo en su contra, ¿Por qué le daría su medio de defensa?—. Tengo una espada en casa, así que no importa.

—Daga —murmuró Ginevra—. No es muy mi estilo pero servirá. Ahora, ¿tienes un mapa de este lugar?

—Sí, pero...

PRESSURE - leo valdezDonde viven las historias. Descúbrelo ahora