doce.

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-¡Cinco minutos equipo!- grito Alma dentro del camerino.

Quedaban solo dos conciertos en España, y luego retornariamos a Bogota.

Como había prometido, cada bache libre lo usaba en trabajar para Mapache. Estaba exhausta.

El ritmo de la gira era intenso, mucho más de lo que imaginaba.
Normalmente el crew iba cuatro horas antes al estadio, a preparar todo. Y los chicos unas dos horas.

Por suerte Koco me había asignado solo encargarme de los inears de todo el crew y los de la banda. Por lo tanto no ocupaba las cuatro horas previas por completo.

Preparaba al crew y me encerraba en el camerino a trabajar hasta que los chicos llegarán. Y durante el concierto corría de un lado a otro para arreglar algún que otro inear, o ayudando a Koco.

-Tini, hay uno de los inears que no esta funcionando correctamente- me hablo Villa.

Me agache a la altura de su trasero para revisar el modulador que se encontraba en el bolsillo de su jean.

-No se vaya a rajar un pedo- bromee haciendo que ría fuertemente.

Villa y yo eramos cada dia más amigos, durante la gira habíamos comenzado a comprar figuritas del mundial para llenar el álbum.

Era nuestra actividad además de sesiones largas de "terapia" por la noche, intentando que él reconecte con su lado escritor.

-Martina, me escucha?- sentí la voz de Koco en mi oído.

-Si, oigo- respondí buscandolo con la mirada en la segunda consola.

-Necesito que suba al escenario, el inear de Villa ha vuelto a fallar, no se está escuchando el mismo- cerre los ojos con frustración.

-Ya mismo- camine por detrás para dirigirme hacia el otro lado del escenario.

En ese momento Amanda se encontraba tomando fotos en el escenario a Martin, entonces aproveche a entrar.

Corri semiagachas hacia la espalda de Villa.

-Soy yo, quédese quieto- hable para que me oyera.

Levante su remera y saque los cables del modulador, para comenzar a cambiarlo.

Al parecer, la indicación que le había dado no la había escuchado, porque me fue casi imposible conectar nuevamente los cables.

Villa no paraba de moverse al ritmo de la música, imposibilitando que haga cualquier cosa.

-¡Quédese quieto!- grite y le pegue una palmada en el trasero.

Mi accion provoco que Villa saltara en el lugar y le saliera un gallo al cantar.

Voltee a reír aún agachas sin poder remediar el error de los inears. Desde el costado del escenario pude ver a Make, Alma y Amanda riendo a carcajadas y filmando el momento con sus teléfonos.

Cuando por fin Villa logró dejar su cuerpo quieto, termine el trabajo.

-¿Oyes?- pregunte.

Volteo para verme desde su altura, y con una sonrisa enorme asintió. Reí cortamente y volví a mi puesto corriendo.

Al terminar el concierto, mientras daban el saludo final, recorrí el largo pasillo hacia el camerino.

Algo de lo que había consumido en el transcurso del día me indigesto y sentí ganas de vomitar.

Como si el cuerpo lo supiera, a medida que me acercaba al baño las ganas amunetaban, logrando que termine corriendo el último tramo.

No se cuanto tiempo estuve en el baño, pero luego de un rato oí voces euforicas y alegres acercándose donde estaba.

Lave mi cara rápidamente y tome unos segundo para reponerme antes de salir con todos.

-¿Martina, donde esta?- oí la voz de Villa gritar.

-Aqui- dije abriendo la puerta.

Volteo y a paso firme con una sonrisa picara se acercó a mi.

-La voy asesinar- dijo para luego subirme a su hombro cual bolsa de papas.

Gran error, Villa.

-No, bajeme- chille- Villa, voy a vomitar- tape mi boca y en microsegundo toque el suelo.

Corrí hacia el baño nuevamente a vomitar.

-¿Esta embarazada?- bromeo Martin cuando salí del baño.

-Si, del Espíritu Santo- le respondí con ironia- fueron los mariscos de ayer. Malisima idea. Nunca más.

Tome asiento en uno de los sillones mientras esperaba que el equipo terminará de echar chisme del concierto. Era costumbre quedarse una hora, aproximadamente, luego del concierto hablando.

Pero me sentía fatal y quería volver en seguida al hotel y descansar.

-¿Se sientes bien?- la voz de Villa llegó a mi oído por detrás.

Como si una brisa hubiera corrido por el lugar, la piel se me erizo al escuchar su voz tan cerca.

Tire mi cabeza hacia atrar y lo vi ahí parado, a mis espaldas.

Nuestros ojos conectaron por unos segundos, y ambos nos sonreímos.

¿Qué me estás haciendo Juan Pablo?

El sonido de nuestra Música - Juan Pablo VillamilDonde viven las historias. Descúbrelo ahora