Dolor intenso

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Ante la negativa de los presentes de dar información sobre el paradero de Takemichi y Takeo, Mikey decidió enfrentarlos uno por uno, incluyendo a sus acompañantes. Entre todos intentaron derrotarlo, pero Manjiro era una fuerza imparable con la que no podían combatir.

Chifuyu se levantó del piso, tambaleante y muy adolorido. Avanzó decidido hasta Manjiro que inspeccionaba su alrededor en busca de su compañero, e intentó darle un golpe, pero el alfa fue más rápido y de una patada lo derribó. Keisuke le gritó a Chifuyu que se detuviera, arrastrándose hasta él. Los dos se quedaron estáticos cuando escucharon el llanto de un bebé. Levantaron la vista y vieron a Kazutora con Natsuki en sus brazos, debatiéndose en su debía interferir o no.

—¡No te acerques!— gritó el rubio poniéndose de pie con esfuerzo.

Keisuke estaba en silencio, mirando al niño en brazos de Kazutora, con la boca abierta. Se levantó del suelo con torpeza y avanzó hasta el otro alfa a pesar de que le advirtió no hacerlo.

—Tiene mis cejas— dijo estirando su mano al niño, quien seguía llorando asustado por su madre.

Kazutora se sorprendió cuando Natsuki detuvo su llanto al sentir el toque de Keisuke en su mejilla. El pequeño sonrió dejando ver sus rosadas encías.

—Me alegra saber que algo bueno salió de mí— dijo desordenando el cabello del bebé—. Cuídalo bien, y por favor, no interfieras.

Kazutora vio a Keisuke regresar por Chifuyu para ayudar a ponerse de pie.

Los demás estaban tirados en el suelo, quejándose del dolor, esparcidos por el "campo de batalla", viendo a Manjiro revisar el territorio hasta que dió con algo fuera de lugar. Levantó la cubierta de uno de los dos escondites, pero para sorpresa de todos el lugar estaba vacío.

—Escapó— susurró Chifuyu, que era sujetado por Keisuke por la espalda.

Mikey dejó escapar un pequeño suspiro. Giró sobre sus pasos y encaró al omega rubio. Le preguntó sobre el posible paradero de Takemichi, pero Chifuyu dijo no saberlo ya que el escondite era sólo un agujero en el piso y que el túnel que se veía había sido el trabajo de Takemichi mientras peleaban.

El líder perdió los estribos. Si no hubiera sido por Keisuke que bloqueó la patada de Mikey con su antebrazo, Chifuyu hubiera recibido el golpe en su cabeza.

—No seas idiota— gruñó sacudiendo su brazo para disipar el dolor.

—¿Por qué lo proteges? Él es el compañero de alguien más— dijo con voz seria.

Keisuke le dijo a Chifuyu que volviera junto a Kazutora mientras él le daba su merecido a Mikey, haciendo tronar sus nudillos con una gran sonrisa sádica.

—No será mi compañero, pero no pienso dejar a mi cachorro sin su madre— comentó en cuanto se aseguró de que Chifuyu ya estuviera en un sitio seguro—. Daré mi vida por ellos, así que prepárate. No será tan fácil matarme.

La mirada de Manjiro se oscureció. Dijo no estar interesado en matarlo, pero si no le dejaba otra alternativa lo haría. Volvió a repetir su intención de recuperar a su familia mientras intentaba bajar al escondite para seguir el túnel, pero una llamarada impidió su paso.

Keisuke logró esquivar una puntiaguda columna de hielo que iba destinada a atravesar su pecho. Tuvo problemas para evitar los siguientes ataques de Manjiro, lo que significó ser golpeado unas cuantas veces más.

Chifuyu veía con impotencia la pelea. No era justo.

—No puedo quedarme aquí sólo mirando— dijo Kazutora entregándole a Natsuki—. Manjiro está fuera de sí, y terminará matando a Keisuke.

El rubio no alcanzó a detener a su compañero quien corrió directo a la pelea, dando un certero puñetazo en el rostro de Mikey. Entre Keisuke y Kazutora se alternaban para golpear al alfa rubio y así hacerlo entrar en razón, pues sabían que sus instintos eran los que estaban guiando sus acciones.

Mikey cayó de rodillas, lo que para el dúo de antiguos amigos significaba una victoria. Pero fue inesperada la nueva columna de hielo que atravesó a uno de ellos.

El lugar quedó en profundo silencio. Nadie podía creer lo que sus ojos estaban viendo.

—No...— susurró Souya poniéndose de pie para ir hacia Chifuyu, quien se derrumbaba aferrado a su hijo.

Un desgarrador grito retumbó en el silencioso lugar a la vez que Baji caía de espaldas.

Chifuyu cayó de rodillas gritando de dolor. Souya logró arrebatarle de sus brazos al bebé que lloraba desconsolado.

Mikey estaba parado frente al charco de sangre en un estado de shock. Al parecer ya había entrado en razón y cayó en cuenta de lo que había hecho.

Chifuyu logró llegar al lugar para tomar el cuerpo de Kazutora que descansaba sobre el de Baji. El chico rubio lloraba desconsolado, abrazado a su compañero mientras sentía que la marca en su cuello ardía intensamente para ir disminuyendo poco a poco mientras la vida de Kazutora se apagaba con cada segundo que pasaba.

Manjiro sintió el peso de sus acciones. Se disculpó con Chifuyu antes de marcharse del lugar dejando en claro su idea de ir tras Takemichi y su hijo.

Souya mecía a Natsuki en sus brazos, con gruesas lágrimas cayendo sobre el bebé. La vida de Chifuyu había mejorado tanto, y Mikey le arrebató de forma injusta su felicidad.

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Takemichi estaba exhausto. Se dejó caer dramáticamente al suelo, con Takeo abanicando sus manitas para que le llegaras más aire y se recuperara pronto.

—Tienes un grandioso poder— dijo su madre con una sonrisa orgullosa.

—Gracias— respondió con un pequeño sonrojo.

—¿Papi viene?— preguntó Takeo sentándose entre las piernas de Takemichi para buscar un abrazo de su parte.

El pelinegro negó con su cabeza para luego confortarlo diciéndole que el juego del escondite debía durar un poco más hasta que papá dejara de estar enojado con ellos. Takeo asintió antes de bostezar.

—Me hubiera gustado haberte visto crecer así como tú lo has hecho con él— comentó el frágil hombre—. Estoy tan feliz de los grandes logros que has conseguido por ti mismo. Lamento no haber podido luchar con la misma fiereza con la que tú lo has hecho por tu hijo.

—No hay nada por lo que debas disculparte— respondió con una sonrisa amable.

Desde el mismo túnel por el que habían escapado vieron a Izana y Kakucho salir de él. El alfa comentó que había logrado unir su vía de escape con la suya por mera casualidad.

Shima corrió hasta Takemichi y se aseguró de que Takeo se encontrara bien.

—Está decidido en convertirlo en su compañero— dijo Izana rodando los ojos.

—No lo culpo, Takeo es adorable— dijo besando la frente de su hijo.

El bosque parecía tan tranquilo en ese momento.

Resiliencia [Omegaverse] [Tokyo Revengers]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora