El corazón de todos se derritió cuando escucharon un quejidito proveniente de Natsuki. Chifuyu sonrió dejando un corto beso en su frente. Su bebé era simplemente la cosita más maravillosa que sus ojos hubiesen visto en toda su vida.
—Takeo solía dormir mucho— comentó Takemichi con una sonrisa triste.
Inui golpeó la cabeza de Chifuyu y Takemichi sabiendo no estaban al tanto de su presencia. Los regañó por lo descuidados que habían sido apuntando el pañal de Natsuki.
—Está mal puesto— dijo molesto.
Chifuyu se disculpó diciendo que no tenía experiencia en el tema y que le había puesto el pañal de tela al bebé según lo que recordaba haber visto a Takemichi hacerlo con Takeo. Ante aquella explicación Inui no pudo seguir siendo estricto con el chico. El rubio se dió el trabajo minucioso de enseñarle a Chifuyu paso por paso cómo debía colocar exitosamente un pañal. El bebé parecía estar feliz con el resultado pues se veía más relajado al dormir.
Takemichi se había alejado un poco del lugar para aclarar sus pensamientos unos momentos. Una profunda tristeza comenzaba a apoderarse de él mientras más pensaba en su pequeño Takeo. Nunca entendería bien porqué había sido alejado de su cachorro de forma tan cruel siendo que había sacrificado tanto por él y su bienestar. Desde el momento en que le vio tan pequeño e indefenso se arrepintió de sus pensamientos de no quererlo. Ese niño se había transformado en su única razón de vivir.
El pelinegro se sentó en el tronco de un árbol caído y se quedó contemplando una pequeña roca frente a él. Sólo esperaba que su pequeño se encontrara bien.
~•~•~•~•~•~•~•~•~•~•~•~•~•~•~•~•~•~•~•~
Takeo corría por la casa llorando desconsolado buscando a su madre habitación por habitación. Manjiro intentaba calmarlo, pero el niño huía de él llamando a gritos a su "mami".
Los primeros días habían sido tolerables para el pequeño, pero llegado el quinto día de ausencia de Takemichi, el niño comenzó a desesperarse.
El llanto de Takeo se intensificó cuando vio entrar por la puerta principal a Haruchiyo. El niño había asociado la ausencia de su madre desde que aquel chico se había hecho más presente en esos días.
—Por favor, sal de aquí— pidió Manjiro sintiéndose superado por la situación.
Haruchiyo asintió con tristeza antes de salir de la casa.
—Quiero a mi mami— lloraba Takeo buscando un lugar seguro donde poder desahogar sus penas ¿El sitio escogido? Debajo de la mesa.
Para Manjiro fue una eternidad el tiempo en que su hijo lloró hasta quedarse dormido. El problema estuvo en que aquello se repitió por varios días hasta que ya hartado del asunto decidió ir en busca de Takemichi. Sin embargo no tuvo suerte en encontrarlo, era como si el chico junto con los demás hubiesen sido tragados por la tierra.
—Quiero a mi mamita— dijo el niño con un tono de voz tan triste que el corazón de Manjiro se contrajo tanto que hasta doloroso era.
—Lo están buscando— comentó en un intento de calmar a su pequeño, pero el niño sólo se limitó a ignorarlo y volver a su habitación, llorando desconsolado.
—Creo que estás siendo demasiado blando con él— dijo Haruchiyo sentado en el sofá de la sala mientras leía un libro—. Estás siendo superado por el berrinche de un niño de tres años.
El omega se ofreció a ser parte de la crianza de Takeo, argumentando que si no se era firme con él se convertiría en la imagen de Takemichi, buscando la mínima oportunidad de escapar para ir tras su familia y dejando atrás a quienes verdaderamente lo aman. Manjiro se lo pensó muy bien, pero el temor de que su hijo al crecer cometiera los mismos errores que Takemichi le hicieron tomar la decisión.
—No dejes que se convierta en él— dijo.
~•~•~•~•~•~•~•~•~•~•~•~•~•~•~•~•~•~•~•~
Izana desordenó el cabello de Shima, quien se negaba a separarse de su lado con el pretexto de que era su guardián y que lo cuidaría tal como lo hacía su padre Kakucho. El omega debía regañar al su compañero por enseñarle tales estupideces a su hijo sabiendo que él podía protegerse solo.
—¿Te parece si vamos a buscar a Takeo para juegues con él? Tengo trabajo que hacer y podría ser peligroso para tí— preguntó agachándose para quedar a la altura del niño.
El pequeño negó con su cabeza con energía. Le explicó que le daba miedo la "mami" de Takeo por lo que no quería acercarse ya que podría regañarlo tanto como a él. Izana quedó perplejo. No estaba al tanto de que Takemichi había regresado a la tribu, y tampoco sabía que podía a llegar a ser tan estricto con su hijo. Debía ver aquello por sus propios ojos.
Se llevó una gran sorpresa cuando al golpear la puerta vio a Haruchiyo al otro lado con una expresión somnolienta.
—¿Qué haces aquí?— preguntó poniendo tras de él a Shima.
—Esta es mi hogar— dijo como si aquello fuera lo más obvio del mundo.
—No. Este es el hogar de Manjiro y Takemichi— aclaró frunciendo el ceño— ¿Dónde está Takeo?
Haruchiyo le respondió que el niño estaba durmiendo después de armar un gran berrinche.
—Pero de todas maneras no saldrá de su cuarto porque está castigado— dijo antes de cerrar la puerta frente al rostro de Izana.
El peliblanco gruñó muy enfadado. Le pidió a Shima que lo acompañara a buscar a su padre pues debía dejarlo con él para solucionar un problema. El idiota de Manjiro había cometido un gran error y era su deber aclararlo aunque no lo quisiera escuchar. El asunto de Takemichi había escalado demasiado.
Encontró a Mikey teniendo una pequeña reunión con alguno de sus hombres para intentar llevar un pedido y así cubrir las demandas de una tribu cercana. Desde que Kokonoi se había marchado, los negocios se habían complicado bastante.
—Takemichi lleva fuera de tu vida un mes y ya le encontraste reemplazo— comentó el omega muy encabronado— ¿Cómo puedes ser así de cruel con la persona que arriesgó todo por su hijo?
Manjiro abrió sus ojos sorprendido cuando Izana lo agarró de la camiseta con fuerza.
—Takemichi fue quien liberó a Keisuke, pero fue bajo amenaza— dijo con el ceño tan fruncido que le ers muy molesto—. Y no te hagas el sorprendido porque he tratado de decírtelo desde un comienzo, hijo de perra. Takemichi es inocente en todo esto, al igual que Takeo. Si quieres revolcarte con otro omega, hazlo. Pero no involucres a tu hijo.
Mikey quedó en blanco.
ESTÁS LEYENDO
Resiliencia [Omegaverse] [Tokyo Revengers]
FanfictionTribus que controlan diferentes elementos de la naturaleza habitan montañas, bosques y bordes de ríos, manteniéndose alejados de los asuntos de las otras comunidades. A la tierna edad de dos años, los niños demuestran tener o no el don del elemento...