Triste pasado

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Souya terminó de coser la herida en el hombro de Chifuyu con mucho cuidado. El rubio le agradeció por sus curaciones.

—No puedo hacer nada por tu labio y por tus costillas rotas— dijo con tristeza en voz baja.

—Tranquilo— respondió desordenando su cabello—. Me preocupaban más los cortes y las quemaduras.

Keisuke y Hakkai observaban de cerca, de brazos cruzados y una cara de pocos amigos. No se les podía culpar. Uno de los integrantes del otro grupo había mostrado interés en Angry, por lo que debían asegurarse de que ni siquiera se le acercara. Aunque esto Souya no lo sabía. El chico peliazul creía que sólo estaban siendo sobreprotectores con Chifuyu luego de su traumático secuestro y posterior rescate.

El rubio agradeció nuevamente su trabajo antes de ponerse de pie y caminar con una ligera cojera hasta Baji, quien le ofreció cargarlo, pero éste sólo aceptó que le sirviera de apoyo para evitar caer.

Hakkai se acercó a Souya mirando con recelo al tipo rubio del otro grupo, quien se mantenía a una distancia respetable de ellos mientras sostenía una larga conversación con su hermano mayor y un par de chicos más.

—Ya se disculpó por intentar golpearnos— dijo Souya después de darse cuenta del motivo por el cual Hakkai no se separaba de él.

—No me fío de él— contestó serio.

Souya estiró su mano para apretar su nariz y así provocar una sonrisa por lo bizarro de la situación. El omega le dijo que no debía preocuparse por ellos, ya que si se encontraba en problemas se lo haría saber de inmediato. Con eso Hakkai pudo sentirse un poco más tranquilo. Aprovechando el tiempo a solas que tenía con Souya, le preguntó sobre algo que quedó rondando en su cabeza. Uno de los líderes del otro grupo había mencionado sobre el compañero destinado de Seishu. Necesitaba saber qué era eso, ya que nunca había escuchado ese término antes.

—Pensaba que eran simples historias, pero viendo lo de Seishu y Hajime... Ahora creo que son ciertas— dijo guardando los implementos de curaciones en una caja—. Pero se supone que todos tenemos a alguien que nos complementa en su totalidad, para formar una "pareja perfecta". Esa persona te hace olvidar que existen más a tu alrededor, sólo está él o ella. Sólo unos pocos afortunados logran dar con su compañero destinado, ya que los demás se conforman con el primer omega o alfa que se cruza por su camino.

Hakkai lo entendió perfectamente. Tal vez era el momento de confesarle a alguien sobre el porqué no parecía estar interesado en ningún omega, aún cuando mantenía bastante cercanía con ellos. Souya lo escuchó atentamente, puesto que Hakkai no era del tipo personas que solían hablar de sentimientos tan fácilmente, siempre solía tratar temas más divertidos o sin importancia. El alfa le relató su historia del porqué había abandonado su tribu y terminó viviendo en un bosque. Hakkai desde que tenía uso de memoria había sido maltratado por su hermano mayor, Taiju. El enorme sujeto vivió gran parte de su infancia torturándolo cuando llegaba a la tribu después de desaparecer por varios días o semanas. La única que le demostraba amor y cariño era su hermana mayor, quien solía defenderlo de Taiju.

—Ella quería evitar a toda costa que me convirtiera en alguien parecido a Taiju— dijo sentado junto a Souya, abrazando sus propias piernas.

Yuzuha, su hermana, había fallecido en circunstancias muy extrañas. Siempre había gozado de buena salud y era muy extraño verla enferma. Pero un día la chica se desplomó mientras preparaba la comida para ambos, y nunca más abrió los ojos. Hakkai había quedado solo contra el mundo y su hermano mayor. Pero dos semanas después de la muerte de Yuzuha, a la tribu habían llegado unos cuantos forasteros después de una pequeña batalla por territorios. Eran mujeres con hijos pequeños, algunos huérfanos y unos cuantos omegas (sabiendo por fin lo eran después de años) que habían sido secuestrados para servir como parejas para algunos de los guerreros de la tribu.

