‼𝙩𝙤𝙠𝙮𝙤 𝙧𝙚𝙫𝙚𝙣𝙜𝙚𝙧𝙨 𝙮𝙖𝙣𝙙𝙚𝙧𝙚‼
______ Kinomoto regresa a Japón luego de muchos años solo para reencontrarse con su viejo mejor amigo, Hanagaki Takemichi. Ambos se llevarían muchas sorpresas del otro. ______ se preguntaba cómo su mejo...
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Jueves, tres p.m.
—Todo esto es por Mikey-kun —aseguró Sanzu con la mirada perdida.
—¿Nos estás pidiendo que intentemos matar a los Haitani porque si?
—No —se revolvió el cabello con frustración—. No me están entendiendo.
—¿No estás diciendo que matemos a los Haitani porque 'quieren quitarle su chica a Mikey'? —habló otro. Tal vez llamé a los miembros equivocados de la quinta división.
—Es que no solo se trata de su chica como tú lo dices —explicó—. Ella es será la reina de Toman —frunció el ceño cuando escucho las quejas.
—¿De qué hablas, Sanzu-san?
—Lo que estás oyendo. Esa chica mandará a Toman y dominará Tokyo junto a Mikey-kun.
—¿Es ______ esa chica a la que amenazaron?
—Eso creo.
—Ni siquiera la conocemos —rió otro.
Sanzu se acercó amenazante a él: —Así no la conozcas, es importante para el comandante, para capitanes, vice-capitanes incluido yo y para miembros de Toman.
—No veo cómo matar a los Haitani ayudaría a Toman a ser mas fuerte. En todo caso, están buscando pelea con una pandilla que es igual o mas fuerte que nosotros.
—Ellos lo comenzaron y nosotros lo vamos a terminar.
—Sanzu-san no busco pelear con usted ni nada, pero... —comenzó a decir uno—. ¿Qué no debería la chica decidir de que lado está y ya? No es que se trate de una pequeña, ¿o me equivocó?
—¿Eso significa que no están dispuestos a hacerlo? —acomodó su mascarilla el ojiazul. Ellos negaron—. Ya veo.
—No quiero que nos lo tome a mal, Sanzu-san.
—¿Por qué me tomaría a mal que se nieguen a realizar una petición especial para el comandante? —rió con sarcasmo.
—La verdad dudo que el comandante este así de loco —murmuró uno, para su mala suerte, fue escuchado.
—Ah, así que quieres recibir instrucciones directas de Mikey-kun para hacerlo.
—N-no —negó torpemente.
—Solo estamos denegando una orden —frunció el ceño—. Una orden de todas las que nos dan.
—Si, además, tu ni siquiera eres nuestro capitán —dijo, siendo apoyado por el resto. Los seis chicos que Sanzu había reclutado.
