Capítulo 9

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-Te levantaste temprano- dijo Naria hacia mi persona.

-Quiero ir a recolectar algo de fruta para alimentarme- lo cierto era que deseaba llevarle algo a Jeremiah también.

Esta comenzó con sus quehaceres y me dirigí al campo que se encuentra más allá de los jardines.

Notaba a lo lejos en los límites de las tierras a varios humanos de los que custodian verificar todo, también habían algunos vampiros.

Hacia un calor cansador y la ropa que portaba no ayudaba, miré a lo lejos y no había alguien por los alrededores que pudiera verme, así que me despojé de las prendas para obtener algo de fresco.

Aún así una capa de tela cubría mi cuerpo por no contar con mis poderes para cubrirme. Aproveché el momento para intentar recuperarlos pero nada, apenas hacía remover las ramas.

Luego comencé a recolectar algunas moras que encontré y fresas que se encontraban algo más retiradas, comí las que recogí para mí en el mismo lugar y las demás las organicé en la pequeña bolsa que traje.

Cuando creí prudente regresar me coloqué las prendas nuevamente y me adentré a la mansión.

Organicé todo lo del baño de quien me ordenaba y poco tiempo después fui llamada.

Contrario a lo que creía no se me llamó para alimentar a Jeremiah, había pedido su baño antes que la alimentación del otro.

Guardé las frutas en un pequeño recipiente y comencé a calentar el agua para su baño.

De pronto los nervios me invadieron, traté de mantenerme lo más tranquila posible. Solo debía atender su baño y cuando me ordenara alimentar a Jeremiah hablar con él e investigar como salir de aquí.

Cuando estuvo todo listo y luego de buscar los jabones me dirigí al lugar luego de que Naria mandara a llevar el agua caliente.

Toqué la puerta cual aún se encontraba abierta por quienes traían el agua y me adentré apenas estos pasaron por mi lado.

Ni rastros del dueño de la habitación.

Al menos eso creí hasta que lo sentí tras mi espalda. No decía nada, pero al cabo de unos segundos sentí como comenzaba a deshacer los botones en el cuello de mi vestido.

Mis nervios incrementaron aún más y en el transcurso de esos segundos donde mi cuerpo asimilaba lo que pasaba, lo que pasaría. Recordé las palabras de Naria.

No llores o será peor

No te resistas

Aún así una lágrima se deslizó por mi mejilla cuando el vestido cedió dejando al descubierto el interior, este lo acompañó poco después.

-Te bañarás conmigo desde ahora- dijo rosando mi piel con la suya. Sollocé notablemente y este me tomó del pelo para evitar que me moviera. Lo escuché reír -¿O es que pretendes seguir de ramera? ¿Es eso? ¿A cuantos más debo matar para que entiendas que no pueden mirarte? ¡HABLA MALDITA SEA!- su agarre se hizo aún más fuerte -Quizás debo enviarte a las barracas de nuevo para que se te quite lo zorra. ¿Eso quieres?- volvió a apretar mi cabello a la vez que sentía su mano apretar mi cintura.

-Déjeme ir. P..por fa..vor amo, por favor- escuché como aspiraba contra la piel de mi cuello.

Su brazo me sujetó y acabamos dentro de la tina poco después, haciendo que el agua desbordara.

Mi cuerpo estaba Justo sobre el suyo ambos desnudos y el miedo me invadió completamente.

Acabó pasando, sentí sus colmillos romper la piel de mi cuello hasta hacerlo doler, lo sentí succionar de mí y una extraña sensación se albergó en mi zona íntima, sentía extraño.

Deseaba más

Quería que ese sentimiento no se alejara.

Que él no se alejara

Cuando se separó de mí cuello volvió a morder mi hombro y un quejido se escapó de mis labios. Entonces noté el porque sentía aún más fuerte esa opresión en mi zona prohibida.

Su mano estaba ahí, la apretaba con fuerza mientras repetía una y otra vez que era suya.

El terror inundó mi sistema y entendí lo que había hecho. Había bebido mi sangre.

-Amo, yo.. yo debo ir- su agarre incrementó mientras regresaba a morder mi cuello.

-No te iras de aquí. Nadie volverá a mirarte. Eres mía- mordió nuevamente, solo mordía aún si tomar de mí sangre, mordía y apretaba. -Abre las piernas- exigió.

-No señor, n..no por favor, por favor. Debo ir- lo escuché reír con fuerza.

-¿Debes que?, ¿Ir con el lobo? Ya lo maté- mis músculos se sintieron pesados al escucharlo contra la piel de me oído. -Chilló como rata cuando rompí sus huesos- está vez lo sentí morder la piel bajo mi nuca. -¿Crees que no noté como lo mirabas? ERES UNA MALDITA ZORRA- su mano estampó mi cuerpo contra el otro extremo de la bañera y como pude me zafé de su agarre.

Y corrí hacia donde mis pies me llevaron.

Abrí como pude las puertas que daban al calabozo donde apenas ayer me encontraba, solo lo escuchaba reír divertido, como si fuese un juego para él mi desesperación.

Bajé como pude las angostas escaleras y la escena que encontré me dejó helada, el cuerpo desnudo de Jeremiah yacía inerte sobre el suelo del calabozo.

-Al final no eres más que una provocadora. Mira cuantos han muerto por tu culpa- decía con lentitud mientras me obstruía el paso.

Mi cuerpo y el suyo de mantenía húmedos aún por el agua pero el mío estaba agitado por el sobre-esfuerzo. -Máteme- pedí -Máteme ya

-¿Eso quieres? ¿Morir e ir con el?- lo vi negar repetidas veces mientras me miraba como a su presa. -Tu deber es está bajo mi dominio.






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