—Él llegó como un huérfano, en compañía de sus dos hermanitas pequeñas— dijo con una pequeña sonrisa boba—. Era la primera vez que veía a alguien tan...hermoso.

Takashi Mitsuya había sido como un potente rayo de sol después de semanas grises en su vida. Ambos se volvieron cercanos, pues coincidían siempre en la fila para recibir alimentos para aquellos que morían de hambre. Hakkai por fin tenía a su primer y verdadero amigo. Obviamente eso no podía durar para siempre. En una de las visitas de Taiju, Hakkai escapó de su casa para evitar que lo matara tras una golpiza, y fue Mitsuya quien detuvo al mayor de los Shiba. Ese fue el día que Hakkai tuvo que huir de su tribu, ya que Taiju amenazó con llevarse consigo a Mitsuya si no lo hacía, y todo porque había desafiado su autoridad para evitar que golpeara al chico también.

—Nunca he dejado de pensar en Taka-chan— comentó mirando el cielo.

—¿Intentaste volver por él?— preguntó Souya dándole palmaditas en la espalda.

—Una vez. Y no me fue muy bien— comentó riendo, inclinándose hacia delante después de quitarse la camiseta, dejando ver un montón de horribles cicatrices en su espalda—. Mi hermano dejó a sus hombres en la tribu, y la instrucción era que si me veían poniendo un pie en ella, me dieran una buena lección, cosa de que no quisiera volver a acercarme. Les funcionó.

Souya había perdido hasta el aliento. Habían cicatrices en la espalda de Hakkai que eran evidencia de haber tenido heridas muy profundas que no fueron tratadas debidamente. Pasó sus dedos por su piel y sintió escalofríos pensando en todo el dolor por el que el alfa debió haber pasado.

—Tu hermano es un monstruo— dijo el omega abrazándose a Hakkai—. Por eso estabas tan aterrado de verlo en el burdel.

Souya estaba llorando desconsolado con el rostro pegado a su espalda, diciendo que le hubiera gustado haber sido su amigo en ese tiempo para haber curado sus heridas y evitar que tuviera tan feas cicatrices.

—¡Tienes que volver por ese chico!— dijo de pronto, poniéndose de pie frente a Hakkai, mientras limpiaba con su antebrazo las lágrimas que aún caían—. ¡Ahora eres más fuerte! ¡También nos tienes a todos nosotros!

—Ha pasado mucho tiempo. Quizás ya tenga su propia pareja, o hasta sus propios cachorros— dijo con una pequeña sonrisa triste.

—No lo sabrás hasta que lo veas— dijo el omega tomando su mano y jalando de él para que se pusiera de pie— ¡Vamos! Si le decimos a Mikey y Takemichi, nos apoyaran.

Souya siguió jalando con la vista puesta en Hakkai, que realmente no se dió cuenta por dónde iba. Sólo se detuvo cuando chocó con alguien. Al girarse vio que se trataba del chico rubio del otro grupo, que no parecía estar muy feliz. El omega lo empujó a un lado para continuar jalando de Hakkai.

—¿Vas a acostarte con él?— preguntó el chico de gafas con voz irritada.

El peliazul se detuvo confundido, mirándolo por detrás de Hakkai. El sujeto tenía el ceño tan fruncido, que Souya pensaba que podría quedarse de esa manera por siempre. El omega corrió hasta él para colocar el dedo índice entre sus cejas para suavizar su expresión. Le aclaró que sus asuntos no eran problema de él, y luego de darle un par de suaves palmaditas en el rostro regresó con Hakkai para llevarlo con Takemichi y Mikey.

El sujeto quedó pasmado, con la mano sobre su mejilla, pensando en que debía casarse con ese omega.

Resiliencia [Omegaverse] [Tokyo Revengers]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora