cuarenta y uno.

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-Que estres- dijo al bajar del avion. 

Lo mire con indignacion.

-¿Que?- pregrunto.

-Marto, la embaraza soy yo ¿y usted se estresa?- dije.

-Me estrese por  usted- reí- ¡en serio!- exclamo dramatico

Rode los ojos sin dejar de reir.

El frio humedo de Buenos aires me calo profundo en los huesos. Habia vuelto a casa luego de un año y un poco más. Mamá se cruzo en mi mente desde el segundo que pise tierra.

-¿Emocionada?- senti su brazo en mis hombros.

-Algo- sonrei nerviosa- ¿tu?

-Ya quiero conocer a tu hermana- sonrio. 

Mi familia no sabia sobre mi llegada, sería todo una sorpresa.

-No es tan agradable como yo- rió- en serio, es un ogro gruñon. 

-Tu lo eres tambien- funci el seño.

-Ella es peor, asi que imaginate lo que es- sacudi mi cabeza- pero estoy segura que te amara, todos en realidad. 

-No estaria tan seguro eso de tu padre, soy quien te embarazo.

-Nah, debes preocuparte solo por mi hermano. Él te arrancara la cabeza- su expresion cambio a preocupacion- es un chiste- intente calmarlo- solo lo de arrancar la cabeza, quizas si no este tan contento- rei. 

-Creo que mejor debes visitarlo tu sola- dijo con miedo. 

-Tranquilo, no te hara daño- relajo su expresion- creo...

-¡Martu!- solte una carcajada- basta por favor. 

-Okey, solo comprate un protector inguinal- su cara fue de llanto total- listo, no mas chistes - dije mientras reia. 

Quisiera decir que la recibida fue tranquila, pero no. Hubo gritos de emoción, tension de parte de Villa. Charla seria respecto a lo irresponsable que habíamos sido, aunque aun así estaba felices por nuestra llegada sorpresa y también por Serena.

-¿Te sientes bien?- pregunto Villa.

-Estoy exhausta- bostece

-Tu habitación se encuentra intacta- menciono mi padre- puedes ir a dormir allí.

Mire a Villa buscando aprobación, ya que en teoría deberíamos volver a hotel en unos minutos.

-Ve, pediré que vengan a buscarme aquí para ir al checksound.

-¿Seguro?, puedo dormir en la van.

-Deseas más que nada dormir en tu cama, ve. Nos vemos a la noche en el concierto, Martu- dijo tomando su teléfono.

Me pare emocionada y bese su cabeza.

-Te quiero- beso cortamente mis labios.

-Mjm- oí el sonido proveniente de mi hermano- no me recuerdes que la embarazaste, por favor.

-Oye- lo regañe.

-No soporto lo colombiana que estas- reí.

Luego de que la van recogiera a Villamil corrí a mi habitación.

Inspire profundo para volver a sentir el aroma de esta. Nada había cambiado. Todo estaba tal cual lo había dejado el último día antes de partir.

-Que placer- dije recostandome.

Me acomode mirando la pared frente a la cama, y pude divisar el portarretrato donde estaba la foto con mi madre. Ella cantando y yo a su lado con el violin.

No pude evitar acariciar la barriga. Serena vendría pronto, y no conocería a su abuela, que sin dudas sería la mejor abuela del mundo.

Duérmete, deja de pensar un segundo.

No supe que sucedió después de eso, solo desperté con los gritos de Arinna.

-Ay por dios- dije abriendo los ojos- dejá de gritar, loca- grite yo.

-Voy a abrir- anunció detrás de la puerta.

-Pasa- la puerta se abrió de golpe y corrió hacia mi- Hola- la salude emocionada.

-¿Lo viste?- pregunto.

-¿Qué cosa?- la mire confundida- Grosera, un año sin vernos y ¿así me saludas?- dije ofendida.

-Nos vimos ayer, exagerada.

La mire confundida.

-Imposible- reí nerviosa- si llegue hoy.

-¿De donde llegaste?- sonaba más confundida que yo- ¿viste el correo de Mapache?.

-¿Qué?- comencé a preocuparme.

Nos miramos en silencio un segundo.

Un sentimiento de desesperación y angustia se formó en mi pecho.

-Te seleccionaron para ir a Colombia, Tina- dijo emocionada.

Y ese fue el comentario que hizo que entre en crisis.
Toque mi barriga rápidamente y ella no estaba.

-Serena- comencé a llorar.

-¿Eh?- me miro confunfida- ¿quien es Serena?.

Un ataque de llanto me innundo y comencé a hiperventilar.

Todo había sido un sueño: mi año en Colombia, mis amistades, los viajes, la música. Mi amor con Villa y nuestra hija.

-No puede ser- la mire entre lagrimas- todo fue un sueño, no puede ser- ahogue un sollozo.

Arinna sin entender nada, me abrazo fuerte y me dejo llorar en su hombro.

Llore por un largo rato en sus brazos, hasta dormirme nuevamente.

Que real se sintió... Serena... Que feliz fui junto a él.

El sonido de nuestra Música - Juan Pablo VillamilDonde viven las historias. Descúbrelo ahora