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Después de que habían terminado de hacer la pizza se sentaron todos y cenaron entre risas. La verdad que esto fue mucha sorpresa para Griffin, ya que no acostumbraban a tener esos tipos de momentos. Bueno sus padres siempre trataban de hacerlos reír o trataban de establecer una conversación con ellos, pero ninguno de los dos quería hablar. Hoy fue la excepción.

—Estoy feliz de que porfin podramos comer así, hablando y riendo como una familia feliz— hablo su padre con una sonrisa de oreja a oreja. Esto hizo que el peli rubio sonriera un poco.

—Estoy de acuerdo, hace mucho que no teníamos una cena así, estoy muy feliz— su madre añadió mientras se limpiaba la boca con una servilleta.

—Yo también estoy feliz, hace mucho que he sentido un ambiente así de cálido— añadió su hermana con una sonrisa que Griffin nunca había visto en su rostro, y a decir verdad, le sorprendió.

La familia siguió comiendo felizmente. Cuando Griffin había terminado se dirigió a su habitación y se encerró en su habitación satisfecho con la cena. Agarro su diario y empezó a escribir.

El peli rubio y la señora Yamada llegaron recientemente devuelta a casa, aunque no quisieron irse tenían que hacerlo ya que tenían que bañarse y comer.

—Me debí de haber quedado con Bruce, tengo que estar hay para el— habló el peli rubio mientras se sentaba en la mesa poniendo sus dos manos en su cara. La señora suspiro tristemente mientras ponía su bolso en la mesa al lado de sillón, para después sentarse también.

—No te culpes Vance, estoy seguro que a Bruce no le hubiera gustado que nos pasaramos las 24 horas en el hospital, hicimos bien en venir a descansar un poco— dijo mientras ponía su mano en el hombro del chico, el solo bufo mientras movia su cabeza.

—No se señora, yo amo a Bruce y usted lo sabe, mi deber es cuidarlo.

—Se que amas a mi hijo Vance y estoy segura de que el también lo hace— hizo una pausa— pero también estoy segura de que no le gustaría de que no te cuidaras solo por cuidarlo a el.

—Puede que tenga razón señora— admitió y la mujer solo sonrió un poco.

—Creo que deberías ir a descansar un poco, te notas demaciado cansado.

—Creo que tiene razón, adios— se despidió y se fue rápidamente por las escaleras. La señora soltó un suspiro y se dirigió a la cocina.

Robin y Finn se encontraban desayunando en la cocina, mientras hablaban sobre un plan, para poder rescatar a la hermana del peli castaño.

—¿Crees que eso vaya a funcionar?— cuestionó el pelí castaño no tan seguro del plan que propuso su novio. El peli negro solo asintio sin rodeos.

—Creo que es el plan, que más podría funcionar— dijo y el menor movio su cuchara en el plato, como si su apetito se hubiera esfumado.

—Oye, ¿y si le pedimos ayuda a Bruce y Vance?— propuso el peli castaño esta vez y el peli negro hizo una mueca.

—Creo que deberíamos dejarlos fuera de nuestros problemas por ahora, creo que ellos ya han tenido suficiente de nosotros.

—Si, tienes razón pobres.

—Aunque tenemos tiempo de no verlos, se me hace raro que no haigan venido a visitarnos.

—Ahora que lo dices, es cierto.

—¿Te parece si vamos a su casa?— le pregunto y el peli castaño alzo la ceja por sorpresa.

—¿Ahora?

—Si, creo que no tenemos nada que hacer y podemos aprovechar para visitarlos y de paso podremos decirles que paso, seguro querrán ayudarnos, y entre mas ayuda mejor.  

Rinney - Brance - GrillyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora