Pesadilla

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Seishu se levantó de la cama por enésima vez para ir al baño. Lo molesto de llevar un cachorro en su interior era que su vejiga aguantaba mucho menos que antes, por lo que las visitas al baño eran cosa de cada momento.

—¿Habrá sucedido algo?— se preguntó.

Se suponía que Chifuyu le haría compañía en la noche, pero éste nunca llegó. Quizás debía ir a investigar si se encontraba bien, más que nada para quitarse la inquietud de encima que no le dejaba dormir. Salió de la casa con la intención de dirigirse a la de su amigo, pero nunca llegaría a su destino.

—Así que aquí era donde se ocultaban— dijo Taiju acercándose al chico siendo seguido de cerca por unos cuantos hombres más y Hamada—. Bonito lugar el que han hecho.

Seishu intentó advertir a los demás, pero un hombre lo atacó por la espalda y alcanzó a cubrirle la boca con la mano. El omega no tuvo más remedio que quedarse en silencio cuando vio el cuchillo sobre su pancita.

—¿Dónde está tu amiguito? El rubio que escapó de nuestras manos— dijo Hamada después de pedirle al hombre quitar su mano de la boca de Inui—. No he podido quitármelo de la cabeza, así que he decidido llevarlo también con nosotros.

—Está con su compañero— dijo sudando frío viendo que el cuchillo seguía peligrosamente cerca de su vientre.

—Respuesta incorrecta— dijo Hamada quitándole el cuchillo al hombre para clavarlo en el abdomen del omega.

Despertó gritando, sentándose tan rápido como le fue posible. Golpeó con su brazo a la persona a su lado que intentaba calmarlo. Chifuyu se vio en la obligación de abofetearlo para hacerlo entrar en razón viendo que no llegaría a ninguna parte tratando de hablarle suave. Seishu finalmente reaccionó. Revisó que todo estuviera bien con su bebé y se dejó caer hacia atrás aún con la respiración acelerada.

Chifuyu tomó la mano del mayor para hacerle saber que no estaba en peligro y que todo se había tratado de una fea pesadilla. Seishu se disculpó por haberlo despertado y también por golpearlo. El ojiazul le restó importancia diciendo que había sido su culpa por no hablarle antes de tocarlo.

Seishu le preguntó cómo se sentía, a lo que el chico le mintió diciendo que sólo estaba cansado, pero respecto a lo demás estaba de maravillas. El mayor no era idiota. Cuando vio el aspecto demacrado del rubio en su puerta supo que algo malo había pasado, y al ver quemaduras en sus manos, rostro y piel de su cuerpo visible pensó que tal vez había sido Keisuke otra vez. Intentó preguntar qué había sucedido, pero el chico se limitó a decirle que no estaba de ánimos para hablar del tema.

—En la mañana debemos ir a ver cómo está Souya— dijo mirando el techo, con su mano libre sobre su pancita. El bebé estaba algo inquieto.

—Mmh...— respondió con los ojos cerrados en un vago intento de volver a dormirse.

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Souya estaba tan feliz de ver a sus amigos acompañándolo desde tan temprano, aunque sus rostros se vieran agotados, como si no hubiesen dormido en la noche.

—Me siento mucho mejor— dijo girando su cabeza para poder ver a todos con el ojo que no tenía inflamado—. Por cierto ¿Cómo te ha ido con Mitsuya, Hakkai?

Los demás desviaron la mirada al alfa quien se sonrojó avergonzado ante la pregunta. Por lo que lograron entender, Hakkai había logrado convencer al mayor de quedarse con él, lo que también incluía a sus pequeñas hermanas, quienes no tuvieron problemas en aceptar su oferta.

—Nuestro alfa favorito ha crecido— bromeó Takemichi riendo cuando Hakkai le pidió no seguir avergonzándolo.

—¿Ya se dieron su primer beso?— preguntó Chifuyu antes de dar un gran sorbo a la taza de té en sus manos.

Hakkai negó con la cabeza, diciendo que no se atrevía pues sentía que Mitsuya sólo lo veía como otro hermano a quien cuidar.

—Pero eso no es un impedimento ¿Verdad, Takemichi?— bromeó Seishu.

Todos rieron al ver la graciosa reacción del pelinegro cuando fue nombrado en la conversación. Sabía que tarde o temprano sería motivo de burla del grupo, y la oportunidad al fin se les había dado.

—Eso es cierto. Míralo, espera hasta un cachorro de su "hermano" y se le ve muy fresco— dijo Nahoya luego de dar un largo bostezo.

Takemichi golpeó su frente con la palma de su mano. Había olvidado decirle a Nahoya que el asunto del bebé debía mantenerse en secreto hasta que pudiera darse el valor de contarles a los demás sobre su situación.

El primero en reclamarle fue Chifuyu, quien le dijo estar muy ofendido, ya que siendo su mejor amigo desde la infancia no tenía idea sobre su embarazo. Luego vinieron los reclamos del resto.

Después de dar las correspondientes explicaciones del tema, Takemichi les confesó que aún tenía sus dudas sobre el cachorro. Estaba demasiado aterrado sobre cómo podría darle una gran vida cuando ni siquiera podía mantener la suya en orden.

—¿Cómo se lo tomó Mikey?— preguntó Chifuyu apoyando la cabeza sobre el hombro de Hakkai a su lado.

—Está realmente ilusionado con la idea de convertirse en padre— respondió jugando con sus pulgares—. Cree que comparto el mismo entusiasmo que él respecto al cachorro, pero no es así.

Chifuyu hizo una mueca. Takemichi tenía la suerte de que su compañero estuviera tan entusiasmado por el bebé que estaba en camino, mientras él tenía que conformarse con los sentimientos recíprocos de Keisuke, y que últimamente sus interacciones eran un poco más frecuentes debido a lo sucedido tras la noticia de la muerte de su madre.

—Hay momentos en que me siento realmente feliz con todo el asunto del bebé, incluso sería capaz de hacer hasta lo imposible para que no le pase nada aún estando dentro de mí— dijo antes de hacer una larga pausa, más que nada para contener las traicioneras lágrimas que amenazaban de caer por sus mejillas—. Pero gran parte del tiempo sólo pienso en que no quiero a este bebé. Todavía me cuesta trabajo asimilar mi lazo con Mikey, y un cachorro empeora todo.

—Si no lo quieres, yo puedo cuidar de él o ella— dijo de pronto Chifuyu.

Seishu lo detuvo en seco. Le dijo que antes de tomar una decisión de ese calibre lo pensara muy bien. Todavía era muy joven para tomar la responsabilidad de un bebé que ni siquiera había nacido, y aunque quisiera hacerse cargo de él o ella, su padre aún podría hacerse cargo. El resto estuvo de acuerdo con las palabras del rubio.

—Es injusto— susurró poniéndose de pie y saliendo de la habitación cuando sintió unas incontrolables ganas de llorar.

Takemichi quiso ir tras él, pero no se lo permitieron.

Resiliencia [Omegaverse] [Tokyo Revengers]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora