treinta y siete.

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-¿Donde está Martina?- pregunto Villamil

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-¿Donde está Martina?- pregunto Villamil.

-¿Eh?- miro confundio Isaza.

-Eso que le pregunto perro, ¿Donde está?- enseñó la foto en su telefono.

-No lo sé, solo nos pidió el día para descansar, no nos dijo donde iría- mintio.

Juliana se había llevado a Martina a una finca por el fin de semana. Las cosas no mejoraban con Villamil. Cada vez que él quería acercarse a hablarle y pedirle disculpas, ella lo evitaba e incluso lo rechazaba.

Entonces su amiga, había decidido que era tiempo que se tomen un respiro. La presión de estar creando y cuidando de un bebé los estaba comiendo, más su testarudez e inmadurez los separaba cada vez más.

-¿Puede concentrarse en la grabación?- lo regaño Moncho- al menos haga una cosa bien.

Ese comentario había sido un golpe bajo para su amigo, y había desatado una discusión horrible entre ellos.

Villamil en su profundo sentía que no estaba haciendo nada bien, pero tampoco se esforzaba mucho en mejorarlo.

-Entienda que la madre de su hija y la mujer que lo ama con todo su corazón esta dolida porque no puede ser lo suficientemente valiente y decir "Si estoy enamorada de ella, si vamos a tener una hija" frente a los demás. Y deja que la gente especule y la insulte sin razon- Simon tenía razón.

-No es culpa mía que la gente especule, yo no quería que el mundo se enterara por eso mismo.

-No Papo, esta equivocado, esto está pasando porque no fue honesto. No puede hablar de algo que no paso de la forma que creía que iba hacer, porque no lo hizo.

-Quizás si hubiera dicho la verdad desde un principio y pedido respeto, la historia sería otra- el tono de Martin fue tan pacífico y realista que a Villamil lo exaspero.

-¿Y que quieren que haga ahora? Ya es tarde- se excuso en su propio error.

-Deje de excusarse tanto y ponga manos a la obra. Nosotros no debemos decirle que hacer, tiene que pensarlo solo- hablo Isaza ya harto de la situacion- y hágalo rápido antes de que nazca Serena.

-Ella no quiere verme ni hablarme.

-Si lo sabemos, tiene su parte de inmadura también, Juliana esta haciendo su trabajo para ayudarlo. Pero el resto depende de usted nada más Papo. Ahora por favor pongamosnos a trabajar sin interrupciones- volteo su silla hacia el control dando por finalizada la conversación.

____________

-¡No Juli, no!- grite riendo mientras esquivaba una bola de lodo.

-No seas aburrida vamos- tomo nuevamente tierra en sus manos y se acercó a mi- dame un abrazo- pidió y yo negue corriendo.

Comenzamos una guerra de lodo donde ambas quedamos totalmente sucias de pies a cabeza.

-Basta- supliqué

-Hagamos un trato- propuso dejando de lanzar- dejo de ensuciarla si promete solucionar las cosas con Villa- propuso.

-Ya tenía que cagarla- dije volviéndome seria- estábamos teniendo un gran día y tiene que mencionarlo- tire el lodo de mis manos- ya no juego.

Comencé a caminar hacia la estancia para tomar una ducha.

Grave error darle la espalda a Juliana. Senti un impacto en mis espalda y un recorrer que bajaba hacia mi trasero.

-Te mato- dije frenandome sin voltear a verla- te mato- repeti y comence a voltear lentamente- te- calle- mato- grite con fuiria.

-¡Pero ya estabas sucia!- se excuso. 

-¡Fue traicion!- grite y tome nuevamente un a bola de lodo y se la avente.

Pasamos unos minutos más lanzándose barro.

-Me voy- dije.

-Espera- corrió a mi lado- en serio Tini, tienes que arreglar las cosas con él.

-Yo no soy quien la ha cagado, nuevamemente- abrí la ducha- tengo cuatro años menos que él, y se comporta como si fuera menor.

-Eso lo sabemos, es un inmaduro. Pero ha querido acercarse a hablarle y la inmadura fue usted no queriéndolo escuchar- me perseguía por donde caminaba intentando convencerme.

-Mira Juli, no hubo problema alguno que él no me mencionara en ninguna parte. El problema fue que se enojara porque pretendía que yo ocultara mi embarazo- me frene en seco para hablar frente a frente- y está niña inquieta que no para de moverse- baje mi vista hacia mi vientre porque Serena estaba muy movediza- es mi hija también. Y tengo derecho a decirlo.

-Tienes razon. No digo que no, pero realmente deben hablar- suplico.

-Lo pensaré- volví hacia la ducha- déjame pensarlo tranquila mientras me saco esta mugre producto de tu culpa.

-¡Eh! ¿Qué no me ves a mi también?- se señaló de arriba abajo- y esto no fue producto mio- carcajee y cerre la puerta en su cara- ¡Oye! Grosera- grito indignada haciendo que ría más fuerte.

Quizás tenía razón, estaba siendo inmadura en no querer arreglar esto. Pero él debería dar el primer paso, no yo.

El sonido de nuestra Música - Juan Pablo VillamilDonde viven las historias. Descúbrelo ahora