Capítulo 4

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-Me amas- peiné su cabello -Ya podemos volver a casa, quien quería dañarte ya no está. Estás a salvo conmigo- paseé mi lengua por sus labios -Duerme.

Sus ojos se cerraron y permanecí unos segundos disfrutando de su olor, de su calor que al fin era mío.

Ella lo era.

La coloqué en el suelo y tomé mi teléfono.

-Manda a traer el auto. Es ella, tendrás tu recompensa apenas suba al avión- y sin más cerré la llamada.

La aprecié un poco más, sus runas, su cabello era hermoso pero el verde natural era aún mejor. Ese rostro angelical y ese cuerpo que invita a ser profanado.

Me coloqué el pantalón nuevamente y noté su vestido deshecho en el suelo. No parecía tener nada más, tomé mi camiseta y la cubrí con ella, no permitiría que alguien la viera así, solo a mi se me permitía.

Recibí otra llamada poco después avisando que el auto había llegado, la tomé en brazos y levanté para salir del húmedo y oscuro lugar en el que estábamos.

Al fin había dejado de doler, al fin recordaba esa sensación de poder que se me había sido arrebatada apenas la probé.

Pronto

Muy pronto me libraré.

El camino en auto fue demasiado largo para mi gusto pero la tenía dormida sobre mi cuerpo, aprisionada, era mía.

Tecleé en mi teléfono y transferí la suma acordada como recompensa a quien me había servido, se marchó satisfecho luego de eso.

Subí al avión y mandé a comenzar el viaje para nuestro próximo destino.

Nos metí bajo una manta porque quería mantenerla desnuda, pero no quería que quien nos acompañaba en el vuelo la viera.

Adentré mis manos por entre la camiseta sintiendo cada curva, cada fracción de piel era aún más adictiva al toque.

La vi abrir los ojos y había vuelto a estar duro. -Resuelve esto- tomé su mano con la mía y la adentré por ente mi pantalón hasta hacerla tocar mi piel. -Vamos, harías lo que sea por mi- persuadí.  -Ya nadie de interpondrá entre nosotros. Escapamos ¿recuerdas?

-Es que no lo tengo claro- la vida negar. -Recuerdo huir.. de ti

-No florecita, debe ser por el golpe en la cabeza. Padre no aprobaba lo nuestro, quería dañarte y te ayudé a escapar, te pedí esconderte pero lo hiciste tan bien que no podía encontrarte.- aspiré su olor -¿Recuerdas? No sabes lo duro que es estar sin ti. Sin tu piel. Sin tu olor. ¿Me extrañaste?

-Si

-¿Me amas?

-Si

-¿Porque no lo demuestras ahí abajo?- la hice mover la mano de abajo hacia arriba. -Usa tu boca

-No se como. ¿Como lo ayudo amo?- Ohh esa inocencia dispuesta a ser perdida.

-Quita el botón- la vi batallar con él y no hizo más que hacerme estremecer de deseo -Córrelo hacia abajo- asentí cuando lo hacía -Así. Ahora tócalo, como lo hicimos antes- así lo hizo, lo hizo de manera tímida y lenta. -Arrodíllate y cúbrete con la manta- la vi arrodillarse y parte de su trasero también, moría por enterrarme en el. -Moja tus labios- adentré uno de mis dedos en su boca y lo deslicé por toda su longitud superior  el interior. -Saca la lengua- lo hizo -Lámelo-ahhh -Ahora mételo en tu boca y nada de arcadas, te encanta hacerlo. Te encanta tenerme en tu boca.

Sujeté su cabello para hacerla acercarse aún más-Usa tu lengua- la empujé aún más -Quiero que lo chupes, vamos con fuerza- apreté aún más mi agarre, la veía lagrimear y me excitaba aún más. -Ahhh justo así, justo así. Mira como te encanta.- sentía que en cualquier momento acabaría. Comencé a guiar su cabeza de arriba a abajo y le mandaba a succionar, -Quiero que lo tragues, tragaras todo lo que te dé.- me corrí en su boca poco después.

Sus mejillas rojas e infladas, sus labios abarrotados y desbordando mientras tragaba. Tomé mi dedo y guié hasta sus labios lo que derramó.

Se sentía bien, me sentía satisfecho.

-Quítate todo, pero debajo de la manta, nadie puede verte ¿lo sabes no?- asintió -Eres mía, solo mía.- aspiré el olor en su cuello cuando se recostó sobre mi.

-¿A donde vamos amo?

-A casa, al fin estarás donde perteneces.

-Lo lamento, no debí ocultarme de usted.

-No lo volverás a hacer ¿verdad?- negó

-Nunca

-Así me gusta, se obediente.- mordí su cuello, era un placer sentir su piel romperse entre mis dientes  -¿Que recuerdas?- quería modificar sus recuerdos para que no huyera.

-No mucho, todo es borroso ahora. Me escondía, Naria me ayudaba y luego ella murió, pero antes de dijo que debí fingir ser acuática. Me pintaba el pelo y me escondía en las aguas, no podía usar mi poder, dijo que podían rastrearme. Pero usted solo quería ayudarme.

-Así es, solo quería protegerte de todos los que querían dañarte.

-¿No volverá a pasar?

-Nunca

Se acomodó sobre mi cuerpo y se quedó dormida poco después. Creí que tendría que inducir sus recuerdos pero al parecer por el hecho de "amarme" bloquea todo lo demás, demasiado fácil.

Pronto, muy pronto.






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