vientitres.

516 44 0
                                    

-No, esa mezcla no me gusta- dije en seco.

-Ogro- acotó Nicolas mirando su computador.

Gire mi vista hacia él y le dedique la seña universal del fuck you.

Pero él tenía razón, me había vuelto un ogro, exigente y malhumorado. Pero no podía reponer mis ánimos de la pelea con Villamil.

Había pasado más de un mes, sin verlo, sin saber nada de él más que las nuevas buenas de Morat. Solo eso.

No nos habíamos escrito, ni llamado, y hasta nos habíamos evitado cruzar en múltiples ocasiones.

Sin embargo, mi humor no cambiaba, y comenzaba a influir en todo lo demás. Las amistades, el trabajo, y el estar sola conmigo.

-Martina- hablo con cansancio Pablo- es la quinta mezcla que probamos, por favor decidase por una. Ya no hay más.

-Pues yo tengo una en mi laptop- subí mis hombros- y es realmente buena, si quiere se la enseño.

Asintió con fastidio. Estaba siendo su peor pesadilla en el día de hoy, pero realmente quería que esta canción quedara bien.

Había escrito yo misma la letra, y ahora estábamos en busca de una melodía que se ajuste, para luego grabar un demo. Luego de eso nos sentiríamos a ver las artistas que teníamos en la productora para presentarles el proyecto.

Estaba entusiasmada, porque era mi primer canción, cien por ciento mía.

Luego de oír mi mezcla, ambos quedaron fascinados, y decidimos hacer algunos ajustes para dejarla lista.

-Mañana la graba- me aviso Pablo.

-¿Mañana?- me asombre. El asintió.

Sin más palabras mediante, cada uno se coloco en sus puestos de trabajo y nos concentramos en las tareas que estábamos realizando.

Cada cierto tiempo Nicolas hacia algún chiste, porque detestaba tango silencio, necesitaba que haya ruido.

Creía que sería un día más en mi vida, un día normal en este mes abrumador que venia soportando.

Pero no.

Still de Niall Horan, comenzó a sonar en mi mente cuando lo vi cruzar por esa puerta.

No solo ingreso el, sino todos los recuerdos de aquel domingo por la mañana. Los recuerdos de aquellas veces en que nos reíamos a carcajadas.

Cuando en Barcelona fuimos juntos a conocer la Sagrada Familia, y ambos quedamos igual de maravillados con los vitraux. No nos alcanzaban los ojos para ver cada parte.

Cuando chocamos nuestras cervezas por primera vez, como sellando un pacto. Nuestro pacto de amistad.

Recuerdos del día que por fin me di cuenta que realmente estaba enamorada de él, y que solo deseaba con lo mas profundo de mis entrañas que él también sintiera lo mismo por mi.

-Hola Martu- dijo parándose frente a mi escritorio.

Quería llorar al oírlo nombrarme así. Quería huir de esa sala.

Y a la misma vez quería lanzarme a sus brazos, abrazarlo fuertemente y pedirle que por favor me ame.

-Hola- intente simular una sonrisa pero creo que más bien salio una extraña mueca- ¿como va?- fui cortez.

Yo misma había dicho quería que tengamos una relación cordial. Pero sinceramente creí que iba a pasar más tiempo hasta verlo.

-Aqui, caminando- uso de metáfora para explicar entre líneas que, tal como a mi, nuestra distancia le estaba costando.

-Si sabe donde llegar...- lanze algo picante.

No sabia por qué estaba a la defensiva.

-¿Y usted?- pregunto ignorando por completo mi comentario.

-Trabajando- no quería hablar de más, temía hacerlo reír y caer en su maravillosa sonrisa, o dejar que me haga reír y reavive aún más las mariposas de mi estómago.

Verlo cruzar la puerta hizo que me de cuenta que aunque quisiera con todo mi ser no quererlo, era imposible.

Villamil quizás no había sabido comportarse conmigo en este último tiempo, pero esto no lo hacía una mala persona. Sólo alguien que cometía errores, como cualquier ser humano.

-Hoy en la noche hay fiesta en el Bar Montañita. Invita Morat, fiesta de lanzamiento del disco- hablo Isaza que había llegado junto a Villa.

No dije absolutamente nada, no estaba segura de ir.

-Usted- se acercó a mi escritorio señalandome- vendrá.

-No lo sé aún, debía haberme avisado antes Isa- dije tranquilamente.

-No fue pregunta, Martina. No puede faltar es fiesta de lanzamiento de disco- dijo como niño quejandose- soy su amigo, no puede hacerme esto.

Su actitud me sacó una sonrisa.

-Okey- rode los ojos- iré- él festejo levantando sus brazos.

De soslayo vi brevemente detrás de Isaza a Villamil sonriendo.

Al final, no solo sería un día bastante movilizante, sino también la noche.

El sonido de nuestra Música - Juan Pablo VillamilDonde viven las historias. Descúbrelo ahora