Capítulo 8

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-Que golosa eres- lo sentí pasear su lengua por toda la longitud de mi cuello.

Su empuje se hizo más fuerte y cuando mi aflicción se hizo más insoportable se alejó para entonces tomar mi cuello y estamparme contra una de las mesas al lado de la puerta.

Mi cuerpo estaba inclinado cuando lo sentí entrar en mí desde atrás con aún más fuerza.

¿Son todas las razas así o solo los vampiros? Porque justo ahora parecía que iba a romperme.

Su agarre en mi cuello se hizo más fuerte y jadee por aire, pero no quería que alejara su mano. Deseaba que apretara un poco más.

Deseaba que fuera más rápido, más duro.

Golpeó mi trasero con fuerza haciéndome chillar de deseo.

-Mira que perra resultaste Florecita.- esta vez mi cabello fue halado por el hasta hacerme inclinar el cuello.

Escuché toques en mi puerta y mis temblorosas piernas no lo soportaron.

-Preciosa- era mi novio.

-Contesta florecita. ¿O quieres que entre?- este se acercó a mi oído.

-Madai, ¿estas ahí?- volvió a hablar.

-Responde- demandó mientras empujó con fuerza en mi interior, tanto que me hizo gemir.

-Sssi. Si si estoy- lo escuché reír contra mi oído.

-¿Esta todo bien?

-¿Esta todo bien florecita?- decía burlón contra la piel de mi cuello.

Salió de mi dejándome un enorme vacío cual llenó al momento de girarme y sentarme de golpe sobre la mesa para penetrarme sin delicadezas. -Te hizo una pregunta preciosa. ¿Porque no respondes?

No dejaba de moverse, no dejaba de tocar ese punto dulce que me hacía desear gritar para de esa forma obtener algo de sosiego.

-Minnnho no me . Yo no me Ahh maldición Min...hooo- me sostenía de su espalda pues de no ser así acabaría estampada contra la mesa y pared por lo fuerte que entraba en mi. -No iré- logré formular al fin -No voy

-¿Te sientes mal?

-Ssi

-Yo te veo muy bien- volvió a decir contra mi oído y agradecí de que al menos tenga la decencia de no gritarlo, de descubrirse frente a él.

-¿Quieres que me quede a cuidarte?- negué frenéticamente y quien estaba en mi interior se rió por lo alto

-¡NO!, yo me cuido. Sola ahh mierda.- me había corrido al fin.

-Bien, vendré más tarde para ver cómo sigues

-Ujumm ujumm

-Qué mal que te portas- pronunció con burla sobre mis labios a la vez que lo sentía vertirse en mi interior.

Salió de mi y mis piernas continuaban abiertas no pudiendo cerrarlas por lo entumido de mi cuerpo, lo vi llevar su vista a mi ahora descubierta intimidad y morder su labio con morbo.

Aún palpitaba alrededor de nada, mi cuerpo entero continuaba estremeciéndose solo. Sentí dos de sus dedos en esta.

-Chúpalos- me lo mostraba empapados. Abrí mi boca y obedecí, sabia a él. A mi. -Ohh mierda- gritó con fuerza cuando volvió a entrar.

No lo esperaba. Se supone que había acabado y ahora entraba en mi con aún más ganas. Su boca fue a la mía y grite cuando mordió con fuerza mi labio hasta dejar que el sabor de mi sangre fuera parte del beso.

Mis runas comenzaron a brillar, hacía años no pasaba. Uno de sus ojos se tornó de un verde tan intenso como los míos y nos dejamos ir con más fuerza que la vez anterior.

-Esto no pasará más- dijo colocándose la ropa. -¿Ves? Solo era esto y podías jugar a a la casita con el Bobo sin colmillos.

-Véte de aquí- no quería ver más esa riza burlona que me recordaba lo bajo que había caído

Apenas la puerta fue cerrada me puse de pie como pude, fui al baño y dejé que el agua se llevara todo rastro del error que había cometido.

No debí

No podía

Pero eso que se sintió tan bien en el momento ahora no hacía más que darme náuseas.

Y en efecto, las arcadas llegaron.

Corrí al inodoro y vomité con fuerza, mi garganta comenzó a picar. Escuché las puertas abrirse y me asuste, pero lo que salía de mi boca no me dejaba levantar la mirada.

-Ohh preciosa, estás muy mal- era Jenny -¿Quieres un remedio?- asentí como pude, mi cuerpo estaba al descubierto pero mi rostro era cubierto por mi cabello. -Ahora regreso.

Como pude me puse de pie y mire el desastre en el espejo mientras lavaba mi boca.

El cuello enrojecido, mis pechos también, uno con las marcas de su mordida, mis muñecas rojas. Debía ocultar esto.

Recordé el abrigo que Namjoon me había prestado una noche de lluvia, era largo y tenía el cuello alto. y corrí por el gimiendo de dolor por lo tensas de mis piernas. Lo coloqué sobre mi cuerpo aún húmedo y me metí en la cama.

Tiritaba, pero no tenía frío. Sentía mi cuerpo enfermo pero no era más que la culpa carcomiéndome completa.

Jenny entró poco después diciendo que Jungkook preparaba algo para mi estómago. Sentí aún más culpa cuando vi a las demás asomarse por la puerta.

Él les había pedido cuidar de mi por mi mentira y me sentí aún peor.

Una lágrima bajó por mi mejilla cuando Marie lo notó. Lo sabía. Sabía lo que había pasado. Parecía molesta.

-Salgan ahora- la escuché decir con severidad, una nada común en ella.

Jenn arrastró a Jess fuera a pesar de sus negativas.

-¿Te forzó?- negué mientras lloraba -¿Te dominó?- volví a negar y me sentí aún peor si es que era posible.

-Yo.. yo no se, yo quería y ahora..- volví a sollozar.

-Tranquila, ya pasó. Ya pasó.- se acercó a mi para abrazarme.







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