‼𝙩𝙤𝙠𝙮𝙤 𝙧𝙚𝙫𝙚𝙣𝙜𝙚𝙧𝙨 𝙮𝙖𝙣𝙙𝙚𝙧𝙚‼
______ Kinomoto regresa a Japón luego de muchos años solo para reencontrarse con su viejo mejor amigo, Hanagaki Takemichi. Ambos se llevarían muchas sorpresas del otro. ______ se preguntaba cómo su mejo...
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A pesar de que la interacción con Draken había sido nula luego de que la chica malinterpretara sus acciones, con el ojilavanda por el contrario, hablaban animadamente, incluida la menor —que en conjunto con Mitsuya se encargaron de hacer sentir a la chica como la mas linda— cosa que animo aunque fuese un poco a ______, que, además de estar triste y confundida —por la actitud de Draken— se sentía incomoda, pues bien sabía que esa noche la pasaría con Draken en su casa y lo que al principio le pareció una buena idea, ahora no tanto.
Sorprendieron a la chica, avisándole que irían hasta una reunión con algunos miembros de Toman y asegurándole que le tenían una sorpresa, la chica aceptó emocionada, curiosa de que sería eso tan especial que le darían. Al llegar al templo pudo ver reconocer al resto de sus amigos, si es que puedo llamarlos así incluido Hanagaki por quienes fue bien recibida.
—Cariño, llegaste —la abrazó Mikey, soltándola en cuanto las quejas se hicieron oír—. No dejan disfrutar de nada.
—¿No te quedó? —Baji pasó su brazo sobre sus hombros.
—A mi también me hacía ilusión verte con el —le sonrió Kazutora.
—Estoy seguro de que Mitsuya-san lo puede arreglar, ¿no? —dijo Chifuyu mirándolo.
—Oigan, tranquilos —hizo un gesto para que guardaran silencio—. Aún no se lo he dado.
—Oh —rió Takemichi rascándose la nuca—. ¿Y qué esperas?
—Bien —rodó los ojos, mientras le estiraba una bolsa de regalo a la peli____—. Espero que te guste.
—Esperamos —recalcó Baji.
—Oe, fue mi idea —refunfuñó Chifuyu.
—Gracias. A todos, chicos —sonrió la chica, emocionada. Abrió la caja, quedándose anonadada con lo que veía en su interior.
—¿Qué es, Nii-san? —Sakura sacudió su brazo con desesperación.
La chica estiró ante los ojos de todos lo que le habían dado. El uniforme de Toman, que justo en ese momento vestía la mayoría. Ella sonrió: —¿En serio es para mí? —Mitsuya asintió.
