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—¿Como esta joven Yamada?— le preguntó el doctor amablemente mientras entraba al consultorio.

—Bien doctor.

—¿A tenido mareos recientemente?— volvió a preguntar mientras ponía los papeles en la mesa y peli negro nego.

—No, ni siquiera me acuerdo de cuando fue la última vez que e tenido uno— admitió y el doctor asintió mientras se sentaba en la silla.

—Muy bien joven, voy a hacerle unos chequeos y después podrá retirarse— le explicó y el chico asintió un poco nervioso.

Cuando habían terminado el chico se despidió del doctor y salió del consultorio. Cuando divisó al peli rubio se dirigió rápidamente hasta el, esta sonrió al verle mientras se paraba.

—¿Vamos?— dijo y el menor asintió mientras lo cogía del brazo.

Los dos chicos habían caminado por diez minutos, hasta que habían llegado a la heladería. Cuando entraron se sentaron en unos asientos vacíos rápidamente.

—Hola jóvenes, ¿que sabor de helado desearían?— preguntó la mesera del lugar sonriendo, con un papel en la mano y un bolígrafo en otro.

—De vainilla— pidió Bruce y la chica asintió.

—De chocolate con menta, por favor— también pidió y la chica empezó a apuntar sus pedidos en la papel, mientras que el peli negro lo miraba raro.

—Bien, les traere los helados en unos minutos— dijo y después se retiró dejando a los chicos solos.

—¿Encerio te gusta el chocolate con menta?— preguntó con una expresión de disgusto y con un tono de indignación, el peli rubio fruncio el seño.

—Si, es muy bueno— admitió y Bruce nego en desacuerdo.

—Es asqueroso Vance, sabe a pasta de dientes.

—Que dices, todas las pastas de dientes saben diferentes.

—Si tu lo dices.

Los chicos empezaron a hablar de otra cosa, hasta que sus pedidos habían llegado. Le agradecieron a la mesera y empezaron a comer.

Cuando habían terminado de comer pagaron la cuenta y caminaron devuelta hacia la casa del peli negro. Cuando llegaron no había nadie en la casa.

—¿Quieres ver una película?— preguntó el peli rubio y el chico asintió, alfin y al cabo no tenían más nada que hacer. Se dirigieron a los sillones, se sentaron y se accurucaron.

—¡Aah, me quiero morir!— chillo el chico mientras se echaba a la cama seguido de su hermana.

—No exageres Finn— dijo la chica mientras se sentaba en el borde, el chico solo bufo y se levantó sentándose.

—Eso fue tan vergonzoso Gwen.

—Nadie se dio cuenta, tranquilo.

—Nunca lo sabremos.

—¿Eres siempre tan precipitado en pensar en lo peor?— preguntó fingiendo curiosidad y el chico puso los ojos en blanco fastidiado.

—Solo se que alguien se debió de haber dado cuenta.

—¡Que no!— chillo asustando un poco al chico —Finn solo tres caíste de la patineta, es algo normal.

—Pero de una manera tan estúpida.

—Hiciste un movimiento mal y te caíste, es algo que le pasa a todo el mundo.

—!Aaaah¡— volvió a chillar tapándose la cara con sus manos.

Rinney - Brance - GrillyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora