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GINNY SE ODIABA en ese momento

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GINNY SE ODIABA en ese momento. Estaban en medio de una misión, pero su mente no estaba al cien concentrada en ello.
Lo único que podía pensar era en que debía resolver las cosas con Leo para poder cumplir de mejor manera con los demás, pero eso la distraía.

Recordaba cuando había vuelto al barco después del encuentro con los pretendientes. Valdez se había preocupado, ella pudo ver preocupación en sus ojos... Eso en un minuto le dio algunas esperanzas, pero después inmediatamente se alejó, y eso era lo que Ginevra nunca lograba comprender. ¿¡Por qué actuaba como un resorte? Se acercaba y se alejaba una y otra vez! ¡Era tan confuso que no la dejaba pensar en algo más!
Golpeó su cabeza con la palma de su mano murmurando a si misma unos insultos en latín.

Frank llegó a su lado se dio cuenta de lo que sucedía pero decidió no preguntar hasta después de un rato.
—¿Qué fue eso, Ginn?

—Nada, yo sólo... Mi mente está en otro lado y eso me frustra.

—Entiendo... ¿Ese otro lado tiene nombre?

—Dioses... Frank no digas nada, prometo que hablaremos de esto en el barco, ¿si?

—Bueno, si tú lo dices...

—Gracias, Franky.

—Bien, será mejor llamarlos... ¡Chicos!
Ella y Zhang estaban al fondo del aparcamiento, haciéndoles señas a Leo y Percy para que se acercasen.

—Este sitio es enorme —informó el hijo de Marte—. Las ruinas se extienden desde el río hasta el pie de esa montaña, casi medio kilómetro.

—¿Cuánto es eso en medidas normales? —preguntó Percy.

Frank puso los ojos en blanco.
—Eso es una medida normal en Canadá y en el resto del mundo. Solo ustedes, los estadounidenses...

—Unos cinco o seis campos de fútbol americano —terció la rubia.

Percy extendió las manos.
—Sólo tenías que decir eso.

—En fin, desde arriba no he visto nada sospechoso —continuó Zhang.

—Yo tampoco —acotó la chica—. He dado vueltas por el perímetro y hablado con turistas de leyendas. Visto más allá de mis ojos. Muchos turistas, pero ninguna diosa chiflada.


—Entonces vayamos dando tumbos juntos y dejemos que los problemas nos encuentren —terminó Leo—. Siempre ha dado resultado.

Curiosearon un rato, evitando los grupos de turistas y pasando de una parcela de sombra a la siguiente.
Frank encontró un folleto turístico (en serio, ese tío leía hasta los ingredientes de una sopa de lata) y les explicó qué era cada cosa.

PRESSURE - leo valdezDonde viven las historias. Descúbrelo ahora