‼𝙩𝙤𝙠𝙮𝙤 𝙧𝙚𝙫𝙚𝙣𝙜𝙚𝙧𝙨 𝙮𝙖𝙣𝙙𝙚𝙧𝙚‼
______ Kinomoto regresa a Japón luego de muchos años solo para reencontrarse con su viejo mejor amigo, Hanagaki Takemichi. Ambos se llevarían muchas sorpresas del otro. ______ se preguntaba cómo su mejo...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Aquella mujer mayor soltó un gran chillido de sorpresa al ver a aquel muchacho de orbes violetas mirarla tan tranquilo, sentado en el sofá de su sala de estar. Aún alterada llevó una de sus manos hasta donde sintió a su corazón latir con temor. Sintió su respiración fallar, dando un pasos hacia atrás cuando él sonrió.
—Te daré todo el dinero que tengo. No me hagas daño —le aseguró con la voz quebrada.
—¿Katō-san, cierto? —la aludida asintió con temor—. No busco su dinero.
—E-escucha, puedo ayudarte a ser famoso. Te apoyaré en tus diseños. Tengo muchos contactos.
—Justo ahora eso no es algo que me interese —soltó burlón.
—¿E-entonces que buscas? —la anciana lloriqueó desesperada—. ¿Q-quieres una chica? Yo te la puedo dar. Una que sea tal como te gusten.
La señora palideció al ver el gesto de asco que el chico hacía. ... era una persona reconocida en el mundo de la moda, tenía bastante dinero y un muy buen sistema de seguridad instalado en su hogar, misma razón, por la que se sintió tan nerviosa al ver a aquel chico dentro.
Katō comenzó a repasar mentalmente todos los errores que había cometido. Chicas que había juzgado mal por dinero, los sobornos que había recibido por convencer a chicas de firmar contratos abusivos. Se esmeró en encontrar entre ellas a alguna con los rasgos del chico. ¿Sería el hermano de alguna? Quizá su novio.
Mitsuya le indicó con un gesto que tomara asiento. Ella siguió sus instrucciones temerosa.
—Katō-san. Madre y recientemente abuela —comentó con tranquilidad.
—E-escucha chico, haré lo que sea si me dejas tranqui...
—Tu hija trabaja para ti en la agencia —mencionó—. Ahora mismo debe estar en casa cocinando algo para tu dulce nieta.
—P-por favor...
—Ah, tu nieta está en sus clases justo ahora, termina a las cinco, ¿no? —la señora sollozó—. Apuesto a que tiene una voz bella.
—Te juro que...
—Y tu sacarás provecho de ello, ¿no?
Mitsuya sonrió al verla tan nerviosa. Tomó asiento a su lado mirándola con atención.
—¿Qué es lo que quieres?
—Ah, lo que quiero ya lo tengo —habló soñadoramente.
El chico rebuscó entre sus bolsillos hasta dar con lo que buscaba, una foto de ______. Katō miró la foto de aquella chiquilla peli____ parecía estar profundamente dormida mientras una mano —que asumió sería la del pelilila jugaba con sus labios. No supo concluir si la bella chica era muy afortunada al tener a alguien que hablase así de ella, o, todo lo contrario.