Frustración

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Takemichi sintió que más náuseas venían a él en cuanto vio el rostro de Souya. No sabía que había quedado tan mal después del golpe de Mikey.

—Sus huesos están en su lugar ahora, pero tardará algo de tiempo en que su rostro vuelva a la normalidad— dijo Mitsuya sentado en un silla, completamente agotado.

Hakkai le entregó un vaso de agua fría y le agradeció su ayuda con el caso de su amigo. El chico dijo que no había problema, puesto que era su deber ayudar a quien lo necesitase.

Takemichi miró con enfado hacia fuera, dónde Mikey conversaba con Rindou y Ran. Al parecer se estaba disculpando por todo el daño que había causado, y debía de ser así, porque esa expresión de incomodidad sólo la veía cuando tenía que tragarse su orgullo y pedir perdón.

Nahoya le dió un pequeño toque en el hombro para llamar su atención. El Kawata mayor le dijo que parecía estar en las nubes, aunque el tiempo que lo conocían tampoco era algo novedoso en él. Takemichi accedió a hablar con el pelinaranja en otra habitación después de que se lo solicitara.

—Debo confesar que ver tu cara aquí me molesta demasiado— dijo Smiley sentándose en el borde de la ventana abierta—. Si no hubiese estado aquí ese tipo que llegó con tu hermano, Souya hubiese muerto. Y todo porque tu compañero se comportó como un puto animal ¡¿No lo sabes controlar acaso?!

Takemichi se puso a la defensiva de inmediato cuando vio al otro omega empuñar su mano de forma amenazante. No quería conflictos con él, pero si iba a poner en riesgo la integridad de su pequeño en camino, no iba a mostrar piedad tampoco. Pero primero debía de dialogar antes de llegar al extremo de la violencia.

Nahoya seguía recriminándole el daño que le habían hecho a su gemelo.

—¡Lo que me enfada es que también me preocupas!— dijo agarrando a Takemichi desde la camiseta al ver que se mantenía en un estado pasivo en la discusión—. Sus reacciones cuando está enojado son peligrosas. El siguiente puedes ser tú.

Takemichi no lo había pensado de esa manera. Si Mikey tenía ese tipo de reacciones cuando perdía los estribos, podría poner en riesgo su salud o la del bebé en su interior. Era cosa de estar en el sitio equivocado en el momento menos indicado.

El pelinaranja olfateó el aire y se percató de que en la habitación comenzaba a circular un tenue aroma dulce. Acercó su nariz a Takemichi, aún sujeto desde su camiseta, y se dió cuenta que provenía de él.

—No me digas que hueles el miedo— dijo con voz temblorosa ante la seria expresión del mayor.

Eran tan raras las ocasiones en que Smiley dejaba su típica sonrisa, que cuando lo hacía provocaba temor en Takemichi o en quien lo viese. Y aquella era una de esas.

—Hueles diferente— dijo olfateando otra vez— ¿Tu celo se adelantó?

El pelinegro rió nervioso pretendiendo rascar su nuca, pero en realidad cubrió la zona con su mano para evitar que sus feromonas siguiesen esparciéndose. Nahoya lo sacudió exigiéndole una respuesta antes de que tuviera que recurrir a los golpes o a las descargas eléctricas.

—Mi celo no llegará en mucho tiempo— confesó cuando Smiley lo agarró del cuello ya dispuesto a darle el primer toque eléctrico.

—¡¿Esperas un cachorro?!— exclamó dejándolo ir casi de inmediato.

El mayor se sintió terrible por haber andado de matón con Takemichi. Se disculpó por haber intentado desahogar su frustración con él.

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Resiliencia [Omegaverse] [Tokyo Revengers]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora