10

388 45 4
                                    

GINNY NO HABÍA DORMIDO

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.



GINNY NO HABÍA DORMIDO. Pero esta vez era por un buen motivo. Todo minuto lo ocupó en busca de un plan para salvar a Leo, todo minuto fue desperdiciado, y ya a un punto de la noche, el mismo Valdez la distrajo.

Ella se encontraba en el comedor mientras tachaba otra de sus ideas que no eran lo suficientemente buenas como para funcionar. El rizado llegó a sentarse a su lado mientras le entregaba un chocolate caliente.

—Gracias, Leo —le sonrió ella mientras tomaba su mano.

—Oye rubia, ¿tanto amor tienes por mi que te desvelas fantaseando?

—Sí, Leo.

—Entonces, ¿no prefieres estar soñando conmigo que estar en esta fría mesa escribiendo garabatos?

—No. Porque algo de esto podría funcionar.

—Gin, creo que debes calmarte.

—Já, mira quien lo dice, el señor relajación —rodó los ojos mientras sentía cómo él le acariciaba la mano.

—Si hubiera sabido que tendrías esta reacción no te habría dicho nada.

—Por favor, Leo. Me conoces tan bien como yo conozco a mi legión, como te conozco a ti. Sabes que haría lo que fuera para que esto no sucediera, me dijeras o no.

—¿Lo viste en tus visiones?

—Yo...

—Ginny, ¿lo viste en tus visiones? —preguntó él. A pesar de la dura pregunta, el rizado mantenía una mirada dulce... Caramba, cómo le gustaría quedarse ahí congelada en el tiempo, con ese chico mirándola así por siempre.

—Sí —contestó llevándose las manos a la cara.

—Entonces está bien —sonrió Leo comenzando a juguetear con el cabello rubio de Ginevra—. En vez de perder el sueño por esto, ¿por qué no hacemos algo divertido?

—¿Qué? No, Leo, no puedo dejar ir el tiempo--

—Es mejor dejarlo ir con alguien que quieres a malgastando papel.

La ojiverde suspiró para luego mirarle con una sonrisa. —¿Cuándo te volviste tan sabio?

—Yo nací así, bebé. Cien porcien sabiduría, linda.

—Sí, bueno... Que no se repita el "bebé". Suena raro —terminó ella arrugando la nariz.

—Lo que digas, bombón.

—Ah, Leo... ¿Qué es lo que haré contigo?

—Lo que quieras, cielo.

Ginevra lo observó y acarició levemente su rostro. Ojalá pudieran quedarse así...
Se estiró por completo y luego le dio un casto beso en los labios.

PRESSURE - leo valdezDonde viven las historias. Descúbrelo ahora