Thirty one

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Y así fue cuando pasó una muy larga semana en la que Jungkook pasó encerrado en su departamento, Yoongi se las arregló para que en la universidad le permitieran enviar los proyectos finales y el rubio se encargaba de dejárselos a cada catedrático.

Hoseok se había ido, así como Yoongi había dicho no tardó mucho en aparecer y llevárselo, el pelinaranja pareció tan entusiasmado de vivir con él, pero a la hora de abandonar el departamento lloró porque iba a ser separado de su "padre" y Jungkook tuvo que prometerle que iría a visitarlo seguido para que se calmara.

Y aunque Jimin se había encargado de mantenerlo entretenido ya sea viendo con él la televisión, leyendo, hablando o simplemente dándose mimos, Jungkook estaba cansado de estar encerrado.

Él estaba acostumbrado al movimiento, a salir seguido ya sea solo a dar una vuelta, al parque o a donde sea, no le gustaba permanecer encerrado, pero sabía que no tenía otra opción por ahora.

Observó el nuevo reloj electrónico que adornaba la pared de la sala, justo sobre el televisor, eran pasadas las 2 de la tarde y pronto tendrían su habitual visita.

Jungkook apagó la tele, estaba acostado con Jimin encima en el sofá, acarició la espalda de arriba hacia abajo escuchando los ronroneos del pelinegro.

-Cielo, deberías de ir a cambiarte. Ya casi es hora.-le susurró y se tensó al sentir un beso húmedo en su barbilla.

Era algo de lo que no terminaba de acostumbrarse, para él, Jimin era un ser inocente y adorable pero luego de que Hoseok se fuera y que ellos tuvieran todo el tiempo para estar solos, Jimin parecía necesitarlo más. Más besos, más caricias y para él era demasiado difícil el contenerse.

-Probablemente es el celo.-había dicho con tranquilidad Seokjin.-Ya sabes, cuando los animales tienen sus hormonas locas y...

-Se lo que es un celo.-se había quejado Jungkook.-Pe-Pero no pensé que mmm... Jimin.

Seokjin había reído del otro lado de la línea, disfrutando de la situación de Jungkook.

-Sólo cómprate unos cuantos condones, ellos necesitan tener acción todo el día por el laxo de una semana.

-¡Una semana! espera... ¡Yo no he dicho que le haré algo así a Jimin!

-Igual y tienes prohibido salir del departamento.-le había recordado.-No te preocupes, deja que tu cuñado de oro se encargue de esto, te conseguiré unos supresores y por si acaso, unos condones.

Y esa conversación la habían tenido iniciando la semana, Seokjin cumplió y le había llevado las cosas, le explicó que Jimin debía tomar un supresor luego del desayuno y luego de la cena. Eso debía reducir el celo completamente.

Seokjin revisó a Jimin y le dijo a solas que, en esos momentos, el híbrido no tenía ningún tipo de síntoma del celo, pero por ahora, debía mantenerse pendiente.

Jungkook cometió el error de preguntárselo el miércoles.

-¿Estás en celo?

Jimin se había puesto rojo como un tomate y había huido a la habitación, no queriendo hablar de ello, pero luego le hizo saber que no lo estaba, que actuaba de aquella forma porque estaba muy feliz de volver a ser solo ellos y que trataba de demostrárselo de aquella forma.

Los labios de Jimin eran suaves y dulces, no importaba las veces en las que los probara, Jungkook siempre amaría las sensaciones que le producían en el cuerpo, su corazón latía con fuerza mientras su piel se erizaba. Era difícil mantenerse bajo control cuando Jimin parecía dispuesto a lo que sea.

Lovely -Kookmin-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora