‼𝙩𝙤𝙠𝙮𝙤 𝙧𝙚𝙫𝙚𝙣𝙜𝙚𝙧𝙨 𝙮𝙖𝙣𝙙𝙚𝙧𝙚‼
______ Kinomoto regresa a Japón luego de muchos años solo para reencontrarse con su viejo mejor amigo, Hanagaki Takemichi. Ambos se llevarían muchas sorpresas del otro. ______ se preguntaba cómo su mejo...
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La campana anunció su presencia, los dueños del lugar rápidamente clavaron sus ojos en ella. Ella les sonrió devuelta incluso cuando ellos parecían inquietos. Chifuyu entró por la puerta trasera. Ella borró su sonrisa, el chico tenía una herida abierta en la mejilla y la sangre desbordaba de la misma, era un rasguño.
—Chifuyu-kun —se acercó a él tomándolo por el mentón—. ¿Tienen un botiquín?
—A-ah, si —Baji articulo mientras caminaba al mostrador.
—____-chan —Kazutora le sonrió aferrándose a su cintura—. Viniste.
—Ah, si —la chica le devolvió la sonrisa suavemente y acarició brevemente su cabello—. Veo que están algo ocupados —mencionó tomando la pequeña de metal que Baji le había entregado.
—Creo que debo aceptar que los gatos callejeros no son tan amigables —Chifuyu mintió haciendo una mueca.
La campana volvió a sonar, un par de adolescentes entraron a la tienda, todos estuvieron de acuerdo en que sería mejor atender la situación de Chifuyu en la parte de atrás de la tienda, donde cuidaban de gatos, —incluido Silver— ella deseaba hablar a solas con el rubio mientras que los chicos debían vender un poco de drogas, sin que ella se enterase, claro.
Chifuyu hizo una mueca al sentir el alcohol hacer contacto con la herida en su mejilla. Herida que en realidad había provocado una chica a la que había golpeado brutalmente momentos antes detrás de la tienda, todo por querer invitar al chico salir, acto que le dio nauseas a Matsuno, pues claro, no era su preciosa ______.
—¿Sakura no está contigo?
—Insistió en ver a sus amigas de la guardería —la chica hizo una leve sonrisa. Aunque le alegraba que su hermana tuviera amigas, la verdad era que se sentía extraña sin ella.
—¿Guardería?
—Si, Izana abrió una recientemente —le explicó—. Ya está.
Él asintió: —____-chan, yo...
—Chifuyu-kun, lo siento —lo interrumpió, su mirada estaba fija en el suelo—. Debí haberte permitido hablar aquel día.
