veintidos

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-Crei dejar en claro que no queria hablar, luego de la quinta llamada rechazada- dije molesta abriendo la puerta del apartamento.

Iba a continuar despotricando hasta que la imagen de un Villamil destrozado aparecio frente a mi y enmudeci.

-Por favor- dijo casi de forma inaudible- solo quiero que me oigas.

-Ese es el punto, yo no quiero oirte- estaba siendo dura.

-Pero... ¿por qué?- su voz se quebro y senti ganas de abrazarlo.

Con todas mis fuerzas contuve mis impulsos y mantuve mi postura.

-Porque el momento de hablar fue ese dia en tu apartamento, cuando tu novia me llamo arrastrada, me trato como trapo y para coronar me echo a gritos- rode los ojos con asco- y si en ese momento no salian tus palabras, al otro dia estaba dispuesta a oirte, y al siguiente tambien. Pero luego dos días se volvieron una semana, y no escribiste ni siquiera un hola fingiendo demencia de aquello.

Un silencio se formo en la entrada de mi hogar.

-Lo siento Villa, pero no. Lo de aquel dia fue la gota rebalsante del vaso- me miro confundido y decidi aclararlo- me has dejado de lado desde nuestra vuelta de España, y entiendo que para ti tu relacion en ese momento era mas importante, te juro que lo entiendo, pero no has sido capaz de siquiera felicitarme ante los lanzamientos de los cuales fui productora principal y tu lo sabias- cerro sus ojos con lamento.

Me miro a los ojos de forma suplicante, llenos de lagrimas a punto de caer. Y todo empeoro.

Habia resistido lo más posible, y no aguante. Un sollozo salio de mi y corri dentro de mi casa para esconderme.

Me sente en mi sofa y escondi mi cara en la palma de mis manos. El llanto no sesaba y creia que iba a desmayarme por la fuerza que empleaba en cada sollozo.

Como si mi cuerpo estuviera vaciandose, de todos esos sentimientos tristes que habia acumulado por tanto tiempo.

Fue cada vez peor cuando el sentimiento de soledad aparecio. No tenia a mi madre, no estaba ella para consolar mi corazon mal herido por amor. No estaba para decirme que no iba a morir de desamor. Que iba a superar esto, que iba a encontrar alguien que me quiera.

Senti unos brazos rodearme y un cuerpo tocando mis manos que aun sostenian mi cabeza.

-Vete- dije sin cambiar mi posicion.

-Lo siento- respondio.

-No, no lo sientes- masculle.

Levante mi cabeza para verlo, con rabia y llena de lagrimas.

-Yo no te importo. Estas aqui porque te sientes solo, porque ella te puso cachos y encima te abandono, y por eso recurriste a mi, la persona mas docil y manipulable. No me quieres. Si lo hicieras en primer punto no hubieras dejado que me falte el respeto, en segundo hubieras escrito, y por ultimo, sabiendo que nada de lo anterior fue hecho, si me quisieras no estarias aqui aun, hubieras respetado mi palabra de no querer verte ni oirte- su rostro denotaba asombro ante mis palabras- asique dejame decirte que no, tu no lo sientes.

Quite sus brazos de mi cuerpo.

-Por favor, vete, no hagas que yo si deje de quererte. Porque si, a pesar de todo, yo aun te quiero y respeto- quizo decir algo pero lo interrupi- por favor Villa, vete. Despues de todo es probable que sigamos trabajando juntos, y me interesa tener un buen ambiente laboral, sin incomodidad. Dejame sanar esto sola- mi labio inferior temblaba.

-Yo si te quiero- dijo por fin tomando valentia.

-No fue lo que demostraste- dije cortante.

Yo era una fuente, las lagrimas no paraban de salir por mas intentos que hiciera en no llorar más.

-Por favor, vete- volvi a pedir y un ataque de llanto fuerte volvio a mi.

Escondi mi cara otra vez en mis manos.

Senti un tacto en mi cabeza, corto y tibio, como un beso de despedida. Y luego oi la puerta cerrarse.

Villamil se habia ido.

Por alguna extraña razon eso me habia angustiado más. Sabia que se lo habia pedido, pero muy en el fondo, a pesar de todo, queria que el se quedara a mi lado y me dijera que no siba a irse. Queria que dijera que me queria mas que a nada, y que me necesitaba.

Pero eso no era asi. Debia aceptar la realidad: él no me queria, no como yo lo queria. Él no me necesitaba.

Me sentia estupida por haberme inventado un cuento en mi mente, creer que Villamil iba a enamorarse de mi: la amiga que lo hacia reir, que lo invitaba a ser mejor artista, lo ayudaba a crecer, y que festejaba sus logros mas que él mismo. La amiga que lo amaba con lo mas profundo de sus entrañas.

La realidad era dura, y por eso el choque habia sido tan grande y doloroso.

El sonido de nuestra Música - Juan Pablo VillamilDonde viven las historias. Descúbrelo ahora