‼𝙩𝙤𝙠𝙮𝙤 𝙧𝙚𝙫𝙚𝙣𝙜𝙚𝙧𝙨 𝙮𝙖𝙣𝙙𝙚𝙧𝙚‼
______ Kinomoto regresa a Japón luego de muchos años solo para reencontrarse con su viejo mejor amigo, Hanagaki Takemichi. Ambos se llevarían muchas sorpresas del otro. ______ se preguntaba cómo su mejo...
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—¿Qué les parece si ordenamos pizza? —sugirió la peli____. Todos los chicos asintieron de inmediato.
Desde la llegada de los chicos, la comida que Mitsuya había preparado fue insuficiente, en cantidad, claro. Tenía un buen sabor, pero solamente había preparado dos raciones para adulto y tres infantiles, apenas sirvió como aperitivo, tuvieron que pensar en algo. Claro que ninguno se opuso a su petición.
No estaban seguros de a que deberían prestarle mas atención, a la chica que causaba el sonrojo en sus rostros o a la forma en la que los demás la miraban. A excepción de las niñas y de Hanagaki, todos estaban centrados en la chica oji____, y es que para ellos, la chica lucía hermosa aun cuando hacía algo tan simple como hablar por teléfono. Hanagaki sintió curiosidad, mientras las niñas jugueteaban, él prestó atención a su amiga, buscando alguna cosa que la hiciera ver graciosa, pues no entendía porque tanta atención a su amiga.
Harto de no entender la situación, el pelinegro decidió llamar la atención de su amigo:
—Chifuyu —llamó su atención, el chico le indicó con un gesto que continuara, sin despegar la vista de la chica—. ¿Por qué la ven así?
El chico pareció salir de un trance, miró a Hanagaki: —¿A qué te refieres?
—De esa manera, tan... intensa —ambos se concentraron en los chicos esta vez. Ambos fruncieron el ceño, sin embargo, por distintas razones; Chifuyu se sintió extremadamente enojado al ver como la miraban mientras que Hanagaki mas bien inquietud.
—Tienes razón, no me gusta la forma en la que la ven —Chifuyu razonó en voz alta—. ¿Deberíamos hacer algo al respecto? —preguntó algo indeciso.
Hanagaki lo miró con sorpresa: —¿De qué hablas, Chifuyu? Es ToMan, solo digo que... Es curioso.
—¿Cómo la conoces, Takemichi? —el rubio, por más retraído que luciera con la chica, prestó mucha atención al trato que ella le dio y concluyó que lo conocía.
—Es una vieja amiga mía —el pelinegro sonrió—. La conocí cuando pequeños, había dejado el país y perdimos el contacto pero casualmente nos reencontramos hace unos días.
—Bien, dijeron que estarían aquí en cuarenta minutos, así que habrá que solo queda esperar —anunció la chica, tomando asiento al lado del pelinegro—. ¿Cómo está tu nariz, Take-kun? —tomó la bolsa de hielo con la que el chico hacía presión sobre la zona afectada—. ¿Necesitas algo?