Capítulo 6

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Tiritaba

-Tengo frío- se queja demasiado

Me adentré a un hotel con ella sobre el hombro, no tenía nada más que mi teléfono dentro del bolsillo de la bata y apenas eso nos cubría a ambos, debía conseguir ropa para ambos, no quería que la vieran tan descubierta.

-Una suite, ropa para ambos. Comida también

-Solo como frutas amo- dijo con timidez, bufé

-Fruta- como si estuviéramos para sus antojos.

El hombre al que le hablaba nos tendió una llave cual tomé y nos dirigimos al piso 15 como indicaba esta, no la bajé en ningún momento de mi hombro, la mantuve ahí hasta que nos adentramos a la habitación.

Las horas de verla con solo eso y su cuerpo restregándose a cada momento me tenían muy tenso. -Quítate todo- dejé caer mi bata y esta hizo lo mismo.

-¿Porque hizo eso amo? ¿Es para que él no me persiguiera?- tonta. Ya tenía mis cuentas pendiente con mi padre, pero si ella quería pensar que era por su felicidad o tranquilidad que lo haga, que mierda me importa.

-Contra la pared, de espaldas.

La aprisioné y tomé uno de sus pechos mientras mi mano contraria iba a mi hombría para tocarla, odiaba masturbarme pero no iba a dejarla sola para conseguir con quien acostarme y saciar mis ganas, podía escapar. No me arriesgaría.

La apegué aún más y cuando sentí el calor emanar de ella encajé mis dientes en su hombro, succioné, chupé, toqué.

La escuchaba quejarse por lo bajo pero no decía nada.

Me imaginaba su mano tocando mi longitud con destreza, su boca humedeciéndolo para luego abrirse de piernas y darme acceso a eso que quería.

A su rostro sonrojado y su cuello inclinado permitiéndome beber, a sus pechos moviéndose de un lado al otro y a sus ojos pidiendo más.

Cuando me sentí acabar me alejé lo suficiente para verterme sobre su cuerpo.

-Ahí- señalé la puerta del baño a la vez que escuchaba la puerta ser tocada. Había llegado lo nuestro y pronto nos iríamos de aquí.

Pronto me libraría de esa necesidad de mantenerla al lado mío, pronto seré libre de una ves por todas.

-Cámbiate, tomaremos un avión.

-¿Donde iremos?

-No necesitas saberlo. ¿Que te he dicho?

-Qué soy más útil si estoy callada

-Eso, cámbiate rápido.

Me había colocado la ropa y avisado que mandaran por nosotros para ir al aeropuerto, el jet nos esperaba para llevarnos a las Islas Virgenes.

Cuando se colocó el pantalón y camiseta que trajeron para ella no me agrado el hecho de que sus pechos se marcaran. Acabé quitando el saco de quien nos escoltaba hacia el vehículo para que no mostrara de más.

Poco tiempo después llegamos al aeropuerto y apenas subimos comenzó el  vuelo.

Según me dijo Kang el piloto no era el mismo por lo que no debía hacer algo raro con él en frente, no se porque me advierte, bien puedo borrar su memoria antes de bajar o matarlo y ahorrarme el desperdiciar mi energía.

Primer escala. Madai me chupaba el miembro mientras los demás se encontraban estirando las piernas.

Segunda escala le pedí abrir las piernas para verla mientras me masturbaba.

Tercera escala, estuve a punto de tomarla sobre el asiento. Namjoon llamó, lo sabe todo, sabía que había perdido el control en ese momento y llamó para afianzarlo. Hizo una de sus mierdas y me controlé para no hacerlo.

Todo se iría a la mierda si lo hacía.

Cuarta escala aborrecí mirarla y no dañarla, no joderla. No profanar su cuerpo con el mío, no tomarla.

Quinta escala y odiaba cuando me hablaba o preguntaba si la amaba.

¿Cual era su necesidad de sentirse correspondida si ni siquiera ella me amaba?

Reí

Aunque eso ni siquiera ella lo sabe.

Me causa gracia todo esto

Quizás la deje viva un tiempo para ver que tanto sufre por descubrir la verdad, quizás deba torturarla un poco, que sienta al menos una parte del dolor que me provocó todos estos años en los que ella se dedicaba a jugar al escondite.

Dulce Madai, será un placer matarte.

...

Llegamos al lugar. La isla en sí no tenía pista de aterrizaje. Así que tuvimos que aterrizar en una que si tenía y luego iríamos en lancha.

Pero para eso debíamos esperar hasta el día siguiente.

-Adivinaré, tienes hambre- bajó la cabeza sonrojada.

Hablé a recepción para que trajeran al algo de comer.

-¿Porque no podemos salir? Podemos pasear a la orilla de la playa.

-No me cuestiones- me despojé de mi ropa. -Entra conmigo- la halé hasta el baño y dejé que el agua cubriera todo mi cuerpo, aún así no podría cerrar los ojos, sentía como si alguien estuviera acechando en espera de un descuido mío para llevársela de mi lado.

Pero no lo permitiría, no dejaría que la alejen de mi, no hasta que lleguemos al fin.

No hasta que me libre de ella.

No me permitía dormir tampoco, no había dormido desde que la encontré.




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