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GRACIAS A LOS DIOSES Frank había llegado con rapidez y pudieron llevar a Jason a un lugar seguro para ser atendido

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GRACIAS A LOS DIOSES Frank había llegado con rapidez y pudieron llevar a Jason a un lugar seguro para ser atendido.
Antes no habían sido tan necesarias sus habilidades medicinales como hija de Apolo, pero en este momento TODO servía, incluso la canción de cuna que su madre le hizo aprender de pequeña. (Que en realidad era una oda a Apolo para pedir una bendición).

Ahora Jason podía caminar y hacer reuniones como antes, pero Piper tenía una corazonada de que él no se sentía realmente como decía sentirse y eso le hacía tener un enfoque especial en lo que Grace ejecutaba en el día.
En ese momento, estaban esperando que los demás llegaran para una reunión. La rubia estaba sentada entre el hijo de Jupiter y Hazel Levesque.

—Grace, estás pálido. ¿Tomaste la infusión que te preparé?

—Claro que sí, Ginn. Ya te lo dije dos veces antes.

—¿Se bebió la infusión, Piper?

—No lo hizo, Ginny —suspiró la morena con una sonrisa. Cuando ellas se hablaban entre sí de esa forma, Jason respondía como un niño pequeño. Casi siempre soltaba un: "Deja de acusarme, Pipes".

—¡Piper!

—Lo siento —alzó las manos ella—. Pero deber hacerle caso a la doctora Paris.

En ese momento escuchó unos gritos.
Después de que el entrenador Hedge partiera de viaje por las sombras, Leo había decidido que su mesa de tres patas podía hacer de «acompañante adulto» igual de bien. Había revestido el tablero de Buford con un pergamino mágico que proyectaba una diminuta simulación holográfica del entrenador Hedge. Mini Hedge se paseaba dando fuertes pisotones encima de Buford y decía cosas al azar como: « ¡BASTA YA!» , « ¡VOY A MATARLOS!» y el famosísimo « ¡PÓNGANSE ALGO DE ROPA!» .
Ese día Buford estaba manejando el timón. Si las llamas de Festo no ahuyentaban a los monstruos, el holograma de Hedge que proyectaba Buford sin duda lo haría.

—¿Qué tal, chicos? —entró Leo sin prisa en el comedor—. ¡Sí, señor, brownies!

Tomó el último; una receta especial elaborada con sal marina que habían aprendido de Afros, el ictiocentauro que vivía en el fondo del océano Atlántico.

Sonaron interferencias por el intercomunicador. El mini Hedge de Buford gritó por los altavoces:
—¡PÓNGANSE ALGO DE ROPA!

Todos se sobresaltaron. Hazel acabó a un metro y medio de Frank. Percy echó sirope en su zumo de naranja. Jason se puso su camiseta retorciéndose, y Frank se transformó en bulldog.

Piper lanzó una mirada asesina a Leo.
—Creía que te ibas a deshacer de ese estúpido holograma.

—Eh, Buford sólo está dando los buenos días. ¡Le encanta su holograma! Además, todos echamos de menos al entrenador. Y Frank es un bulldog muy mono.

PRESSURE - leo valdezDonde viven las historias. Descúbrelo ahora