Capítulo 4

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-¿A donde vamos?- pronuncié cuando pasó de largo el baño.

-A mi habitación, te ayudaré a divertirte.- dejó colocarse tras de mi y mordiendo levemente mi oreja. -¿Ya te arrepentiste?- negué, no lo había hecho.

Para ser exactos moría por esto.

Tomó mi manos y caminamos a la par por las escaleras, pero podía notarlo olerme y apegarse más a mi.

-Dame un beso ven aquí- dijo para halarme hasta el. Habíamos quedado de la misma altura, pues este estaba dos escalones abajo y sentía mi cuerpo desfallecer al sentir su lengua en mi boca. -Abre las piernas, te comeré justo aquí- apretaba mi trasero con fuerza y yo jadeaba en su boca. Era muy bueno en esto.

Lo vi arrodillarse, levantar mi tela y tomar una de mis piernas, la besó desde la pantorrilla hasta el muslo y luego sentí sus labios sobre mi intimidad.

-¡Ahh por lo magia!- era increíble esto.

Su lengua volvió a pasearse por todo el lugar y un sonoro gemido salió de mi, mis manos lo empuñaron, sostuve su suave cabello en mis manos y cerré los ojos para disfrutar su toque.

Escuché un carraspeó

Abrí los ojos de golpe al notar el olor de Min, y en efecto. Ahí estaba, frente a nosotros, nos veía con claro enojo y temí por mi, temí por el chico.

Me alejé de él pero cuando se puso de pie me coloqué frente a él, parecía querer matarlo. Y sería mi culpa.

Se supone que mi plan de darle celos se había venido abajo cuando lo vi disfrutar con otra, solo me dejé llevar y ahora alguien moriría por mi culpa.

-Quitate de en medio- negué frenéticamente.

Lo vi dar dos pasos hacia adelante y retrocedí, quien estaba tras mi cuerpo quería enfrentarlo, pero no sería justa la pelea. No ante una raza inmortal y una eterna, nunca lo sería. Solo los reyes hada eran inmortales.

-Véte de aquí Min- lo vi reír con sorna. Como pude guiaba tras mi espalda al otro escaleras arriba.

-Aléjate de el- negué

-Déjalo ir, déjalo ir y me iré contigo

-No tienes que irte con este imbecil, hazte a un lado por favor- pidió el chico de pelo rosa y negué.

-Te lastimará

-No preciosa. No solo voy a lastimarlo, lo mataré- quien estaba tras de mi se tensó al escuchar lo frío y tétrico de sus palabras.

-No puedes hacer esto, hiciste lo mismo hace rato y no te hice una escena.

-¿Así que es eso? Una venganza, hay una diferencia florecita. Lo que yo haga no es de tu interés, en cambio tu...- fingió pensarlo. -Tu debes mantener esas piernas cerradas hasta que sea yo quien las abra.

Sentí enojo en ese momento, mi cuerpo entero ardió en rabia. Y el mirarlo jactarse de mi me hizo enojar aún más.

Mis runas comenzaron a brillar en verde, eso no era posible. El blanco en ellas había desaparecido.

Cuando lo noté acercarse para tomar del cuello a quien ahora se refugiaba tras de mi levanté las manos por inercia y enredaderas aparecieron al instante.

Estas envolvieron el cuello y brazos de quien estaba frente mío -Corre- le dije al tercero y así lo hizo.

Corrió escaleras arriba.

Las rompió frente a mi y tomó esta vez mi cuello para apartarme pero no se lo permití. Sentí mi cuerpo ser estampado en la pared mientras el suyo de aprisionaba y su mano cortaba mi aire.

Mis enredaderas volvieron y entendí que mi poder había regresado. Lo distraje con estas e hice entrar una ventisca cual rompió el cristal de la ventana tras el.

Perdí el equilibrio en alguna parte del forrajeo y mis manos se movieron haciendo que se formara un pequeño tifón cual nos envolvió y guió hasta la ventana haciéndonos caer a ambos del quinto piso.

Esperaba el golpe, pero fue amortiguado por algo más.

Sentía mi cuerpo aprisionado, mis manos no podían moverse, y mi nariz estaba contra algo duro impidiéndome respirar con normalidad.

Lo escuché quejarse y mi agarre se aflojó, me separé de él quedando sentada sobre su regazo, parecía aturdido pero sus ojos me miraban con furia.

Giró ambos cuerpos estampándome sobre el suelo y quedando sobre mi

-¡¿VES LO IQE PROVOCAS MALDICIÓN?!- rugió contra mi rostro.

-No te enojes porque encontré a alguien dispuesto a darme lo que tú no.- ni siquiera yo sabía de donde habían salido esas palabras, pero al ver su rostro contraerse aún más me di por servida.

-Si desean nos vamos y cogen aquí- miré a mi lado buscando la voz de Namjoon y los chicos estaban ahí, las chicas se acercaban corriendo con rapidez.

-Nos vamos- se había levantado y tomado de la muñeca para levantarme de cuajo.

-No me iré

-Si vas a irte ¡Lo harás maldición! ¿O quieres que entre ahí y lo mate? ¿Eso quieres?- no respondí.

-Min, yo la llevo- hablo Namjoon acercándose a ambos.

-¡Es mía. Nadie va a tocarla!- haló de mi para arrastrarme por la calle y no voy a negar que en este momento estaba algo divertida por la situación.

Marie había ensanchado su sonrisa y Jenny y Jess se veían cómplices.

Cuando mi paso lo fastidió me subió sobre su hombro y adelantó así su paso.

-Desde que llegues te darás un baño, apestas a hada- dijo con desdén.

-A mi me gusta- una sonora nalgada resonó haciéndome doler el trasero en demasía.

-Me dan ganas de matarte- creo que es su forma de decirme que me ama.










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