catorce.

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-Tina- oí muy a lo lejos y me quite los auriculares.

-Mande- respondi mirando a mis jefes esperando que responda el que me había llamado.

-¿Todo listo para el lanzamiento de 40 grados?- pregunto Nicolas.

-Si, esta subido en la nube de Susana- respondí sin ganas.

-¿Se encuentra bien?- pregunto y solo asentí volviendo a colocar mis auriculares.

No estaba teneniendo de mis mejores días, para ser sincera.

No tenía idea en que momento Villamil se había apoderado tanto de mis sentimientos, como para afectarme tanto su salida con otra mujer.

Entre nosotros seguía todo normal, nos hablábamos periódicamente, preguntando como se sentía el otro.

Aún lo seguía ayudando en su crisis, pero él había dejado de preguntar por la canción.

Yo me la sabia a la perfección. Era un tango, jamás lo había oído en ningún lado. Era precioso y me recordaba mucho a mis padres.

-Termine- dije apagando el computador- nos vemos el lunes- salude con la mano desde la entrada.

-Ladilla- grito Nicolas y bufé.

-¿Qué?.

-Hablenos, ¿que le sucede?- se acercó a mi.

-Solo estoy cansada- sonreí a medias- gracias por la preocupación.

Me abrazo cortamente y me dejo ir.

Camino al apartamento decidí que la mejor forma de sacar este mal humor era oír un rato de Taylor y, al llegar, beber una cerveza bien fría.

El apartamento se encontraba frío, no había estado en todo día. En realidad no estaba casi nunca, solo en la cena y para dormir. Me la pasaba en el estudio.

Prendí la calefacción, conecte el teléfono a los altoparlantes y comencé a cocinarme algo rápido mientras bebía la cerveza.

Sentí el teléfono vibrar, pero decidí ignorarlo. No tenía ánimos de hablar con nadie.

Estaba ofuscada conmigo, por dejar que algo me afecte de tal forma. Había pasado más de dos semanas que sabía que Villamil estaba comenzando algo con alguien.

Quizás me molestaba no solo por el hecho de sentir algo por él, sino porque no me había contado, y creía que realmente nuestro vínculo de amistad había trascendido al punto de poder hablar de esas cosas.

El teléfono volvió a vibrar, y por segunda vez lo ignore.

Coloque la comida sobre la barra que separaba la cocina del comedor y me sente a cenar al ritmo de "The Archer".

Había una canción de Taylor para cada momento, era totalmente increíble. Y era una referente en mi vida musical.

-Que carajos- maldije cuando la canción se corto para comenzar a sonar el ringtone de llamada.

Me pare rápidamente en busca del teléfono.

Llamada entrante de "Villamil Morat"

Apreté los labios nerviosa. Tome unos cuantos segundos.

-No piensa responderme?- su voz sonaba risueña.

-Villa, lo siento, estaba cocinando.

-Espero que haya hecho de más, porque me encuentro en la puerta del complejo hace quince minutos.

-¿Qué?- me desespere al saber que se encontraba aquí y yo parecía un vagabundo.

-Se derrite el helado Martina- se quejo.

-Ya salgo- grite dejando el teléfono en el sofá y corriendo a cambiarme por algo más decente.

Me coloque un palazo corto por encima del tobillo, el hoodie de Morat que me había regalado y unas vans, de la forma más rápida posible y corri camino a la entrada.

-Al fin- grito a lo lejos cuando me vio aparecer.

El humor me había cambiado por completo, solo con su presencia.

-Hola Juanpa- lo abrace.

-¿Me extraño?- molesto separándose del abrazo.

-No sinceramente- menti- estaba bastante bien sin usted.

-Okey, entonces me voy.

-Pero deje el helado- sonreí como niña.

-¡Interesada!- exclamó realizando un gesto de dolor, e hizo que carcajee 

Subimos a mi apartamento y volví a colocar Taylor de fondo.

Le serví comida en un plato y nos sentamos a cenar mientras me contaba sobre sus semanas en Los Angeles grabando para su nuevo disco.

No se si había sido la lejanía, el extrañarlo o que, pero se lo veía distinto. Tenía un brillo especial en su rostro, emanaba más alegría que antes, hasta se lo escuchaba más entusiasmado.

Quizás algo de toda nuestra terapia había funcionado y se sentía mejor, más conectado con la música.

-¿Ha logrado escribir algo?- pregunte alejando el plato del borde.

-No, cero- su boca hizo una mueca de resignacion- no se que sucede.

-¿Nada de nada?- negó con su cabeza- que decepción.

-¿Por qué?.

-Es que lo veo tan distinto a la última vez, más alegre, más energético. Creí que algo de todo lo que habíamos hecho había funcionado y por eso se encontraba asi- frunci mis labios.

-Sobre eso- dijo con una chispa de emoción.

-¿Helado?- interrumpí colocando los platos en el lava platos, y el asintió- sobre eso...- aludi a su último comentario para que continúe.

-Conocí a alguien- soltó repentinamente.

El pote de helado se resvalo de mis manos y tuve que actuar rápido para que este no se caiga. Me había puesto nerviosa.

Oí a Villa reír y nombrarme "torpe" mientras se sentaba en el sofá.

Por mi lado, aun estaba algo aturdida. Realmente él iba a hablar de eso conmigo.

-¿Y como se llama?- pregunte mientras servía en compoteras un poco del helado.

-Carolina.

-Y... ¿ya es su novia?- pregunte sentandome a su lado.

-No- comio un poco de su compotera- aún no.

Y el estomago se me cerro por completo.

El sonido de nuestra Música - Juan Pablo VillamilDonde viven las historias. Descúbrelo ahora