Intensa búsqueda

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Flashback

Manjiro pudo salir de su habitación después de que su primer celo hubiese pasado. Por fin sentía que todo volvía a la normalidad con él. Ya no estaba enojado con el mundo.

—Oso gruñón ya salió de su cueva— dijo Emma al verlo entrar a la sala.

Shinichiro se le acercó para asegurarse de que ya habían pasado los efectos de su celo y que era seguro que estuviese fuera de su habitación. Manjiro

—Bueno, todo indica que ya regresaste a la normalidad— dijo el mayor con una sonrisa amable, antes de darle un zape en la cabeza—. Ahora ve a buscar a Takemichi para que le pidas disculpas por tu horrible actitud.

El rubio bufó sobando su cabeza mientras salía de la casa para cumplir con la orden de su hermano.

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Mikey creía estar escuchando una mala broma de parte de la madre de Chifuyu. Tuvo que pedirle que le repitiera lo que acababa de decirle referente a la ubicación de ambos niños.

—Ya verás que estarán de regreso en un par de días— dijo la mujer restándole la gravedad al asunto de que Takemichi y Chifuyu hubiesen huido de casa en medio de la noche.

Después de que la mujer cerrara la puerta, Manjiro comenzó a hiperventilar. Conocía muy bien a Takemichi. Si había decidido realizar un viaje para quien sabe qué, era obvio que no sería por un par de días. Y considerando la discusión reciente y la manera en cómo lo había tratado, era poco probable que regresara.

Takemichi no podría sobrevivir fuera de la tribu. Era muy peligroso andar por los alrededores, más si no conocía los lugares. Imaginó al pelinegro en muchos escenarios terribles.

Debía de decirle a Shinichiro y a Emma.

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Encontró a su hermano mayor visitando la tumba del anciano, cómo solía hacerlo todos los días en ese mismo horario.

—¡Takemichi escapó de la tribu!— dijo en cuanto le vio.

Shinichiro volteó confundido. Estaba tan ensimismado en sus pensamientos que no captó lo que Manjiro le había dicho. El adolescente le repitió la información, a lo que el pelinegro dejó lo que estaba haciendo para ir a casa corriendo.

El mayor tuvo la intención de ir tras Takemichi, pero al ver a Emma supo que no podría hacer aquello. Su hermanita no podría quedar a la deriva, aunque ella le insistiera que estaría bien sin su presencia.

—Yo iré por él— dijo Manjiro apareciendo en la sala terminando de empacar su morral.

—¿Estás loco?— preguntó Shinichiro sujetándolo de los hombros—. Es peligroso que vayas tú solo.

—Sabré cuidarme bien— respondió desviando la mirada—. Si Takemichi huyó en parte fue mi culpa. Déjame remediar mi error.

Shinichiro deseaba negarse, pero el imaginar a Takemichi perdido en uno de los bosques cercanos, o hundiéndose en un charco de fango, hizo que no tuviera más opción que dejar ir a su hermano menor, con la promesa de que regresara a casa si después de unas cuantas semanas no hallaba a Takemichi.

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El tiempo pasó ligeramente volando. Manjiro sabía muy bien que ya habían pasado más de un par de semanas como le había prometido a Shinichiro. Estuvo muchas veces a punto de regresar, pero siempre en ese momento encontraba una pista que le acercaba a Takemichi.

Su búsqueda se veía pausada cuando su celo aparecía en el momento menos indicado. Por lo general solía alejarse más de los lugares donde habitaban tribus.

—¿Eres alguna especie de ermitaño?— preguntó un sujeto cuando le encontró dormitando a la intemperie estratégicamente cerca de una laguna.

—Vete— gruñó cubriéndose con la manta, mientras disimuladamente comenzaba a movilizar una buena cantidad de agua para defenderse si era necesario.

El sujeto tocó su manta para comenzar a quemarla. Manjiro, que ya había acumulado una buena cantidad de agua sobre ellos sin que el tipo se diese cuenta, la dejó caer para apagar el fuego y así atraparlo en una pequeña prisión de agua.

—Tienes la ventaja— dijo el chico con una sonrisa nerviosa.

Manjiro quedó sorprendido cuando el agua fue evaporada, y fue rodeado por una espesa neblina. Escuchaba los pasos del sujeto corriendo alrededor suyo, por lo que podía hacerse una idea sobre su posible ubicación. Alcanzó a inmovilizarlo con duros pilares de hielo sólido, justo cuando un cuchillo rozó su cuello.

—Qué reflejos— susurró derritiendo los pilares.

Ambos se enfrascaron en una batalla donde mezclaban movimientos de artes marciales y sus poderes. Manjiro se estaba hartando de esa pelea sin sentido por lo que con unos rápidos movimientos y una de sus potentes patadas derribó a su contrincante.

—Si no quieres morir, no te atrevas a ponerte de pie— amenazó creando unas filosas estacas de hielo alrededor del cuerpo del sujeto.

—Tampoco es como si tuviera energía para eso— respondió derritiendo la punta de las estacas para evitar lastimarse—. Eres un excelente guerrero ¿De qué tribu provienes?

Manjiro no respondió a su pregunta, sólo se limitó a recoger sus pertenencias para poder continuar con la búsqueda de Takemichi. El chico permaneció sentado en el suelo esperando a que dijera algo. Al darse cuenta que no recibiría respuesta por parte de Manjiro comentó que era igual de maleducado que un par de omegas con los que se había topado antes.

—¿Cómo eran?— preguntó amenazante agarrándolo de la camiseta.

—¿Uno de ellos es tu compañero? Espero que no sea el rubio, a ese ya le eché el ojo— dijo golpeando sus manos para que le soltara—. El otro es todo tuyo si así lo deseas. No me gustan tan temerosos.

Mikey supo que había dado por fin con una buena pista después de un par de meses sin encontrar una que le acercara a Takemichi.

—Puedo llevarte con ellos. No hace mucho estuvieron por aquí— dijo estirando su mano—. No nos hemos presentado debidamente... Mi nombre es Keisuke Baji.

Fin flashback

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El pelinegro de largo cabello silbó al encontrar a Manjiro inconsciente y tendido en el suelo. Se preguntó qué rayos lo había golpeado para dejarlo en ese estado.

—¿Estás muerto?— preguntó con las manos en los bolsillos dándole un par de golpecitos con el pie.

Manjiro abrió los ojos, levantándose de un salto y amenazando con darle un puñetazo a su acompañante, quien no se inmutó por aquello. Ya se había acostumbrado a que al despertar, el rubio hiciera eso.

—Lo había encontrado, y se me escapó— gruñó dándole una patada a un árbol, rompiendo una buena parte de su corteza.

—Te pierdo de vista un día, y te dejan inconsciente— comentó sentándose en una roca, viendo a Manjiro desahogar su frustración contra el árbol— ¿Es normal que seas así de violento?

—Tengo problemas para regular mi temperamento cuando está por comenzar mi celo— dijo viendo el árbol caer partido a la mitad luego de darle unas potentes patadas.

—Comprendo tu problema— comentó poniéndose de pie para alejarse a una sana distancia—. Me mantendré apartado porque es seguro que uno mate al otro.

Manjiro arrugó la nariz al sentir un desagradable e intenso aroma a menta.

Resiliencia [Omegaverse] [Tokyo Revengers]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora