quince.

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-Y luego hicimos una visita exprés a Disney- dijo emocionado- eso fue todo.

Había estado unos cuarenta minutos contándome todo lo que había hecho con Carolina en Los Angeles.

Podría mentir y decir que me emocionaba igual que él, pero no. Aún que por fuera sonriera, por dentro sentía el corazón palpitar y el estomago estrujado.

-¿Hace mucho se conocen?- pregunte para no quedar desinteresada.

-Hicimos un semestre juntos en la universidad, luego comencé con Morat y tener que ir a clases era complicado, entonces me atrase unos semestres y no compartimos más.

-Realmente le gusta- sonreí por primera vez sinceramente- se lo ve entusiasmado.

Y el sonrió con algo de vergüenza enamoradiza.

Esa sonrisa me rompía el corazón, porque me daba cuenta lo mucho que me gustaba él y que no era yo el motivo de su felicidad.

Pero al mismo tiempo me alegraba, verlo tan feliz me daba felicidad a mi.

-¿Y usted como estuvo estas semanas?- pregunto.

-Presa- reí- mucho trabajo, pero también compuse mucho. Tengo unas letras por ahí dando vueltas, pero nada concreto como para convertirse en canción aún.

-Quiero oír esas melodías. Y también puede mostrarme las letras.

-Las melodías si, las letras no- ladeo su cabeza serio- me da vergüenza- me excuse.

-¿Con su amigo? ¿Vergüenza? Me ofende.

Si supiera que esas letras hablan de que no quiero ser solo su amiga.

Suspire.

-Dramatico- me fulmino con la mirada- quizás tome valor y se las muestre- sonrió ilusionado- pero no hoy.

-Aguafiestas- reí.

Se formó un silencio cepulcral en el living del apartamento.

Por unos cuantos minutos, ambos dos estuvimos perdidos en nuestros pensamientos, ni siquiera cruzamos miradas.

El silencio lo rompió el sonido de su telefono. Y ambos salimos del trance en el que estábamos.

Lo vi textear con una sonrisa en su rostro y entendí que el mensaje que había recibido, venía de su amada.

-Ay Romeo Romeo- bromee.

-Tonta- me peleo.

Lo abrace repentinamente, y gracias al cielo él lo correspondió. Hubiera quedado como estúpida si no.

-Alguien me extraño- canturreo luego de deshacer el abrazo.

-Pff, ni se lo crea- levante las compoteras vacías llevándolas al lavaplatos.

-La quiero, Martu- hablo mirandome desde el sofá.

-Y yo a usted Villa- le sonreí y comencé a limpiar los trastes.

Al terminar de ordenar lo de la cena, Villa se fue a su casa. Prometió que nos veríamos en la semana, pero sinceramente no creí su promesa.

Se que entre su trabajo, y ahora su nuevo amor lo más probable es que sea poco frecuente nuestra amistad.

Apague las luces y me recosté en la cama con el teléfono.

Ari

Estoy en serios problemas

Suspire mirando el techo. La luz que emanaba la luna se filtraba por las cortinas de la habitación.

Que sentimiento tan feo el no ser correspondido.

¿Como iba a enamorarme así? Era obvio que alguien como él jamás se fijaría en mi.

Ari

Ya reconociste que te gusta Villamil?

Peor que eso, lo reconocí, pero él ya está con alguien más.

...

-Necesito que me envíe el demo 3- mire a Isaza por encima del computador.

Estábamos terminando de realizar la mezcla de una canción.

-Enviado- respondió sin despegar la vista de su pantalla.

-Oiga, le hago una pregunta- hable mientras realizaba el trabajo- ¿Villa que tal?- pregunte.

-Que tal, qué. ¿No se hablan?- me miro.

-No- me contradije- o sea si.

-¿Si o no?- pregunto.

-Si, pero desde que regrasaron de Los Angeles, casi no. Vino a cenar hace unas semanas, y desde entonces sólo hemos hablado dos veces- realice una mueca.

-Debe estar ocupado con trabajo- sentí que mentia.

-Quizas- volví mi vista a la pantalla.

-¿Quiere ir conmigo a una grabación de Morat, mañana?- pregunto.

Su invitación claramente era para animarme, le daba pena. Se notaba.

Tal como había presentido aquella noche, Villa estaba totalmente desaparecido, me había respondido los mensajes, pero el intercambio había sido corto, y por miedo a molestarlo, no volví a escribirle luego de la segunda vez.

-No quiero molestar- respondi- pero gracias por la invitación.

Quizás Isaza reconoció porque me negaba, y por eso su sonrisa emano nostalgia.

No quería ir a entrometerme, ni obligar a Villamil a verme, si no me hablaba o sugería de encontrarnos, por alguna razón especial sería.

El sonido de nuestra Música - Juan Pablo VillamilDonde viven las historias. Descúbrelo ahora