Algo del pasado

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La fortaleza de Souya había dejado sorprendido a varios. Manjiro le había provocado una fractura maxilofacial, lo que significaba que gran parte de los huesos de su rostro del lado derecho habían sido quebrados. Lo normal hubiese sido que se desmayara y quedara inconsciente casi de inmediato, incluso que perdiera la vida, pero Souya lo aguantó con una gran fortaleza inexplicable.

—¡Su cara se está inflamando más!— dijo Chifuyu entrando en pánico, sin saber realmente que hacer.

Intentó crear un cubo de hielo para poder colocarle en el rostro a su amigo, pero sólo consiguió que el agua en sus manos se enfriara solamente.

Nahoya sostuvo la mano de su hermano, desesperado también por no poder hacer nada para evitar que siguiese sufriendo más. Nadie pensó realmente que la lesión de Souya fuese tan grave.

Hakkai entró a la habitación en compañía de Mitsuya, quien les pidió autorización a los presentes para poder ser de ayuda. Nahoya asintió levemente con su cabeza, apartándose para dejar pasar al chico ojilila.

—Los huesos son mi especialidad— dijo el chico colocando su mano en el rostro de Souya.

—Antes de que hagas cualquier cosa con él, demuéstrame que es cierto— dijo Rindou apartando su mano, sujetando su costado, con el rostro empapado en sudor debido al insoportable dolor que le generaban sus costillas quebradas.

Nahoya había intentado mantener lejos de su gemelo a Rindou, pero éste se negó fervientemente a apartarse del lado del peliazul, diciendo que era su deber estar ahí. Smiley amenazó con fracturarle las otras costillas si no se iba, pero el alfa le respondió que no le importaba. Al gemelo mayor no le quedó otra alternativa más que dejar que se quedara allí.

Mitsuya le advirtió que sería increíblemente doloroso, pero que podría recomponer sus huesos.

El rostro de todos los presentes reflejó dolor ajeno cuando escucharon los huesos de Rindou tronar con fuerza, incluso en medio de sus gritos. Rindou dijo que había sido más doloroso incluso que el mismo golpe que le había fracturado las costillas.

—¿No hay una forma de que sea menos traumático?— preguntó Inui espantando aún por el sonido que habían hecho los huesos de Rindou.

Mitsuya negó con su cabeza.

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La puerta se abrió de golpe, saliendo por ella Chifuyu y Seishu, éste último siendo el soporte del ojiazul que caminaba tembloroso buscando un lugar donde poder desplomarse. Ambos se veían realmente afectados, pues el color de su rostro estaba más pálido de lo habitual.

—¿Qué les ocurrió?— preguntó Keisuke que los vio al pasar por allí de camino a la casa de Manjiro.

—¿Alguna vez has escuchado como suenan los huesos del rostro siendo reconstruidos?— preguntó Chifuyu visiblemente afectado.

Keisuke supo que por estabilidad mental no debía ahondar en el tema. Sólo le dió un par de palmaditas en la cabeza y continuó su trayecto.

Seishu le preguntó a Chifuyu sobre la escueta reacción de Baji en relación a él, a lo que el otro rubio sólo se limitó a responder que estaban algo distanciados por una discusión que habían tenido antes. Sin embargo, Seishu no pudo sacar más información ya que Chifuyu cambió el tema preguntando por Hajime.

Hajime había salido de viaje junto a algunos otros alfas del grupo de Izana por petición de Manjiro para comenzar a hacer negocios con otras tribus. Chifuyu tenía curiosidad sobre algo que había notado del compañero de Inui, a lo que aprovechó la instancia para aclarar su duda.

—¿Cuál es la habilidad de Kokonoi?— preguntó cruzando los dedos internamente para no incomodar a Seishu.

—Es muy inteligente— respondió acomodando uno de sus mechones tras su oreja—. No tiene un poder como tal, pero créeme que tiene un gran cerebro.

Chifuyu escuchó parte de la historia del alfa. Al parecer era uno de los pocos sobrevivientes de los niños rechazados por sus tribus al no poseer un poder con el cual defender su territorio, al igual que Takemichi, había sido arrojado al río, pero tuvo la suerte de ser rescatado por un omega nómada que lo crió como su propio hijo hasta que fueron separados tristemente por un grupo de guerreros de una de las tribus de las montañas. Hajime había sido separado de su madre por segunda vez, y entonces fue cuando dió con Izana y los demás.

Seishu no continuó con la historia ya que había olvidado algún que otro detalle. Pero le explicó que básicamente era esa la historia de Hajime.

Chifuyu le agradeció por haber sido tan honesto y le prometió no revelar nada sobre la verdadera historia de Hajime. Seishu entonces le preguntó si sabía algo acerca de Keisuke. Pero el omega negó con su cabeza, le comentó que el pelinegro era muy hermético sobre su pasado y sólo se había limitado a decirle que no tenía una tribu.

—¿Por qué discutieron?— preguntó Seishu otra vez.

Chifuyu dió un largo suspiro de resignación. Levantó su camiseta y le mostró las quemaduras en sus caderas. Seishu se espantó al ver las manos de Keisuke marcadas perfectamente sobre la blanca piel del omega. Inconscientemente llevó su mano a la cicatriz en su rostro, recordando el episodio donde Hamada le había quedado la cara.

—Fue un accidente— dijo Chifuyu volviendo a acomodar su camiseta—. Se descontroló cuando intentamos hacerlo por segunda vez. Discutimos porque él se niega a tocarme más allá de lo necesario.

—Debe sentirse muy culpable— dijo calmando el temblor de sus manos disimuladamente.

—¡Ni siquiera quiere besarme!— reclamó cruzándose los brazos de forma infantil haciendo un mohín.

Continuó contándole que había empezado a entrenar más duro para poder hacer que su control del agua fuera tan bueno como el de Izana o Manjiro, ya que si podía hacer hielo, podría ayudar a Keisuke a no sentirse culpable si volvía a perder el control y así evitar otras quemaduras. Pero al parecer no lograba nada que enfriar el agua, y eso lo estaba frustrando demasiado.

—Tu poder sólo se limita a eso... Es como si yo intentara llevar el mío al nivel de Ran o de Mitsuya— dijo acariciando su barriguita al sentir un pequeño movimiento dentro—. Podría entrenar años y años, pero no lo lograría. Aprende a potenciar lo que ya tienes.

—¿Mitsuya controla la tierra?— preguntó confundido.

—Los minerales... Nuestros huesos son minerales. Es más increíble que Ran incluso— dijo Seishu más concentrado en su pancita que en la conversación—. Puedo sentir como se mueve.

Chifuyu mostró su emoción de inmediato. Preguntó si podía tocar su barriguita para intentar sentir el movimiento.

Keisuke venía ya de regreso, junto con Manjiro y Takemichi cuando vio a Chifuyu con una mano sobre el vientre de Seishu. La expresión que el omega tenía en su rostro era única.

—Deberías arreglar las cosas con él— dijo Mikey dándole un empujoncito.

Resiliencia [Omegaverse] [Tokyo Revengers]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora