treinta y uno.

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-¿Será que se entero y esta enojado? Por eso viene hablar- mordí mis uñas 

-Es imposible que se haya enterado- respondió Juliana.

Me encontraba sentada junto a Isaza, y veíamos a su novia caminar de un lado a otro con su mano en el mentón, indicando que estaba pensando algo.

-No se que trama- susurro cerca mio Isaza.

-Espero que sea bueno- respondí en el mismo tono.

-Los oigo a ambos- dijo la rubia sin frenar su caminata- ¡Lo tengo!- se posiciono frente a nosotros.

-Ay dios- hablo suavemente Isaza, ya sofocado por la situación.

-Isa y yo nos esconderemos en su habitación, cualquier cosa que suceda, nosotros estaremos para salvarla.

-Es idea más pésima que oí en mi vida- respondió su novio.

-A mi me parece que no- defendí a Juli.

-Miren, oiganme bien ambas. Esto, ni a mi ni a ti nos compete- la señaló a su novia- es algo entre ellos y que deben resolverlo solos como gente adulta que son.

-Pero ¿y si Villa no reacciona bien? ¿Si enoja?- pregunte.

-Si lo hace tendrá que desenojarse solo. Sabía lo que hacía cuando tuvo sexo sin proteccion- dijo con liviandad- y si nos necesita, nos puede llamar por teléfono y vendremos. Pero no nos quedaremos escondidos aqui.

-Ogro- le reproche.

-Y nos iremos en este instante, antes de que se les ocurra algún plan nuevo y ya no tenga tiempo para detenerlas- se levantó del sofá y tomó su chaqueta.

-Lo intente- me miro con pena mi amiga.

-Lo sé, gracias- la abrace.

Despedí a los novios y me prepare un tazón fe yogurt y cereales para comer viendo un poco de televisión. Necesitaba no pensar por un instante en todo lo que estaba pasando.

Fue imposible, repase escenarios posibles ante la noticia que le daría a Villa. También imagine distintas reacciones de su parte. Pero la verdad solo la tenía el tiempo.

-Tengo algo que decirte- me pause- estoy embarazada... de ti.

Quede en silencio unos minutos. Negué y volví a ensayar.

-Tengo una buena y una mala. La buena es que voy a ser mamá, la mala es que es suyo- chite y golpee mi cara- así no Martina, va a pensar que estas disgustada con llevar un hijo suyo.

No me disgusta en lo absoluto, va a salir hermoso.

-Mamá por favor dame alguna señal de que esto saldrá bien- rogue mirando el techo y en ese instante la puerta sono- no es el tipo de señal que uno espera- dije aun sin despegar la vista del techo- confío en ti madre.

Me pare para ir hacia la entrada.

Por alguna extraña razon no tenía nervios, una paz inexplicable invadía mi cuerpo.

-Hol- unos labios interrumpieron mi saludo.

Villa no me había dejado tiempo siquiera de saludarlo, apenas pude abrir la puerta se abalanzó sobre mi y comenzó a besarme con desespero e intensidad.

Al principio no pude reaccionar, había quedado entre confusión y shock, porque para nada esperaba esta acción de su parte.

Pero unos segundos después me dejé fluir y acople mis labios a los suyos. Eran un imán. Cada segundo que pasaba mi cuerpo sentía más necesidad de ellos, como si tuviera una sed eterna que no cesaría con nada.

-Villa- dije agitada despegandome de él.

-No Martu, déjame hablar- no quito sus manos de mis mejillas.

-Es que tengo que decirte algo- lo interrumpí.

-Martu, te quiero, te quiero como no he querido a nadie en mucho tiempo- para nada esperaba esa confesión suya- y fui un idiota como la trate, lo siento, pero más idiota fui al no confesarle mi amor por usted cuando tuve la oportunidad. Y si he llegado tarde, no me lo perdonaré jamas- junto nuestras frentes- por favor dime que no he llegado tarde- susurro.

Negué con mi cabeza confirmado su pedido, pero a la vez que sonreía también comenzaban a caer lágrimas.

Una mezcla de miedo y felicidad se juntaron en mi pecho. Lo obligue a que me suelte porque necesitaba sentarme.

La presión había comenzado a bajarme, y las ganas de vomitar otra vez habían aparecido.

Segundos antes de abrir la puerta me sentía la persona más valiente para comunicarle esta noticia tan pesada. Pero todo había cambiado luego de su confesión.

Debí haber insistido más para que Isaza y Juliana se quedaran, que estúpida fui.

-¿Aun sigues mal?- me sostuvo de la cintura hasta que me recosté en el sofá con su ayuda.

Asentí sin hablar, y le señale un balde que se encontraba al lado del rack del televisor.

Vomite al instante que me lo coloco frente. Asi que decidió llevarme hasta el baño de mi habitación.

-¿No ha ido al medico?- pude oír su pregunta mientras aún continuaba vomitando en el inodoro.

Deje caer mi trasero al suelo dándole descanso a mis rodillas. Villamil vacío el inodoro a la vez que me daba un papel para limpiarme.

-Me preocupas Marti- agacho su cuerpo a mi altura- estas palida- toco mi frente con el dorso de su mano.

-Villa- me encontraba muy débil.

-Dime- sonrió a medias.

Por favor mamá, dame fuerzas para comunicar esto.

-E estoy- tartamudee- estoy embarazada de ti.

El sonido de nuestra Música - Juan Pablo VillamilDonde viven las historias. Descúbrelo ahora