Takemichi dejó salir un suspiro que reflejaba toda la tristeza contenida en su interior. El pequeño en sus brazos lo observó con atención antes de estirar su manita y entregarle afecto a su madre con suaves caricias en su mejilla tal como había visto a su padre hacerlo en múltiples oportunidades recientemente.
—Gracias— susurró dejando un beso en la frente del niño.
El sonido que hacía el agua del río y la vegetación removiéndose por la suave brisa era algo que podía tranquilizar su mente y espantaba sus penas y también la culpa.
—¿Otra vez aquí?— preguntó Manjiro al encontrarlo después de buscarlo por un largo rato.
Takemichi asintió desganado. El pelinegro había adquirido la costumbre de visitar el sitio donde había sido la última vez que había visto a su mejor amigo antes del incidente. El chico cargaba con la culpa de no haber hecho demasiado para ayudarlos, pero su instinto maternal en ese momento había ganado luego de escuchar el llanto de su pequeño Takeo. Un mes había pasado desde que Chifuyu cayó al río, y por más que realizaron equipos de rastreo para ir en su rescate, no obtuvieron resultados. Cumplido el mes, lo dieron por muerto al igual que a Kazutora que había saltado al agua para ayudarle.
—¿Vienes de ver a Baji?— preguntó apoyando la cabeza en la del alfa sentado a su lado.
Takeo estiró sus brazos para que su padre lo cargara, riendo al ser alzado un par de veces a modo de juego.
—Hoy pude conversar unos minutos con él— dijo con una pequeña sonrisa evitando que Takeo metiera su mano a su boca—. Todo estuvo bien hasta que recordó lo de Chifuyu.
La persona que más mal se había tomado la desaparición de Chifuyu fue Keisuke Baji. Fue tanto el dolor que le había causado la pérdida del omega que simplemente se había vuelto loco, y eso significaba peligro para los demás y para él mismo.
Tuvieron que encerrarlo en una prisión de roca sólida que debían congelar a diario para evitar que el alfa se cocinara dentro del lugar debido al calor constante que desprendía por la ira y la tristeza que sentía. Manjiro e Izana iban turnándose para congelar las paredes.
Pero tal como había mencionado Mikey, Keisuke tenía momentos de lucidez dónde podía hablar de sus sentimientos de profunda tristeza por la pérdida de la persona que más había amado en la vida y de la que se arrepentía tanto por no haberse disculpado debidamente por causarle tanto daño.
"Iba a dejarlo en paz...pero debía pedirle perdón por hacer parte de su vida un infierno... literalmente" le dijo a Manjiro antes de volver a enloquecer e intentar quemar al alfa rubio.
Takemichi volteó en dirección a la tribu cuando escuchó bullicio. Por lo general aquello ocurría cuando estaban bajo ataque o cuando Kokonoi regresaba junto a los demás después de ir a realizar los intercambios con otras comunidades.
—No han dado señales de ataque, así que debe ser Koko— dijo Manjiro relajado, recostándose sobre el tierno cesped, con su hijo jugueteando a su alrededor.
—Eres un pésimo líder— dijo Takemichi poniéndose de pie, sacudiendo su ropa cubierta de polvo y hojas.
—Lo sé— respondió despreocupado cerrando los ojos después de que Takeo se acomodara sobre él para poder dormir.
El omega rodó los ojos, esos dos eran idénticos. Lo mejor era ir a averiguar porqué era el escándalo que había escuchado antes.
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Takemichi estaba boquiabierto. Frente a sus ojos estaban Chifuyu y Kazutora rodeados de los demás entusiastas integrantes de la tribu. Pensó que podría tratarse de un sueño, pero luego de darse un buen pellizco comprobó que no era así, su mejor amigo de verdad estaba de regreso.
—¡Chifuyu!— gritó emocionado haciéndose paso entre la multitud para poder abrazar a su amigo.
El rubio con gusto aceptó su abrazo, diciéndole lo feliz que estaba de por fin estar de regreso en su hogar.
El par de chicos explicó que se habían perdido intentando dar con el río que los guiaría hasta el territorio de la tribu, y que terminaron dando vueltas en un desconocido bosque hasta que dieron con otra comunidad quienes los acogieron hasta que se recuperaran pues a ese punto estaban muy hambrientos y deshidratados. Fueron ellos quienes le ayudaron a volver a su hogar luego de darles las indicaciones para encontrar el dichoso río.
Mientras Chifuyu relataba su historia a sus amigos, quienes lograron acercarse a él entre el resto de personas, fue Souya quien se percató de algo muy llamativo referente al rubio.
—Es una marca— susurró sin darse cuenta que Seishu estaba a su lado.
—Es que tú no aprendes— gruñó Inui dándole un palmetazo en la nuca. Chifuyu.
Iba a darle otro, pero Kazutora agarró su mano y le pidió amablemente no hacer eso, ya que en su presencia nadie podía lastimar a Chifuyu. Seishu quedó atónito ¿Acaso la marca no la había hecho Keisuke? Takemichi les había contado ese día que había desaparecido de su encuentro con Baji, por lo que supuso que se habían enlazado de nuevo, considerando después la reacción que tuvo el alfa cuando el chico fue dado por muerto.
Chifuyu les pidió a Seishu, Takemichi, Souya y Hakkai acompañarlos un instante pues debía de hablar con ellos en privado. El resto se quedó con Kazutora preguntando más detalles del cómo habían sobrevivido y obtener más información de la tribu que les ayudó.
—Estoy esperando un cachorro— dijo a penas y se aseguró que nadie más pudiese escucharlo.
—¡¿QUÉ?!— gritaron al unísono.
—¿Es de Kazutora?— preguntó Hakkai aún muy sorprendido.
Chifuyu guardó silencio. Y el que se quedara sin palabras significaba que no era nada bueno.
—No estoy seguro... Hay una gran probabilidad de que pueda ser de Baji— dijo apenado—. Necesito que Wakasa me ayude a visualizar bien al bebé y así tener una idea de quién es el padre.
El problema de Chifuyu era grave en cierta forma, pues el chico les comentó que a Kazutora no le importaba si el bebé no era suyo, pues se haría cargo de él ya que era su deber como compañero apoyarlo en todo momento. Sin embargo estaba el temor de que Baji pudiese enterarse de ello. Las cosas podrían colocarse muy feas si lo sabía, dejando de lado que era totalmente seguro que tendría una mala reacción cuando supiera que se había enlazado a otro alfa.
—Si el bebé tiene un mes, Kazutora y Baji tienen la misma probabilidad de ser su padre— dijo muy nervioso—. Mi sueño por fin se cumple, pero ha sido toda una pesadilla hasta ahora.
—Por lo menos ahora tienes un compañero que te respeta— interrumpió Souya con una pequeña sonrisa tímida—. A pesar de todo, se te ve radiante.
Chifuyu agachó la mirada, avergonzado.
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Resiliencia [Omegaverse] [Tokyo Revengers]
FanfictionTribus que controlan diferentes elementos de la naturaleza habitan montañas, bosques y bordes de ríos, manteniéndose alejados de los asuntos de las otras comunidades. A la tierna edad de dos años, los niños demuestran tener o no el don del elemento...